viernes, 3 de enero de 2025

Redes sociales y fentanil periodístico

 

El New York Times, medio corporativo golpista, aterrizó su artículo sobre un supuesto laboratorio de fentanilo, en las redes sociales. Acorde con un reciente estudio de Carlos Augusto Jiménez, experto en neointeracciones, en Estados Unidos han dado seguimiento –likes, reposts, comentarios- unas 75 mil cuentas, las cuales son, en general de estadounidenses, mientras en México se ha dado vuelo al hashtag con más de 200 mil cuentas, a tras de muchas de las cuales están políticos, medios corporativos y sus comentócratas mexicanos, conocidos grupos e individuos de la derecha, y miles de bots de Argentina, España, Colombia y otros lugares del mundo. Es decir, en X y otras redes sociales se construye –de nuevo- una tendencia artificial golpista en contra el gobierno mexicano. Para la derecha mexicana es urgente asirse de cualquier tendencia en redes sociales, para intentar influir en Estados Unidos para que invada México.

La cocina de fentanilo, la cual podría estar ubicada en la casa o el departamento que cualquier mexicana y mexicano, cuyos alimentos podrían ser confundidos por Natalie Kitroeff y Paulina Villegas con fentanilo, es un montaje del New York Times, que no es nuevo. La historia pasada y reciente de ese medio corporativo ejemplifica una serie de notas periodísticas, algunas de las cuales fueron motivo de disculpas por los desmentidos evidentes de países, poblaciones e individuos. El “prestigiado” periódico ha perdido –sigue perdiendo- credibilidad. Lo grave es que sus mentiras y fakenews sirven a la derecha mexicana para golpear al gobierno mexicano, cuyos resultados no son reconocidos, pero que añora la intervención e invasión del imperio estadounidense.

El año pasado, en redes sociales el New York Times, con la publicación de un artículo en el que se pretendió vincular al expresidente AMLO con una supuesta recepción de dinero del narco Mayo Zambada, para las elecciones de 2006, dio pie a una oprobiosa y perversa campaña con varios hashtags sobre AMLO narcopresidente y posteriormente, Claudia Sheinbaum narco candidata, sin una sola prueba documental. Misma que fue impulsada por conocidas cuentas de políticos, medios corporativos y sus comentocratas, la oligarquía y la extrema derecha mexicana, y miles de botos de Argentina, España y otros lugares de mundo. Al final, la población mexicana respondió favorablemente a AMLO, Claudia Sheinbaum, la 4T y Morena y sus aliados, dándoles contundente triunfo en las urnas.

Las redes sociales, en particular X (Twitter), se han convertido en campos de batalla tóxicos, donde el odio, la rabia, el desprecio, racismo, clasismo y misoginia de la derecha crece. Por supuesto, el hecho de que Elon Musk, aliado multimillonario del próximo presidente derechista de Estados Unidos, Donald Trump, haya comprado esa plataforma y dado paso al odio, ha permitido ataques a gobiernos y personajes, sobre todo progresistas, con la finalidad de descarrilar la democracia en América Latina. Por ello es reprobable que el New York Times se asuma como venta al mundo y que lo que se muestra en su reportaje “está establecido”. Es decir, es el mundo que ese periódico corporativo golpista fabrica. No hay más. El mundo del fentanilo periodístico es el único y válido, no es refutable, aunque las evidencias científicas lo desmientan. Es lo peor que el periodismo corporativo puede defender. Es un periodismo de montajes y fakenews. Este periódico reivindica así sus peores momentos en los que ha colaborado, con particular ahínco, en mentiras y basura a las que llama periodismo “independiente”. Patético.

En este casi primer cuarto de siglo del presente milenio, el periodismo corporativo que se autoasume “independiente”, solo muestra que es parte de esa corriente de pensamiento fundada en la mentira, la derecha y el fascismo. El periodismo que trabaja para la oligarquía y el imperialismo. Es la frivolidad y la banalidad de un medio corporativo en el que esencialismo imperialista es lo único que importa. El progresismo es el enemigo. El México izquierdista es el enemigo.

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