Las “periodistas” Natelie Kitroeff y Paulina Villegas, ambas educadas en
instituciones educativas de la elite neoliberal en Estados Unidos y México, se
autoexponen y exponen a su medio de información, New York Times, al ridículo en su injerencismo golpista contra
México. Su artículo, que no llega a reportaje, del 29 de diciembre de 2024, es
un cúmulo de mentiras y falsedades sobre un supuesto laboratorio de producción
de fentanilo. Su escrito es, en realidad, un bodrio de la prensa corporativa
golpista estadounidense. No olvidemos que New
York Times aplaudió la invasión a Irak con el montaje de las armas de
destrucción masiva, la manipulación y mentiras sobre el genocidio palestino en
Gaza, por citar un par de casos de atrocidades cometidas por Estados Unidos en
el mundo.
No pocos dudan que detrás de ese tipo de “reportajes” –AMLO recibió dinero
del narco en 2006, terciado por otros medios y “periodistas” como Anabel
Hernández, estudiantes de química reclutados por el narco- está la DEA, agencia
estadounidense que está a la cabeza del intervencionismo de Estados Unidos, no
solo en México, sino también en otros países de América Latina. La presidenta
de México, al desmentir el fentanilo periodístico, aplaudido por los medios
corporativos y sus comentócratas golpistas mexicanos, ejerce el derecho a la réplica
y el derecho a la información. Que la comentocracia mexicana, New York Times,
hablen de censura, no los ponen en el mejor lugar en este debate, el cual
alientan, tanto en México como en Estados Unidos, con la finalidad de que
Donald Trump invada nuestro país.
La evidencia científica presentada en la conferencia de la presidenta de
México, el 2 de enero de 2025, puntualizó que lo que en el reportaje llaman “tolerancia
letal hacia la toxicidad” es falsa. No hay, en la literatura científica,
reportes de científicos serios sobre tal situación. La toxicidad del fentanilo
es tan alta, que el laboratorio que fotografían y presentan en dos videos de
corta duración, anexados al artículo, lo hacen inverosímil. El “laboratorio” de
las “periodistas” parece más bien la cocina de cualquier casa en la que, además
de atole, arroz con leche, pozole, se cocine fentanilo. La defensa que hace el
medio corporativo estadounidense, es indefendible. Pretende hacerle creer al
gobierno Trumpista, a sectores WASP de ese país y a la derecha mexicana que el
citado “laboratorio” está instalado en cualquier centro de cualquier ciudad
mexicana.
Porque seguro en las siguientes notas periodísticas de ese medio
corporativo golpista, se afirmará que, según sus conclusiones, como el narco
domina todo el país, no sería extraño que en los centros de las capitales de todos
los estados mexicanos, sus reporteros/as y fotógrafos/as encuentren no uno,
sino cientos de “laboratorios” de fentanilo, mientras 100 mil estadounidenses
adictos mueren cada año y el gobierno de Estados Unidos sigue culpando a otros
países de la descomposición y muerte de la sociedad estadounidense, por sus
adicciones. El reportaje busca alentar la amenaza de Donald Trump por declarar
a los carteles de la droga de México como grupos terroristas. En realidad, es
una advertencia al gobierno progresista mexicano para someterse a los designios
golpistas del imperialismo.
El imperialismo es la amenaza real. Y es necesario recuperar el concepto
analítico para desentrañar al establishment estadounidense que, por medio de
sus agencias, financiamiento a las derechas latinoamericanas, intervencionismo
abierto, invasiones, asesinatos de gobernantes, Lawfare, transnacionales, extractivismo
que destruye el medio ambiente y condena a los pueblos a la pobreza y el hambre,
pretende seguir imponiendo a países y gobiernos democráticos los designios de
un país de adictos, racistas, clasistas, evangélicos pentecostales, que se
desmorona a nivel global. El cinismo del New
York Times respaldando a sus reporteras de quinta, es patética. Estos reportajes
no abonan a acabar con las adicciones en ese país, aunque los muertos sean
suyos.
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