martes, 24 de diciembre de 2024

¿Ideología de género?

 

¿De qué hablan la derecha y la Iglesia católica cuando despotrican en contra de lo que dicen es “ideología de género”? La “ideología de género” no existe. Existen los géneros, masculino y femenino, según el lenguaje normado por la Real Academia Española, pero la teoría feminista va más allá de la normativa de una instancia que ha sido rebasada, no solo por los españoles locales latinoamericanos, sino por la ciencia social y humanística. La “ideología de género”, es una construcción sociopolítica de la derecha, para combatir el empoderamiento de las mujeres en el contexto de la sociedad patriarcal. Patriarcalismo que favorece el abuso, el feminicidio, la violencia contra las mujeres.

Lo que la derecha y la Iglesia católica y el protestantismo evangélico pentecostal llaman “ideología de género”, es un planteamiento, anclado en las tradiciones académicas del conocimiento científico social y humanístico, que desvela lo que históricamente se ha negado, desconoce o ignora. Los géneros, femenino y masculino, son construcciones culturales e históricas, lo que en su momento me hizo rememorar mis cursos sobre materialismo histórico y materialismo dialéctico, en los que entendí que el trabajo es una categoría histórica y científica. No es solo abstracta, sino concreta acorde con el sistema socioeconómico en el que nos ubiquemos. El patriarcado capitalista ha pretendido hacernos creer que los humanos solo somos lo que nuestros genitales dicen, ignorando incluso a las personas que nacen con ambas características.

Negar la historicidad de los cuerpos humanos, pretender que la naturaleza humana es ahistórica y distópica, suponer que los humanos somos simple biología, naturaleza pura, es ocultar e ignorar los procesos sociohistóricos y las formas culturales e ideológicas de las distintas sociedades humanas. La humanidad es una, sí, pero como la paleontología, la paleontropología, entre otras disciplinas científicas, siguen demostrando, es sobre todo diversa. Fenotipos, genotipos, colores de piel, colores de ojos, estaturas, complexiones físicas, formas de organización y producción de cultura diversas, sociedades en las que las mujeres y los hombres han jugado, históricamente hablando, papeles distintos. Los estudios de género están fundamentados en evidencias científicas, no en ideologías basadas en las creencias, la fe y las religiones.

La fe, la religión y las creencias que el patriarcado pretende universales, únicas, ahistóricas, distópicas, no pueden seguir ocultando y negando las realidades de los géneros. Las mujeres y los hombres están histórica, social y culturalmente construidos. Por ejemplo, durante décadas se supuso que las mujeres eran acompañantes reproductoras de los hombres prehistóricos y cuidadoras de sus crías, pero las evidencias se imponen: han sido quienes han contribuido, de manera fundamental, a la domesticación de las plantas, a la agricultura y a otros procesos que ha implicado el camino de la civilización. Asimismo, en el centro de los procesos civilizatorios, la mujer ha sido crucial.

El capitalismo no solo cambió la organización de la economía y la sociedad, poniendo las bases de los procesos de acumulación, explotación de unos humanos sobre otros e hizo de la tasa de ganancia su motor, también potenció la estructura patriarcal, confinando a las mujeres a posiciones ínfimas, negando su historicidad. El hombre no es la humanidad, es solo una parte, pero durante su camino hacia la civilización su “naturalidad” se fue construyendo histórica y socialmente. En este contexto, los estudios de género también han visibilizado los otros cuerpos que habitan en hombres y mujeres. La diversidad sexual también es parte de la naturaleza humana. La heterosexualidad no es la pauta central de la civilización humana. Existe una diversidad que, aunque minoritaria, es histórica y socialmente parte de los procesos civilizatorios. El género no es un simple asunto biológico o natural, es una construcción histórica y social.

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