sábado, 7 de septiembre de 2024

Elon Musk: el golpismo digital de un narcisista y sociópata

 

Elon Musk, dueño de la plataforma X (antes Twitter) y de otras compañías, ha protagonizado, en las últimas semanas, actos de golpismo digital, sin precedentes. Primero, inició un golpeteo político-ideológico contra Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y triunfador en las pasadas elecciones presidenciales de ese país soberano. Apoya abiertamente a la golpista, la derechista María Corina Machado, y a su botarga, quien se ha declarado ganador de la contienda electoral, pero sin probar ante las autoridades electorales su supuesto triunfo. Pero X, le ha servido de escaparate golpista para diseminar odio y mentiras, además de presentar una serie de imágenes de supuestas actas electorales, las que ha usado, tanto Musk, sus trolls y bots, como Estados Unidos, la prensa corporativa derechista y la Unión Europea para convertirse en supremos poderes electorales, y declarar ganador a la marioneta de Machado.

Pero el golpismo del narcisista y sociópata dueño de Tesla, escaló en el caso de Brasil. Un juez le ordenó cerrar una serie de cuentas fascistas en X, propagadoras de mentiras, teorías conspiracionistas y auténticos vómitos de odio y desprecio racial, misógino, homofóbico, transfóbico, clasista, para favorecer al fascista Jair Bolsonaro, quien, al perder la presidencia, operó una intentona de golpe de estado en ese país sudamericano. Con la intención de eludir la sentencia de un juez, cerró su representación en Brasil, pero siguió con el golpeteo fascista contra el gobierno de Lula da Silva, presidente brasileño, quien, ante la actitud golpista del narcisista multimillonario fascista, tuvo que intervenir para denunciar la intentona de Musk. El sociópata Musk, es multimillonario gracias a las complicidades de gobiernos derechistas y por eludir las leyes soberanas de distintas naciones. No tanto por la tecnología que sus empresas desarrollan.

Los multimillonarios como Elon Musk, no solo pretenden incursionar políticamente, sino también promover lo que a su narcisismo y sociopatía satisface. Para estos individuos, la democracia estorba, los negocios depredadores son lo que los mueve. En X, pretende que el golpismo digital es igual a libertad de expresión, sin importar que se propaguen mentiras y odio contra naciones y políticos que le impiden adueñarse de los recursos naturales y violentar las leyes soberanas. En Venezuela amenaza al gobierno de Nicolás Maduro, con el interés por apropiarse del petróleo, una de las reservas más importantes del mundo. En Brasil, además de promover el regreso del fascista Jair Bolsonaro, busca derrocar a un gobierno democrático y violentar las leyes soberanas del país. Sin olvidar que durante el mandato del fascista Bolsonaro, se impuso una política depredadora para arrasar con la Amazonia, el fundamental pulmón del mundo.

No es casual que el narcisista y sociópata Elon Musk tenga entre sus grandes amigos a otro similar: Donald Trump, quien recién prometió inventarle un cargo gubernamental de ganar la presidencia en noviembre próximo, para que el multimillonario se entretenga supuestamente saneando las finanzas públicas y restringiendo presupuestos en áreas de seguro fundamentales y que afectarán a las minorías no anglosajonas estadounidenses. El supremacismo blanco no es un fantasma en Estados Unidos, es la encarnación real del sueño americano. Quien señale que la Constitución de ese país “no es neoliberal”, lo cual es un absurdo porque el término fue acuñado en el último tercio del siglo XX, ignora que los fundamentos que crearon la Unión Americana fueron los de un capitalismo agresivo, invasor, depredador, dominante, imperialista. La Constitución de ese país refrenda los aspectos básicos de la acumulación capitalista y el expansionismo imperialista.

El sueño americano que pregonan Donald Trump y Elon Musk no es para el mundo, es para ese sector supremacista blanco, racista, clasista, que se enriquece a costa de millones de personas y con dinero público. Todas las empresas de Elon Musk están subsidiadas por el gobierno estadounidense. La empresa espacial de Musk, recibe fondos federales de la NASA, por ejemplo.

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