viernes, 25 de abril de 2025

Un presidentito

 

Tres gobernantes latinoamericanos, Nayib Bukele de El Salvador, Javier Milei de Argentina, y Daniel Noboa de Ecuador, son la farsa de los huevos de la serpiente, con diferentes tragicomedias para alinearse con el fascista en jefe, Donald Trump. La idea del huevo de la serpiente, ha sido muy usada como precedente de la entronización de Hitler en la Alemania nazi, pre Segunda Guerra Mundial, pero en el caso de los ridículos presidentitos, uno más fascista que otro, su permanencia en los gobiernos de sus respectivos países, los hace menos que irrelevantes. Para creer que son líderes inobjetables, solo hacía falta que un fascista como Trump ocupara la presidencia de Estados Unidos. En el caso de Daniel Noboa, al intentar cubrir el fraude electoral, se sigue hundiendo.

Una semana después de su grosero y fraudulento “triunfo”, inventa que sicarios de México estarían yendo a Ecuador para eliminarlo. Sin pruebas, sin motivo, intenta desviar la atención del gigantesco fraude electoral –casi 11 puntos, un millón de votos que salieron de la nada para impedir que la candidata opositora se alzara con la presidencia- que lo mantendrá en el poder para continuar socavando a su propio país, mientras los ecuatorianos de a pie sufren los estragos de la violencia delincuencial que azota a ese país, los apagones diarios, la precariedad, mientras crece la pobreza.

El presidentito Noboa, supone que su “triunfo”, con calumnias al por mayor, le alcanza para denostar y retar el liderazgo de Claudia Sheinbaum. El mejor ejemplo de esta tragicomedia es Nayib Bukele, quien le preguntó a la IA de la red X, quién era el presidente más popular del mundo y le respondió: Claudia Sheinbaum. La respuesta de Noboa al desconocimiento de México y el refrendo de la ruptura de relaciones diplomáticas con Ecuador, incomodó tanto al presidentito, que lanzó esa campaña de supuestos sicarios para eliminarlo. Al asalto a la embajada mexicana, que rompió el orden internacional, se agregó la imposición de aranceles de un país con el que México apenas comercia, y ahora la propaganda sobre el sicariato.

Sin duda, el eje Bukele-Milei-Noboa, pretende convertirse en cabeza de una derecha latinoamericana sumisa a Trump, sin ideas, pero sí acciones y golpes para derrocar gobiernos progresistas. Nayib Bukele, ofrece al fascista en jefe, Trump, su terrorífica cárcel para confinar inmigrantes como parte de la política terrorista de su amo. Milei, además de destruir a su país con medidas criminales que tienen el objetivo de desmantelar instituciones, políticas públicas y derechos, además de confiscar el dinero público. Y el presidentito, sigue demoliendo una sociedad que, bajo el gobierno de Correa, comenzó a encaminarse por senderos distintos a los intereses de la oligarquía. También ofrece las Islas Galápagos a Trump, icónico archipiélago donde Charles Darwin, ante la diversidad biológica que observó, construyó su teoría evolucionista.

Los presidentitos derechistas latinoamericanos, no solo están sometidos a las barbaridades de Donald Trump, pues suponen que el manto Trumpista los cobijará para seguir destruyendo sus países. Bukele ha intentado dar lecciones a la presidenta Claudia Sheinbaum, sobre seguridad, pero lo único que tiene es una cárcel en la que la violación a los derechos humanos es cotidiana. Milei, únicamente tiene frases estruendosas contra los progresistas (“zurdos de mierda”), mientras Noboa supone que sus fracasos internos –fraude electoral, violencia cotidiana, apagones, carestía creciente, desempleo, criminalización, secuestro y asesinato por parte del ejército de niños-, pueden ser superados con inventos sobre sicarios mexicanos para eliminarlo.

El presidentito ecuatoriano no conocerá la gloria en los próximos años, aunque gobierne Ecuador desde Miami, haciéndole caravanas a Donald Trump. De todos modos, el fascista en jefe, Trump, asestó a sus aliados derechistas 10% de aranceles. En el caso de Milei, lo único que conseguirá es que el FMI siga endeudando a los argentinos, sin importar la fractura de Argentina. Finalmente, Bukele recibe los presos de la obsesión Trumpista por dólares, no para el bienestar.

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