sábado, 5 de abril de 2025

ONU, OSC y desaparecidos en México: antiética y politización

 

A contentillo de la izquierda buenaondita y algunos colectivos de buscadores de desaparecidos, la ONU declaró que en el país la desaparición forzada es una práctica del Estado mexicano. Mientras en Palestina, a ojos de todo el mundo masacran y aniquilan al pueblo palestino, en México la izquierda buenanodita y la ONU se jactan de haber pillado al Estado mexicano desapareciendo personas, cuando es totalmente falso. En los últimos años, el Estado mexicano no ha intervenido en la desaparición de personas, tampoco se le puede achacar, por excesos leguleyos de la ONU, que “consienta” la práctica que es parte de una delincuencia organizada que deshumaniza cotidianamente. La ONU, miente deliberadamente a contentillo de la izquierda buenaondita y algunos colectivos de buscadores de desaparecidos.

No se trata de revictimizar a las víctimas, pero si llamar la atención de un proceso en el que actualmente el Estado mexicano no interviene. Ojalá la izquierda buenaondita sea capaz de discernir la diferencia entre delincuencia organizada y las acciones del Estado mexicano. Si bien, los desaparecidos son un asunto pendiente y urgente, no hay indicios de que el gobierno mexicano federal esté involucrado en los miles de desapariciones del último sexenio. Es hasta inmoral y antiético, por parte de la ONU, hacer tales señalamientos, mientras Estados Unidos socava la arquitectura institucional mundial y alienta el genocidio en Gaza. Miente la ONU. Lo que no es extraño. Ya en otras ocasiones lo ha hecho.

Según datos todavía no confirmados, en México hay 120 mil desaparecidos. Efectivamente, durante los gobiernos del PRIAN la cifra aumentó. Las guerras sucias del PRI y la guerra esquizofrénica de Felipe Calderón del PAN, son los protagonistas principales de las desapariciones forzadas en México. Pero a partir de 2018, aunque siguió creciendo el número de desaparecidos, ni la ONU ni la izquierda buenaondita ni los colectivos de buscadores, le pueden achacar al Estado mexicano esas desapariciones. Asimismo, hay que analizar, como parte de esta antiética andanada en contra de la presidenta Claudia Sheinbaum, el papel del Poder Judicial, el cual ha amparado y liberado a delincuentes de todo tipo, con la finalidad de socavar el poder del Estado.

La acusación de la ONU, no solo es excesiva, sino parte de la andanada de la derecha que busca derrocar al gobierno legítimo de la 4T. La ONU perdió hace años su carácter moral y ético, al no condenar las guerras de Estados Unidos en cualquier parte del mundo. Asimismo, su condena en contra del Estado mexicano es una jugarreta de la derecha, en la que organizaciones de la sociedad civil de la derecha se montan fácilmente. Es realmente perverso que la ONU no haya consultado con el gobierno mexicano sus antiéticas declaraciones y acusaciones, haciendo únicamente caso de las organizaciones de la sociedad civil que se derechizan fácilmente. Incluso, esas OSC que se asumen como progresistas y a favor de los derechos humanos, oscilan siempre entre la izquierda buenaondita y la derecha recalcitrante.

El gobierno mexicano ha reaccionado diplomáticamente ante las obtusas declaraciones de la ONU y sus anquilosadas y multimillonarias burocracias que no tienen información –ni les importa- actualizada sobre los problemas que afectan a sus países miembros. Las burocracias doradas de la ONU no tienen la menor idea de la desaparición forzada en México, aunque las OSC mexicanas les provean “información” ideologizada y politizada, cuya finalidad es golpear al gobierno mexicano, no presentar un balance real de lo que pasa en el país. La izquierda buenaondita y sus OSC tendrían que analizar, no solo su papel en las problemáticas que atraviesan a México, sino también en su ética y moralidad cuando presionan a las burocracias doradas de la ONU para acusar y condenar a México. Es urgente que las burocracias de las OSC y la ONU revisen sus parámetros ideológicos y políticos. Basta de las burocracias doradas financiadas por el extranjero.

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