El “gran país” que se erige en censor, clasificador, etc., selló un
acuerdo con uno de los chapitos que fue atrapado y entregado por México a
Estados Unidos, quien pasó, ante la “justicia” estadounidense, de narco a
terrorista y a colaborador. Hasta el abogado del narco terrorista Ovidio
Guzmán, alias “El ratón”, se atrevió a lanzar sus bajezas contra México y el
gobierno mexicano, suponiendo que el narco terrorista, al declararse culpable,
entregar la bicoca de 80 millones de dólares, evitar la pena de muerte y
convertirse en “colaborador”, se purificó. Ya no es uno de los narcoterroristas
más buscados; es un ciudadano que, al cogerse a las leyes del país del norte,
cambia su estatus: adalid de la democracia más mentirosa, invasora e
irrespetuosa del mundo. Otro abogadete, de otro narco, jugando a las mentiras
contra un gobierno democrático.
Recordemos que durante el juicio del narco Genaro García Luna, su
abogado preguntó a uno de los testigos, buscando dar nota mediática, si en 2006
había financiado la campaña de AMLO, a lo que el testigo respondió, palabras
más o menos, así: eso lo dice usted, pero no es verdad. A la fecha, ni Anabel
Hernández, Simón Levy y toda la caterva de derechistas youtuberos, financiados
por el empresariado mexicano y los gobiernos estatales que le quedan al PRIAN,
la derecha partidista y la comentocracia golpista de los medios corporativos,
no han aportado ninguna prueba en contra de AMLO, la presidenta de México, la
4T y Morena. Porque los gritos y sombrerazos en plataformas, Youtube, X, prensa
golpista, televisoras privadas, no son pruebas. Son los deseos perversos de la
derecha mexicana por regresar a sus años dorados de saqueo y corrupción.
El gobierno Trumpista, por medio de distintas instancias –Departamento
de Justicia, Fiscalía, etc.- ha emprendido una campaña, no porque tenga pruebas
contra AMLO, Claudia Sheinbaum, la 4T, Morena, sino porque es un gobierno
progresista que no cuadra con el fascismo Trumpista. El imperio anhela los
tiempos de sumisión de los gobiernos mexicanos del PRIAN, en los que las
agencias de espionaje e inteligencia de Estados Unidos, tenían las puertas
abiertas para realizar actividades ilícitas. Asimismo, los gobiernos del PRIAN
aceptaban cualquier “programa” o acciones intervencionistas, que socavaban la
soberanía nacional. La “idea” del patio trasero de ese país, tuvo un gran
sentido con los gobiernos del PRIAN. En aras de mantener una “buena” relación,
el PRIAN aplaudía y aceptaba la intervención imperial. Además de aceptar dinero
y repartírselo entre esos partidos políticos.
Que Ovidio Guzmán sea ahora un celebrado colaborador, quien con su abogado
está intentando construir una narrativa sobre el supuesto, muy aplaudido en México,
de vínculos con el narco, no lo libra de ser líder de un grupo delictivo, que
fue entregado a Estados Unidos por haber sido acusado por delitos graves en ese
país. El abogado del “Ratón”, se ha distinguido por defender criminales y
delincuentes durante toda su carrera legal. Sus gritos buscan crear un ambiente
mediático, tanto en Estados Unidos como en México, sin pruebas, nada más con los
dichos de un abogado defensor de narcos, para inducir un linchamiento en contra
de la presidenta de México. Es obvio que la derecha mexicana va a retomar la
diatriba, hasta purificar a Ovidio Guzmán, vía las bajezas de un abogado que
consiguió que el gobierno de Estados Unidos firmara un acuerdo con un
narcoterrorista. El “Ratón” es un delincuente, muy cercano a su abogado.
El “Ratón” no solo evitó la pena de muerte, por los delitos de que lo
acusa el gobierno estadounidense, también se supone que podría “revelar”
grandes historias de vínculos entre el gobierno mexicano y el narco. Efectivamente,
si Ovidio Guzmán habla será para documentar la relación que tuvo su grupo de
delincuentes con el PRIAN. Lo peor es que podría hundir aún más a Genaro García
Luna, hoy preso por narco en Estados Unidos, y dar indicios de cómo Felipe
Calderón le prodigó a su cartel la protección que lo hizo poderoso.
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