lunes, 16 de junio de 2025

La violencia imperial desde adentro

 

En el contexto del ataque del Estado sionista de Israel a Irán, en Estados Unidos el polvorín sigue extendiéndose. Donald Trump pretendió, con un desfile militar el día de su cumpleaños, levantar otra cortina de humo para cubrir el caos y el desastre que sigue provocando con sus políticas, tanto externas como internas. Pero el movimiento “No kings” (nokings.org), mostró tal músculo en muchas ciudades del país del norte, que opacó la exhibición del poderío militar estadounidense, el cual incluyó que los niños tuvieran acceso a armas tan poderosas de diverso tipo. Es decir, la enmienda constitucional que permite la portación de armas en Estados Unidos, fue llevada al extremo –extremismo derechista y fascista- de involucrar, en el imaginario infantil, que las armas son parte de una vida infantil y adulta que no importan los muertos cotidianos, los ataques en las escuelas por parte de niños y adolescentes que siegan las vidas de sus propios compañeros de clase, juegos y vecindad.

Sin duda, es la esencia del llamado “sueño americano”. No es el trabajo orientado por la ética protestante (Max Weber), sino por una lucha cercana al darwinismo social, en la que el dinero, el clasismo, el desprecio al otro, el racismo, la discriminación prevalecen. Las marchas “No kings”, dieron cuenta también que el odio racista, producto de una histórica racialización perversa de la población estadounidense, conduce, tanto las políticas de Donald Trump como las de sus seguidores, unos organizados en torno a MAGA y otros de manera individual. La concepción de las supuestas razas nació en Europa, pero en Estados Unidos fue adoptada de manera extrema. Los “científicos” blancos incluso inventaron la llamada eugenesia, la que pretendía demostrar esa supuesta superioridad racial, en la que los blancos, particularmente los WASP, son superiores respecto a otras “razas”. A nadie debe extrañar la racialización extrema de las diversas poblaciones que viven en el país del norte.

Diversos estudios históricos han demostrado que el huevo de la serpiente nazi, fue alimentado, primordialmente por las concepciones racistas extremistas de los WASP estadounidenses. La pregunta sobre qué fue primero, el huevo o la gallina, tiene su respuesta en un nazismo que retomó el “sueño americano” racista y racial, para estructurar parte de sus políticas internas y externas. Por un lado, Hitler exaltó una supuesta e inexistente “raza teutona”, la que históricamente jamás existió porque la antigua Germania se conformó a partir de una serie de grupos étnicos sajones que, incluso, lucharon en contra del imperio romano, pero que se rindieron a las pretensiones imperialistas de Carlomagno, el rey de todos los francos, quien le impuso a muchos grupos germánicos la fe católica que heredó del destruido imperio romano. Estados Unidos, vive hoy de una realidad extrema. Los estadounidenses WASP, reclaman el retorno a un país idílico que solo existe en sus mentes, pero que hallaron en Trump a su líder.

La explosiva combinación de las ideas caducas de los WASP, quienes acusan a los inmigrantes, la mayoría morenos, de origen latino, de destruir su sociedad y tomar sus empleos, trabajos a los que no están dispuestos a dedicarse, no solo por la baja paga, lo extenuante que resultan y muy alejados de sus idílicos “sueños americanos” –trabajadores agrícolas, lavaplatos, meseros, limpiadores en hoteles, jardineros y otros similares-, y las políticas raciales, racistas y de odio de Trump, no parece que llegarán a buen puerto. Agricultores, hoteleros y otros empresarios, ya le exigieron al racista Trump detener las incursiones de ICE, la Guardia Nacional, el FBI y otras agencias represoras del aparato estadounidense, porque si siguen deteniendo inmigrantes de esos sectores, la economía estadounidense seguirá cayéndose, complicando peor la vida de los WASP y de todos los ciudadanos del país del norte. Donald Trump y los WASP de MAGA no la tienen fácil, aunque cuatro años serán extenuantes para todos.

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