PRIAN
Después de una larga conferencia con el agresivo y esquizoide presidente
del imperio, la presidenta de México anunció acuerdos importantes. De un lado,
las tarifas imperiales fueron pausadas por un mes, y por el otro, se abrieron
mesas de trabajo sobre seguridad, comercio, fentanilo. No se habló de cambiar
el “modelo económico” para que nuestro país se subordine al imperio, como en
los periódicos Reforma, El Universal, grita la comentocracia
parásita. Asimismo, la acusación que celebran en los medios corporativos sobre
supuestos vínculos del gobierno mexicano, en realidad parte de hechos en los
que los gobiernos del PRI y el PAN intervinieron. No olvidemos que, con Vicente
Fox, el “Chapo” Guzmán se “fugó” de la cárcel, menos que con Felipe Calderón,
el narcoestado tuvo su gran momento con el hoy encarcelado Genaro García Luna,
exsecretario de Seguridad del gobierno del PAN. Y durante el sexenio de Enrique
Peña Nieto, del PRI, además de desatarse una escandosa corrupción y saqueo,
nada se hizo para detener al narco. El problema es del PRIAN, no de Morena,
AMLO y Claudia Sheinbaum.
La derecha y la burguesía mexicana parásitas, dependen de que el imperio
avasalle a México. Los aranceles, la declaración del narco como terroristas,
las redadas y expulsión de migrantes, entre otras amenazas, son solo el
parapeto de su interés golpista. A la derecha no le interesa México, tampoco
los ciudadanos, menos la democracia. Son parásitos. Ha sido notoria la
frustración de la oposición ante la pausa de los aranceles y la apertura de
negociaciones. Previamente, el PRI culpó a la 4T por la imposición de las
tarifas Trumpistas, una narrativa compartida por el PAN, los medios
corporativos, la comentocracia y diversas cuentas en redes sociales. Ya no es
suficiente caracterizar a la derecha como apátrida o vende patrias. El
parasitismo de la derecha mexicana es impresionante. Si el PRIAN diariamente
vomita odio en sus comunicados y valentonadas, sin reconocer cómo nuestro país
ha cambiado y cómo la presidenta de México está enfrentando las amenazas
Trumpistas.
Donald Trump no solo vende que el imperio volverá a ser grande, sino que
para lograrlo amenaza al mundo de diversas maneras. Tarifas a todos,
deportaciones masivas, expansionismo sin freno, y lo que sea para intentar esa “nueva
edad dorada”. A esto le apuesta la derecha mexicana. Supone que, si el imperio regresa,
le ayudará a regresar al poder. Es el parasitismo de la derecha. No construyen vías
alternas a lo que rechazan. Lo único que desean es que alguien del exterior,
como Trump, los reinstale en el poder. La derecha mexicana camina con su odio,
sin proponer alternativas. El parasitismo de estos grupos, bien representados
por el PRIAN y la oligarquía que paga por nada. Escuchando a los dirigentes de
estos partidos políticos, solo reparten culpas en una narrativa que rechaza
cualquier cambio y avance. El desprecio de la derecha es tóxico, porque más
allá de la diatriba no hay propuesta, no hay proyecto. Su narrativa la montan
en las amenazas Trumpistas. Vaya creatividad político-ideológica.
A la derecha mexicana no le importa el bienestar, el desarrollo colectivo,
aunque sus propios integrantes refrendan el trabajo y la respuesta de la
presidenta de México, ante las amenazas Trumpistas. La ceremonia de
conmemoración del 108 aniversario de la promulgación de la Constitución de
1917, fue el escenario político e ideológico para defender el país, la
soberanía y la Constitución. El rechazo al intervencionismo e injerencismo del
imperio, celebrado por la derecha, pues es la única manera por la que sueñan su
regreso al saqueo y la corrupción. La derecha parásita se presenta como una
oposición que no lo es. Al país le urge una oposición real. Recuerdo que hace
años, se le exigía a la izquierda “modernizarse”, porque era necesaria para el
país. Hoy, a la derecha la nación le exige convertirse en oposición real,
propositiva. Que deje de anclarse en la injerencia golpista del imperio. Que construya
y contribuya.
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