Antes del contundente triunfo de AMLO en 2018, Carmen Aristegui fue
construyendo una reputación como periodista que le implicó reconocimientos y
premios, coronándola como una comunicadora que caminaba haciendo un periodismo
crítico, documentado y basado en análisis igualmente bien fundamentados. Después
de la censura de que fue objeto en los gobiernos del narco Felipe Calderón y el
corrupto Enrique Peña Nieto, decidió lanzar su propia plataforma de noticias,
en la que era común la intervención de diversos comentaristas, periodistas y analistas
de variado perfil político-ideológico. Pero después de que AMLO asumió el Poder
Ejecutivo y planteó una política de comunicación en la que una parte del
periodismo mexicano fue foco de categóricos señalamientos, ante su alineación
al viejo régimen, partidos políticos y políticos de derecha y sectores de la
oligarquía agraviados por la política económica de la 4T –que incluyó atacar la
corrupción y el saqueo de grupos empresariales y dueños de medios de
comunicación corporativos-, la entonces “gran” periodista se colocó a la
derecha del espectro político.
En el caso de Carmen Aristegui, su plataforma de noticias es financiada,
entre otros, por Grupo Reforma, cuya línea editorial antiAMLO, anti4T y
antiMorena es evidente. Asimismo, varios de sus comentaristas, algunos, además
de escribir en el periódico Reforma, han plantado una narrativa de odio, antiperiodística
y llena de mentiras, insultos y diatriba. Solo mencionaré a Figueroa, uno de
los esbirros de Aristegui, que hace un par de semanas despotricó en contra de
la presidenta de México, solo porque todos le dicen Doctora, título que se ha
ganado a pulso, pero el citado opinador explotó en un odio irracional, permitido
por la titular de su propio programa noticioso. En este contexto, es
interesante también señalar el gran despliegue mediático que le otorga a la
narconovelista Anabel Hernández, quien cada vez que aparece en Aristegui
Noticias, inventa más historias en contra de AMLO y Claudia Sheinbaum. Hace varios
años, la misma pseudoperiodista había recalcado que no tenía pruebas de que
AMLO fuera corrupto o tuviera nexos con la delincuencia, pero en el marco de la
reciente campaña electoral, cambió su discurso, asegurando que el expresidente
había recibido una maleta cargada de dinero del narco.
Pero la narconovelista tiene compañía. Es el caso de Ricardo Ravelo, uno
de los amigos del izquierdista buenaondita Julio Astillero (Julio Hernández
López), quienes disfrazan su odio y desprecio a AMLO, la 4T, Morena, el
obradorismo, Claudia Sheinbaum, repitiendo la diatriba del narconovelismo.
Ravelo, sin pruebas, sin documentar su narrativa, pero con odio feroz, acusa,
como Anabel Hernández, a AMLO por supuestos vínculos con el narco, lo que hace
extensivo a la presidenta de México. En este narconovelismo, no se ven las
pruebas, sino solo los dichos de un personaje que se oculta en la fachada del “periodismo
crítico y de investigación”, amplificado por la postura izquierdo buenaondita
de Julio Astillero. Con el supuesto “periodismo en resistencia” y financiamiento
aparentemente de sus seguidores, el periodista de La Jornada, alimenta su canal de Youtube con “periodistas” y “analistas”
que juegan a golpear al gobierno de la 4T. Con algunas excepciones, varios de
sus invitados, arman una narrativa que raya en el golpismo. Son personajes dispuestos
a poyar el derrocamiento, de darse, del gobierno progresista.
En otro lado he planteado el ascenso del periodismo delirante en México.
En los medios corporativos, el golpismo y el apoyo al Lawfare ha sido evidente.
Al favorecer al Poder Judicial con sus comentarios y total sustento, incluso
con mentiras e insultos, en su momento la comentocracia de derecha suponía que la
SCJN debía deponer al gobierno progresista, porque sin duda temen a un Poder
Judicial electo por los mexicanos. A la prensa golpista no le interesa la
democracia, menos que el pueblo participe en las decisiones de política
pública, pues les implica que sus privilegios, y los de la derecha partidista y
la oligarquía, se vean afectados.
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