En las décadas neoliberales en México, ciertos grupos de académicos
centraron sus esfuerzos en hacer de la apuesta neoliberal el enfoque analítico,
teórico y metodológico único, sobre todo en el campo de la economía y otras
disciplinas académicas cercanas. Por ejemplo, convirtieron al CIDE (Centro de
Investigación y Docencia Económicas) en el ente privilegiado para la formación
de capital humano, haciendo un lado su carácter de Centro Público de
Investigación (CPI) del entonces CONACYT. No solo en sus aulas se educaban
cuadros para nutrir el neoliberalismo como ideología y fundamento de las
políticas públicas y los gobiernos afines, sino también competía con centros
como el ITAM y otros, cobrando fuertes cantidades a quienes ingresaban al CPI.
Cuando María Elena Ávarez-Buylla, reconocida científica mexicana, asumió
la dirección del CONACYT, incluso promoviendo su cambio de nombre para darle a
las Ciencias Sociales y Humanidades un lugar menos marginal, emprendió una
limpieza no solo del CONACYT sino también de los CPI. En algunos no tuvo éxito,
pues los anquilosados círculos académicos impidieron la renovación y, hasta la
fecha, siguen reinando en los CPI, repartiéndose el ya reducido presupuesto
público para la docencia e investigación científica. En el CIDE, el grupúsculo
de neoliberales que se sentían dueños de la institución hasta organizó marchas
y rebeliones internas.
Finalmente, el actual director del CIDE tomó posesión y promovió cambios
internos para “desneoliberalizar” a la institución, no sin enfrentar presiones,
pues la instancia académica prácticamente había sido entregada a la derecha
empresarial y organizaciones, supuestamente de la sociedad civil, como
Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, propiedad del jefe del PRIANRD,
Claudio X. Gonzalez. Pero recientemente, un sicario del Banco de México,
representan de este organismo autónomo del Estado mexicano en la junta de
gobierno del CIDE, propinó una andanada de insultos y señalamientos racistas y
clasistas. Afirmó, ante la reciente contratación de nuevos docentes, que
incluía algún egresado del propio CIDE, que “solo las contrataciones de
extranjeros garantizan la calidad académica”.
Las expresiones del neoliberal del Banco de México, institución cuya
autonomía no puede ser entendida como salvaguarda de la impunidad y perversión
neoliberal, requirieron que el director del CIDE solicitara a la gobernadora
del BdeM, la sustitución del citado funcionario, funcionaria pública que fue
propuesta por AMLO para ocupar el cargo. No hay duda de que el BdeM sigue
tomado por el neoliberalismo que durante décadas argumentó que, por ejemplo,
subir los salarios mínimos implicaría mayor inflación, así que los trabajadores
y empleados mexicanos podían esperar que por la magia inflacionaria mejoraran
sus ingresos, cuando perdieron, durante las décadas neoliberales, más de 70%
del poder adquisitivo. Y con el gobierno de AMLO y la presidenta Claudia
Sheinbaum, se ha demostrado que el dogma neoliberal de la inflación es basura
tecnicista, ideológica y política.
Como quiera, el reino neoliberal no acaba de implosionar en diversas
instituciones académicas y gubernamentales del país. Los neoliberales siguen
aferrados, tanto al presupuesto público, como a sus dogmas, los cuales suponen
intocables y superiores en términos raciales y clasistas. Según ese funcionario
del BdeM, solo los extranjeros, educados en universidades del mainstream estadounidense
o europeo, garantizan la mejoría de las instituciones académicas mexicanas. Los
morenos, educados en instituciones de educación superior en México, son
mediocres y están muy lejos de abonar a una “educación de excelencia”. La mediocridad,
racismo y clasismo del funcionario Bazdresch, hijo de un neoliberal que hundió
al país en la ignominia, que justifico el atraco de sus tecnócratas al pueblo
mexicano y al erario público, educado en el extranjero con tecnicismos ideológico-políticos,
es evidente y reprobable.
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