sábado, 4 de enero de 2025

Tragedias migrantes

 

En la frontera México-Estados Unidos, unas 10 mil personas han fallecido intentando ingresar a Estados Unidos. En algunos casos, hay algunas evidencias videograbadas, causando conmociones en redes sociales, además de ser usadas por los medios corporativos golpistas mexicanos para acusar al gobierno mexicano. Pero muchas de esas muertes, tragedias para las familias mexicanas y de otras latitudes, son producto de las políticas migratorias de los países de destino, no de la desesperación de los migrantes por llegar a un lugar supuestamente seguro. Pero, las tragedias de nuestra frontera norte y de las fronteras en Europa, solo implican tragedias. Miles de migrantes que sucumbieron ante el mar y el río Bravo.

La inmigración en Europa es más que trágica. Personas de África sucumbiendo ante los mares no conmueven a los europeos. Son negros, humanos de 5a, son gente que no tiene por qué ir a la Europa blanca, prístina. Occidente no quiere más musulmanes y menos negros. Es suficiente. Como Trump, pensarán en Italia, Francia, Alemania, que los migrantes “envenenan la sangre” occidental. Miles –triplican o cuadriplican a los migrantes muertos en la frontera México-EEUU, sin minimizar nada- están muriendo cada año al intentar llegar a las costas europeas, huyendo de hambrunas y gobiernos dictatoriales, pero a la mayoría de los blancos europeos no les importan.

En la frontera México-EEUU la percepción es contradictoria. A las ONG promigrantes les consternan los miles de muertes de inmigrantes. Y acorde con estudios académicos, cientos de sus familiares buscan sus restos o algún rastro, en México, provenientes de Centroamérica u otros países de Latinoamérica y de nuestro propio país. En varios años, madres de migrantes de otros lares latinoamericanos, hacen algunas peregrinaciones en México, buscando a sus hijos/as o parientes, sin que a las estructuras gubernamentales les interesen. Son madres buscando a sus hijos/as que partieron de sus países de origen por alcanzar el mañoso “sueño americano”.

¿Las tragedias migrantes, son culpa de los países de tránsito? ¿Son culpa de los migrantes? ¿Son culpa de los gobiernos que a regañadientes los dejan pasar, a pesar de la peligrosidad del tránsito? El gobierno mexicano tiene que repensar y reescribir las leyes migratorias mexicanas. México no es más un país de tránsito, aunque los migrantes que quieren ingresar a Estados Unidos son mayoritarios. Las caravanas migrantes tienen el interés de llegar al vecino del norte, ya sea para pedir asilo o para intentar experimentar el sueño americano. Un sueño que implica trabajar tres turnos por salarios en dólares que parecen atractivos, pero que desgastan al soñador. Mientras, miles de homeless se agolpan en las calles de muchas ciudades estadounidenses. Nativos, inmigrantes, de todos los colores de piel, de todos los géneros, de todas las adicciones, viven, algunos, en sus autos, la mayoría en refugios y en la calle. El sueño americano jamás los tocará.

En Europa, miles no alcanzan las costas, el mar, el clima, los sepulta entre marejadas y olas traicioneras. Mueren sin el honor de experimentar el ¿sueño de la Europa colonialista? Los miles de migrantes que buscan llegar a Europa, son parte de las colonias que explotó y esclavizó la Europa blanca y cristiana. Sin importarles que su blanquitud es producto de la adaptación del homo sapiens que salió de África hace miles de años, repelen a sus congéneres por su negritud, no por su pobreza, desesperación y desesperanza por vivir una vida diferente. Si bien la genética no es culpable del odio racial, la supremacía y la racialización de la humanidad sí lo es.

Fronteras y mares, políticas migratorias, intereses mezquinos y raciales, prevalecen en las tragedias migratorias. Durante el colonialismo europeo, no se cuestionó la movilidad forzada. La población indígena desplazada de sus lugares de origen y confinada –México, Estados Unidos, Canadá y toda Latinoamérica- y los africanos esclavizados y obligados a estar en otros territorios, jamás fue cuestionada. Es hora que los gobiernos progresistas tomen cartas en el asunto migratorio.

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