martes, 14 de enero de 2025

100 días de gobierno ¿100 días de odio, misoginia, desprecio?

 

Lenguaje, política, narrativa, columnismo de odio, machismo, misoginia, desprecio, no solo a la mujer que ganó con 36 millones de votos, y hoy es aprobada por entre 70% y 80% de los mexicanos, sino a los ciudadanos que la acompañan. La derecha mexicana ¿no entiende, se niega a entender o es ignorante? Cuando en 2018 asumió la presidencia AMLO, la derecha fue tejiendo una perversa operación en los medios corporativos, las redes sociales y con los partidos derechistas PRIAN y MC, que intentó darle continuidad durante la campaña electoral, pero fracasó. Después del triunfo electoral de Claudia Sheinbaum, el cual fue reivindicado con la victoria en la Cámara de Diputados y una mayoría en el Senado que después, producto del pragmatismo Morenista, se convirtió en mayoría constitucional, la derecha emprendió una nueva maniobra para desacreditar a la presidenta de México.

Esta nueva campaña está engarzada con los medios corporativos internacionales, como el New York Times, cuyas narrativas periodísticas en contra de AMLO y recientemente con un montaje sobre un supuesto “laboratorio” de fentanilo, han pretendido golpear a la presidenta de México, quien, con “guante blanco”, como le ha respondido a Donald Trump, sin engancharse en su narrativa amenazante, pero la ha frustrado. La derecha intuye que golpear con mentiras y fakenews a la presidenta, supuestamente le daría votos para regresar a saquear y corromper el gobierno y el país. Pero, a la fecha, la derecha partidista se equivoca, mientras la oligarquía le sigue inyectando dinero. Un mal negocio, acorde con el financierismo y la mercadotecnia en boga, pero a los multimillonarios poco les interesa que fluyan esos recursos, pues el capitalismo salvaje, da.

Durante los últimos 100 días, la presidenta de México ha articulado un discurso sólido y rico en datos e información. A diferencia de las mañaneras de AMLO, quien respondía con datos, información histórica y una agenda contra la derecha, las Mañaneras del Pueblo, han mostrado a una mujer sin titubeos, informada, conocedora, inteligente y dispuesta a enfrentar el odio, la misoginia y las intentonas nacionales e internacionales por derrocar a una líder y su gobierno que marca agenda, tanto nacional como latinoamericana. En Brasil, a pesar de los números económicos favorables –empleo, inversiones, PIB, etc.- no hay en el horizonte otro gobierno progresista, menos en Colombia y Chile, países a los que la derecha podría regresar.

En México, los 100 días de gobierno, colocan a Claudia Sheinbaum, no solo como una mandataria cuya aprobación rebasa los 70% de aprobación nacional, sino también como una mujer que sabe gobernar y controla todos los hilos de su mandato. El Plan México, recién presentado, da muestra de lo que implica la relación gobierno-empresarios. No se trata de un plan político, como los lanzados en diversos momentos con el PRIAN, más bien de seguir sentando las bases de un México que alcance su máximo potencial. Durante su informe de los 100 días, la presidenta de México fue clara: la soberanía es esencial para el desarrollo del país, pero la cooperación con el imperio debe darse de manera respetuosa. Donald Trump y sus halcones tienen mucho que aprender.

Según la comentocracia derechista –Salvador García Soto y Anabel Hernández- el secretario de Estado de Trump, el fascista Marco Rubio, está “armando” un expediente en contra de AMLO –risible, pues es un invento criminal- y un testigo protegido, al que la Hernández le haría decir lo que fuera, hablaría de supuestos nexos de la presidenta de México con el cartel de Sinaloa. La sincronía de ambas narrativas falsas y estúpidas, es obvia. En una semana asume Trump la presidencia del imperio, “me pongo al servicio del criminal presidente” para golpear a Claudia Sheinbaum. Un “testigo” protegido por el gobierno estadounidense, no es noticia. Solo la ignorante fascistoide Anabel Hernández cree que su “periodismo” ficción le devolverá lo perdido. Los 100 días de gobierno de Claudia Sheinbaum, hablan por sí solos. No la mentira de Anabel Hernández.

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