miércoles, 20 de noviembre de 2024

Mainstream Trumpista: desencanto e irracionalidad

 

Trabajadores blancos, mujeres, latinos/hispanos y afroamericanos votaron para que Trump, el empresario delincuente y sus secuaces –prácticamente todo su gabinete, con muy pocas excepciones, son delincuentes- administrara Estados Unidos. Según diversos testimonios, la economía fue central para decidir el voto en general, pero por origen étnico, género y clase, las motivaciones varían. Las mujeres que votaron por Trump lo hicieron contra otras mujeres, favoreciendo a un abusador sexual y un hombre que seguirá restringiendo sus derechos –como el aborto durante su primer mandato, pero vienen más cambios. Entre algunos hispanos/latinos, la economía, la inmigración y la transfobia sobresalen entre sus razones.

El voto por Trump, resume dos aspectos que algunos analistas plantean: desencanto e irracionalidad. Es decir, el nuevo mainstream Trumpista está alimentado por humanos y humanas irracionales y desencantados. Es entendible que la clase trabajadora blanca, anglosajona y evangélica, se haya desencantado con el Partido Demócrata, porque se convirtió en un partido de las elites. Pero el Partido Republicano es también un partido de las elites. Los nombramientos de funcionarios que Trump sigue haciendo, nombrados que, no solo no saben nada del asunto para los que son convocados, sino también son de las elites políticas y económicas. Elon Musk, quien tiene el encargo de acabar con los trabajadores de cuello azul, muchos blancos anglosajones, es el hombre más rico del mundo. Los blancos anglosajones no votaron por su victimario, pero Trump sabe pagar bien a quien le dio más de 100 millones de dólares para su campaña.

45% de los hispanos/latinos votó por Trump. De este porcentaje, 3 de 10 de origen mexicano lo favorecieron, mientras las amenazas de deportación crecen: restringir el derecho de los nacidos en Estados Unidos a la ciudadanía, aunque tendría que reformar la Constitución estadounidense, es una amenaza latente; expulsar a los padres y madres de los nacidos en la Unión Americana, deportar a familias completas, proscribir a los indocumentados –alrededor de 7-8 millones de mexicanos-, usar a las fuerzas armadas de ese país para organizar una deportación masiva, entre otras medidas que darán continuidad a los cambios que Trump hizo durante su primer mandato al sistema migratorio, parecen inminentes. Donald Trump tiene, a partir de enero de 2025, solo 4 años para hacer realidad su agenda supremacista, racista, clasista, blanca, anglosajona para salvar, en sus propias palabras, el “american way of life”.

En este sentido, el nuevo mainstream estadounidense no incluye a los cerca de 40 millones de latinos/hispanos. Se trata de “recuperar” el sueño americano para millones de anglosajones blancos protestantes, a millones de los cuales no les interesa hacer los trabajos que millones de hispanos/latinos hacen, particularmente los indocumentados. Lo que señalo, es que salvar el “sueño americano”, no incluye a los inmigrantes, menos a los mexicanos que “contaminan” la sangre blanca anglosajona, en palabras de Trump. Y según parece, apenas tome posesión la amenaza electoral será hecha realidad: pretende declarar una emergencia nacional y usar a las fuerzas armadas de Estados Unidos para comenzar con las expulsiones masivas. Parece obvio que los primeros en ser expulsados, serán los indocumentados, pero pende sobre las cabezas de otros inmigrantes la delirante amenaza: dreamers, quizás recién naturalizados, familias mixtas –residentes legales, naturalizados e indocumentados) y la posibilidad de ordenar quitarles la ciudadanía a los nacidos en ese país.

Si bien, quitar la ciudadanía a los nacidos en Estados Unidos, hijos de inmigrantes de diverso origen y estatus legal, requeriría reformar la Constitución estadounidense (14ª enmienda), no olvidemos que tiene a su favor las Cámaras de Representantes y de Senadores, y la Suprema Corte. Con los votos de los republicanos y jueces conservadores puede hacer muchas cosas.

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