lunes, 3 de marzo de 2025

Políticos perseguidos o perseguidos políticos

 

La distinción no es nada más anecdótica; refleja bien lo que está pasando en México con la oposición derechista. El exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, es un político a salto de mata –huyendo, pues- porque tiene una orden de aprehensión en su contra por varios delitos, entre los que destacan el desvío de más de 5 mil millones de pesos. En Michoacán, se conocen bien sus corruptelas, excentricidades, amiguismo, uso de recursos públicos para sus fines, etc.; por ejemplo, defraudó con millones de pesos una campaña ambulante para hacer mastografías, la que jamás se llevó a cabo. Asimismo, solía nombrar a sus “amigas cercanas”, algunas con vínculos sospechosos con la delincuencia organizada, en puestos importantes en el gobierno estatal. Cuando el papa Francisco visitó Michoacán en 2016, utilizó un helicóptero para que la cantante Belinda fuera a ver al pontífice. Con “Los Viagras”, el CJNG, entre otros delincuentes, tuvo vínculos de distinto tipo, de los que incluso recibió dinero. El CJNG terminó de asentarse en algunas regiones michoacanas durante el gobierno de Silvano Aureoles Conejo.

Durante el gobierno de AMLO, Silvano Aureoles Conejo, promovió y participó activamente en una campaña para derrocarlo. Se llamaron los “federalistas”, pues intentaron cambiar las bases hacendarias del pacto federal, con el fin de desestabilizar a la 4T. En el colmo del ridículo, durante algunos días llegó con un banquito verde y un folder, reclamando que AMLO lo recibiera para mostrarle las pruebas de supuestos vínculos de la 4T y Morena con el narco. En su delirio, amenazó con entregar las “pruebas” a la SCJN, pero jamás ocurrió. Uno de sus allegados y exfuncionario del gobierno silvanista, captado en una fotografía en Qatar, asistiendo al Mundial de Futbol, ha sido relacionado con el financiamiento, con dinero público michoacano, del portal Latinus, un montaje periodístico formalmente financiado por el corrupto Roberto Madrazo del PRI y dirigido por el corrupto Carlos Loret de Mola, cuyo fin no es hacer periodismo sino sumarse al golpeteo político contra los gobiernos de la 4T, intentando derrocarlos con un golpe de Estado.

Silvano Aureoles es un político perseguido por la justicia, no un perseguido político. A la derecha le fascina la idea de la persecución política. Francisco García Cabeza de Baca, exgobernador de Tamaulipas, cuyas corruptelas y vínculos con la delincuencia organizada han sido documentados, insiste en su supuesta persecución política. Lo mismo ha argumentado Ricardo Anaya, Jorge Romero, el actual dirigente del PAN, entre otros. Tampoco olvidemos a los miembros del PRI. El problema que esa declaración ya no les alcanza políticamente, aunque no parecen darse cuenta. Los mexicanos conocen muy bien al PAN y al PRI. Mucho mejor al extinto PRD. Aureoles fue uno de los fundadores del PRD, pero en ese partido político nunca tuvo gran resonancia. Muchos perredistas lo repudiaban. Se conocían sus corruptelas y sus relaciones con algunos carteles del narcotráfico, asentados en Michoacán.

En Michoacán, nunca fue un secreto a voces que Aureoles había pactado con “Los Viagras” y el CJNG. Este último terminó de consolidar su presencia en el estado, con los acuerdos y el dinero que entregó a Silvano Aureoles. El problema es que después los traicionó, así que tuvo que blindarse y andar protegido por cientos de efectivos, porque temía que lo mataran. Asimismo, el perredista no dudó en amenazar al presidente AMLO y gente que finalmente se volcó a favor de Morena. Michoacán fue en su momento bastión del PRD, pero la corrupción y el saqueo que presidentes municipales y el propio exgobernador promovieron y llevaron a cabo, hizo que miles de michoacanos votaran por Morena para que encabezará la gubernatura el actual gobernador. Silvano Aureoles no es un perseguido político, es un político que debe ser apresado y enjuiciado. La prensa local quizás lo defienda. Toda la prensa local, sin excepción, recibió dinero público para protegerlo. Hay listas de periodistas, periódicos y portales que recibían dinero público. Incluso, hubo algunos/as periodistas ligados a medios progresistas, que regularmente impartían cursos en Michoacán, financiados/as por el gobierno de Aureoles, en los que denostaban a AMLO, a Morena y la 4T.

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