La distinción no es nada más anecdótica;
refleja bien lo que está pasando en México con la oposición derechista. El exgobernador
de Michoacán, Silvano Aureoles, es un político a salto de mata –huyendo, pues-
porque tiene una orden de aprehensión en su contra por varios delitos, entre
los que destacan el desvío de más de 5 mil millones de pesos. En Michoacán, se
conocen bien sus corruptelas, excentricidades, amiguismo, uso de recursos
públicos para sus fines, etc.; por ejemplo, defraudó con millones de pesos una
campaña ambulante para hacer mastografías, la que jamás se llevó a cabo. Asimismo,
solía nombrar a sus “amigas cercanas”, algunas con vínculos sospechosos con la
delincuencia organizada, en puestos importantes en el gobierno estatal. Cuando el
papa Francisco visitó Michoacán en 2016, utilizó un helicóptero para que la
cantante Belinda fuera a ver al pontífice. Con “Los Viagras”, el CJNG, entre
otros delincuentes, tuvo vínculos de distinto tipo, de los que incluso recibió
dinero. El CJNG terminó de asentarse en algunas regiones michoacanas durante el
gobierno de Silvano Aureoles Conejo.
Durante el gobierno de AMLO, Silvano Aureoles
Conejo, promovió y participó activamente en una campaña para derrocarlo. Se llamaron
los “federalistas”, pues intentaron cambiar las bases hacendarias del pacto
federal, con el fin de desestabilizar a la 4T. En el colmo del ridículo,
durante algunos días llegó con un banquito verde y un folder, reclamando que
AMLO lo recibiera para mostrarle las pruebas de supuestos vínculos de la 4T y
Morena con el narco. En su delirio, amenazó con entregar las “pruebas” a la
SCJN, pero jamás ocurrió. Uno de sus allegados y exfuncionario del gobierno
silvanista, captado en una fotografía en Qatar, asistiendo al Mundial de
Futbol, ha sido relacionado con el financiamiento, con dinero público
michoacano, del portal Latinus, un montaje periodístico formalmente financiado
por el corrupto Roberto Madrazo del PRI y dirigido por el corrupto Carlos Loret
de Mola, cuyo fin no es hacer periodismo sino sumarse al golpeteo político
contra los gobiernos de la 4T, intentando derrocarlos con un golpe de Estado.
Silvano Aureoles es un político perseguido por
la justicia, no un perseguido político. A la derecha le fascina la idea de la
persecución política. Francisco García Cabeza de Baca, exgobernador de
Tamaulipas, cuyas corruptelas y vínculos con la delincuencia organizada han
sido documentados, insiste en su supuesta persecución política. Lo mismo ha
argumentado Ricardo Anaya, Jorge Romero, el actual dirigente del PAN, entre
otros. Tampoco olvidemos a los miembros del PRI. El problema que esa declaración
ya no les alcanza políticamente, aunque no parecen darse cuenta. Los mexicanos
conocen muy bien al PAN y al PRI. Mucho mejor al extinto PRD. Aureoles fue uno
de los fundadores del PRD, pero en ese partido político nunca tuvo gran
resonancia. Muchos perredistas lo repudiaban. Se conocían sus corruptelas y sus
relaciones con algunos carteles del narcotráfico, asentados en Michoacán.
En Michoacán, nunca fue un secreto a voces que
Aureoles había pactado con “Los Viagras” y el CJNG. Este último terminó de
consolidar su presencia en el estado, con los acuerdos y el dinero que entregó
a Silvano Aureoles. El problema es que después los traicionó, así que tuvo que
blindarse y andar protegido por cientos de efectivos, porque temía que lo
mataran. Asimismo, el perredista no dudó en amenazar al presidente AMLO y gente
que finalmente se volcó a favor de Morena. Michoacán fue en su momento bastión
del PRD, pero la corrupción y el saqueo que presidentes municipales y el propio
exgobernador promovieron y llevaron a cabo, hizo que miles de michoacanos
votaran por Morena para que encabezará la gubernatura el actual gobernador.
Silvano Aureoles no es un perseguido político, es un político que debe ser
apresado y enjuiciado. La prensa local quizás lo defienda. Toda la prensa
local, sin excepción, recibió dinero público para protegerlo. Hay listas de
periodistas, periódicos y portales que recibían dinero público. Incluso, hubo
algunos/as periodistas ligados a medios progresistas, que regularmente
impartían cursos en Michoacán, financiados/as por el gobierno de Aureoles, en
los que denostaban a AMLO, a Morena y la 4T.
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