martes, 17 de diciembre de 2024

Periodismo delirante y narconovelismo

 

Antes del contundente triunfo de AMLO en 2018, Carmen Aristegui fue construyendo una reputación como periodista que le implicó reconocimientos y premios, coronándola como una comunicadora que caminaba haciendo un periodismo crítico, documentado y basado en análisis igualmente bien fundamentados. Después de la censura de que fue objeto en los gobiernos del narco Felipe Calderón y el corrupto Enrique Peña Nieto, decidió lanzar su propia plataforma de noticias, en la que era común la intervención de diversos comentaristas, periodistas y analistas de variado perfil político-ideológico. Pero después de que AMLO asumió el Poder Ejecutivo y planteó una política de comunicación en la que una parte del periodismo mexicano fue foco de categóricos señalamientos, ante su alineación al viejo régimen, partidos políticos y políticos de derecha y sectores de la oligarquía agraviados por la política económica de la 4T –que incluyó atacar la corrupción y el saqueo de grupos empresariales y dueños de medios de comunicación corporativos-, la entonces “gran” periodista se colocó a la derecha del espectro político.

En el caso de Carmen Aristegui, su plataforma de noticias es financiada, entre otros, por Grupo Reforma, cuya línea editorial antiAMLO, anti4T y antiMorena es evidente. Asimismo, varios de sus comentaristas, algunos, además de escribir en el periódico Reforma, han plantado una narrativa de odio, antiperiodística y llena de mentiras, insultos y diatriba. Solo mencionaré a Figueroa, uno de los esbirros de Aristegui, que hace un par de semanas despotricó en contra de la presidenta de México, solo porque todos le dicen Doctora, título que se ha ganado a pulso, pero el citado opinador explotó en un odio irracional, permitido por la titular de su propio programa noticioso. En este contexto, es interesante también señalar el gran despliegue mediático que le otorga a la narconovelista Anabel Hernández, quien cada vez que aparece en Aristegui Noticias, inventa más historias en contra de AMLO y Claudia Sheinbaum. Hace varios años, la misma pseudoperiodista había recalcado que no tenía pruebas de que AMLO fuera corrupto o tuviera nexos con la delincuencia, pero en el marco de la reciente campaña electoral, cambió su discurso, asegurando que el expresidente había recibido una maleta cargada de dinero del narco.

Pero la narconovelista tiene compañía. Es el caso de Ricardo Ravelo, uno de los amigos del izquierdista buenaondita Julio Astillero (Julio Hernández López), quienes disfrazan su odio y desprecio a AMLO, la 4T, Morena, el obradorismo, Claudia Sheinbaum, repitiendo la diatriba del narconovelismo. Ravelo, sin pruebas, sin documentar su narrativa, pero con odio feroz, acusa, como Anabel Hernández, a AMLO por supuestos vínculos con el narco, lo que hace extensivo a la presidenta de México. En este narconovelismo, no se ven las pruebas, sino solo los dichos de un personaje que se oculta en la fachada del “periodismo crítico y de investigación”, amplificado por la postura izquierdo buenaondita de Julio Astillero. Con el supuesto “periodismo en resistencia” y financiamiento aparentemente de sus seguidores, el periodista de La Jornada, alimenta su canal de Youtube con “periodistas” y “analistas” que juegan a golpear al gobierno de la 4T. Con algunas excepciones, varios de sus invitados, arman una narrativa que raya en el golpismo. Son personajes dispuestos a poyar el derrocamiento, de darse, del gobierno progresista.

En otro lado he planteado el ascenso del periodismo delirante en México. En los medios corporativos, el golpismo y el apoyo al Lawfare ha sido evidente. Al favorecer al Poder Judicial con sus comentarios y total sustento, incluso con mentiras e insultos, en su momento la comentocracia de derecha suponía que la SCJN debía deponer al gobierno progresista, porque sin duda temen a un Poder Judicial electo por los mexicanos. A la prensa golpista no le interesa la democracia, menos que el pueblo participe en las decisiones de política pública, pues les implica que sus privilegios, y los de la derecha partidista y la oligarquía, se vean afectados.

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