viernes, 29 de noviembre de 2024

Canadá: hipocresía y oportunismo

 

En la reunión del G20, la presidenta de México anunció que se reunión con el hipócrita primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, había sido muy amigable, pero el mandatario canadiense, quien, según las encuestas podría ir de salida, traía detrás el ataque de gobernantes de las provincias de su país con juego sucio. No solo se trataba de denostar a México, sino de pretender sacar del T-MEC a México, cuando Canadá ni siquiera puede satisfacer el mercado estadounidense, excepto con su producción de fentanilo, como se ha revelado recientemente el “hallazgo” de grandes –enormes, que son incomparables con lo encontrado en México- laboratorios de esa droga sintética que surte, tanto al mercado canadiense como al de Estados Unidos. Las sociedades canadienses y estadounidenses, caminan paralelamente en cuanto a adicciones.

Previo a la plática telefónica de la presidenta de México con el presidente electo Donald Trump, el premier de Canadá se comunicó con Trump y difundió que había sido una conversación amistosa, pero posteriormente se reveló que no hubo tal. A diferencia de la conferencia de Claudia Sheinbaum con Donald Trump, quien posteó en su red social, una verdad y una media verdad, el encuentro telefónico con Trudeau fue amenazante. En este contexto, uno que otro gobernador de algunas provincias canadienses, le han ofrecido a Trump “colaborar” con la deportación de migrantes y con cerrar sus fronteras, lo que posteriormente fue matizado. En Canadá se ha desatado el terror político y el caos, lo que se lo quieren cobrar a México, cuando, la presidenta ha recordado reiteradamente, que Canadá está en el T-MEC porque México intercedió con Trump para que ese país permaneciera en el acuerdo, pues Trump lo rechazaba.

En Canadá como en Estados Unidos, la inmigración mexicana está presente. Por supuesto, es incomparable con la presencia histórica y el enraizamiento de al menos tres generaciones de mexicanos y mexicano-estadounidenses en Estados Unidos. Asimismo, existen con ambos países sendos tratados para regular la movilidad laboral por medio de visas para que contingentes de trabajadores mexicanos, agrícolas y de otras especialidades, anualmente se inserten en los mercados laborales de la Unión Americana y Canadá. Y a pesar de que se ha denunciado continuamente que el tratado laboral con Canadá viola derechos laborales y humanos, el mismo sigue en pie. Por ello es que la hipocresía y oportunismo de Justin Trudeau y de los gobernadores de las provincias de ese país son vomitivas. En Estados Unidos, tanto la inmigración indocumentada y documentada son fundamentales en diversas industrias, pero en Canadá varios sectores económicos no funcionarían sin la migración laboral documentada.

No hay duda que el trato de Donald Trump a la presidenta de México fue diferente respecto al primer ministro de Canadá, pero no solo porque es mujer, pues el presidente electo de Estados Unidos no se distingue por diferencias en su interacción con hombres y mujeres, sino porque la relación comercial y, en general, en cuanto a temas migratorios y el trasiego de drogas –fentanilo- es mucho más importante que con su vecino canadiense. El exabrupto de un canadiense aludiendo a que se sentía insultado por Trump porque los canadienses son blancos, no surtió efecto en cuanto a la sumisión que perfila un periodista canadiense que su país tiene que poner en práctica. México, en palabras de la presidenta, defenderá su soberanía y exigirá respeto en la relación bilateral. Por eso, la amenaza de imponer aranceles de 25%, fue respondida con certeza y precisión: en principio, afectará a los estadounidenses, sin descartar a México. Y la caída de las acciones de empresas estadounidenses, como General Motors y otras dos firmas, fue contundente.

La amenaza en México, ante la respuesta puntual, segura y contundente, no tuvo efectos. El peso se cimbró, pero hoy se situó en 20.38 por dólar, es decir, no llega la debacle anunciada por la derecha mexicana. México parece estar manejando al Trumpismo a pesar de las amenazas.

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