Trabajadores blancos, mujeres, latinos/hispanos y afroamericanos votaron
para que Trump, el empresario delincuente y sus secuaces –prácticamente todo su
gabinete, con muy pocas excepciones, son delincuentes- administrara Estados
Unidos. Según diversos testimonios, la economía fue central para decidir el
voto en general, pero por origen étnico, género y clase, las motivaciones
varían. Las mujeres que votaron por Trump lo hicieron contra otras mujeres,
favoreciendo a un abusador sexual y un hombre que seguirá restringiendo sus
derechos –como el aborto durante su primer mandato, pero vienen más cambios.
Entre algunos hispanos/latinos, la economía, la inmigración y la transfobia
sobresalen entre sus razones.
El voto por Trump, resume dos aspectos que algunos analistas plantean:
desencanto e irracionalidad. Es decir, el nuevo mainstream Trumpista está
alimentado por humanos y humanas irracionales y desencantados. Es entendible
que la clase trabajadora blanca, anglosajona y evangélica, se haya desencantado
con el Partido Demócrata, porque se convirtió en un partido de las elites. Pero
el Partido Republicano es también un partido de las elites. Los nombramientos
de funcionarios que Trump sigue haciendo, nombrados que, no solo no saben nada
del asunto para los que son convocados, sino también son de las elites
políticas y económicas. Elon Musk, quien tiene el encargo de acabar con los
trabajadores de cuello azul, muchos blancos anglosajones, es el hombre más rico
del mundo. Los blancos anglosajones no votaron por su victimario, pero Trump
sabe pagar bien a quien le dio más de 100 millones de dólares para su campaña.
45% de los hispanos/latinos votó por Trump. De este porcentaje, 3 de 10
de origen mexicano lo favorecieron, mientras las amenazas de deportación
crecen: restringir el derecho de los nacidos en Estados Unidos a la ciudadanía,
aunque tendría que reformar la Constitución estadounidense, es una amenaza
latente; expulsar a los padres y madres de los nacidos en la Unión Americana, deportar
a familias completas, proscribir a los indocumentados –alrededor de 7-8
millones de mexicanos-, usar a las fuerzas armadas de ese país para organizar
una deportación masiva, entre otras medidas que darán continuidad a los cambios
que Trump hizo durante su primer mandato al sistema migratorio, parecen
inminentes. Donald Trump tiene, a partir de enero de 2025, solo 4 años para
hacer realidad su agenda supremacista, racista, clasista, blanca, anglosajona
para salvar, en sus propias palabras, el “american way of life”.
En este sentido, el nuevo mainstream estadounidense no incluye a los
cerca de 40 millones de latinos/hispanos. Se trata de “recuperar” el sueño
americano para millones de anglosajones blancos protestantes, a millones de los
cuales no les interesa hacer los trabajos que millones de hispanos/latinos
hacen, particularmente los indocumentados. Lo que señalo, es que salvar el “sueño
americano”, no incluye a los inmigrantes, menos a los mexicanos que “contaminan”
la sangre blanca anglosajona, en palabras de Trump. Y según parece, apenas tome
posesión la amenaza electoral será hecha realidad: pretende declarar una
emergencia nacional y usar a las fuerzas armadas de Estados Unidos para
comenzar con las expulsiones masivas. Parece obvio que los primeros en ser
expulsados, serán los indocumentados, pero pende sobre las cabezas de otros
inmigrantes la delirante amenaza: dreamers, quizás recién naturalizados, familias
mixtas –residentes legales, naturalizados e indocumentados) y la posibilidad de
ordenar quitarles la ciudadanía a los nacidos en ese país.
Si bien, quitar la ciudadanía a los nacidos en Estados Unidos, hijos de
inmigrantes de diverso origen y estatus legal, requeriría reformar la
Constitución estadounidense (14ª enmienda), no olvidemos que tiene a su favor
las Cámaras de Representantes y de Senadores, y la Suprema Corte. Con los votos
de los republicanos y jueces conservadores puede hacer muchas cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario