Parafraseando al gran José Revueltas, por su Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, en el que argumentaba que,
al momento de haber escrito esta gran obra, no había un partido político que
guiara a la clase obrera mexicana, es interesante apuntar que la derecha
mexicana no tiene quien la guie, pero tampoco una cabeza que piense, argumente
y proponga alternativas más allá de lo que el libertarismo caótico y aniquilador
que promueve. Javier Milei, quien llegó a la presidencia de Argentina, por el
hartazgo a los gobiernos peronistas-kirchneristas que se agotaron tan rápido
como llegaron al poder. Cuando al progresismo y a cierta izquierda se le agotan
las políticas llevadas a la práctica y la atención de las necesidades reales de
los ciudadanos que los votaron favorablemente, los monstruos de la derecha se
ven complacidos por el voto de esos ciudadanos que creen que hundir el Estado,
cortar políticas públicas y fondos públicos a todos los sectores de la
población, ayudará a una nación en la que la miseria campea por todos los
rincones.
En ese país, otro cónclave de la derecha latinoamericana y mundial, no
se plantearon rutas y proyectos de nación, solo insultos, diatriba y odio en
contra de los ciudadanos que han decidido elegir, acogiéndose a los valores de
la democracia burguesa, candidatos progresistas y de izquierda que cambien, no
solo la manera de hacer política y políticas públicas, sino también renovar a
la anquilosada clase política de sus países. Javier Milei y su narrativa de los
“zurdos de mierda”, lo único que está haciendo es hundir a una gran nación como
la argentina, en la que ya más del 50% de la población cayó en pobreza y la que
era pobre solo ve cómo empeora su situación. En el caso del empresario mexicano
Ricardo Salinas Pliego y su discurso sobre los “gobiernícolas” y hacer que los “zurdos
regresen a las alcantarillas de donde salieron, tampoco se alcanza a ver un
programa político, una propuesta de nación, una alternativa real para millones
de ciudadanos que siguen hundiendo electoralmente a la derecha.
Ni Javier Milei ni Ricardo Salinas Pliego, son esa cabeza que necesita
la oposición. La narrativa de ambos está constituida por improperios, insultos
y odio. El programa de gobierno de Milei, está basado en retacería neoliberal
de extrema derecha. Por supuesto que es preocupante que un individuo como el
presidente de Argentina pretenda diseminar su arsenal político-ideológico con
reuniones en las que se busca articular a las derechas latinoamericanas y
mundiales, pues da cuenta, por un lado, del poder económico que la sustenta, y
por el otro, de un vacío programático que, en algún momento, podría ser suplido
con las armas de los ejércitos golpistas. Las dictaduras en el cono Sur no necesitaron
de un gran bagaje conceptual y teórico para derrocar a gobiernos progresistas. Simple
y llanamente asaltaron el poder con tanques y metralla, asesinando o encarcelando
a presidentes progresistas, electos por el pueblo, y aniquilando y
desapareciendo con total impunidad a militantes, pensadores y artistas
progresistas y de izquierda.
Por su parte, Ricardo Salinas Pliego, el empresario mexicano
multimillonario explotador de sus trabajadores, abusivo en “pagos chiquitos”
contra miles de mexicanos que no tienen otras opciones para adquirir bienes,
misógino, deudor de miles de millones de pesos de impuestos al fisco mexicano,
corruptor de jueces y ministros del Poder Judicial y la SCJN que lo ampara para
no pagar sus impuestos, diseminador de odio contra mujeres y hombres que lo
cuestionan, tampoco tiene un discurso alternativo. En la red social X se dedica
a denostar y diseminar odio en contra de mujeres de la 4T, y haciendo de su
narrativa de odio y desprecio en contra de los ciudadanos mexicanos estandarte
de una derecha que sigue anclada en un modelo económico que le dispensó
privilegios fiscales e hizo crecer su fortuna saqueando al Estado mexicano y
corrompiendo jueces y magistrados. La concesión televisiva que posee la obtuvo
con dinero saqueado al erario público en tiempos de Carlos Salinas de Gortari,
supuesto préstamo de su hermano Raúl Salinas.
En este sentido, la “batalla cultural” de la derecha parece perdida,
pero es peligrosa porque las oligarquías y los políticos de derecha, extrema derecha
y fascistas, pueden comprar, sin argumentos políticos, solo con el miedo de los
generales derechistas al “comunismo”, a las fuerzas armadas para perpetrar
golpes de Estado y masacres en contra de naciones y pueblos enteros. No olvidemos,
en México, el 68, el 71, y el asesinato de líderes como Lucio Cabañas y el
aniquilamiento de la Liga 23 de Septiembre y otras organizaciones clandestinas
y radicales. Tampoco los cruentos golpes de Estado en Sudamérica y el asesinato
y desaparición de miles de militantes de izquierda. Son las lecciones que
tenemos que aprender y tener presentes.
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