jueves, 24 de julio de 2025

Transitología neoliberal

 

Para la derecha mexicana, en el 2000 México transitó a la democracia cuando el mediocre Vicente Fox ganó en las urnas, pero se perdió en la realidad política mexicana, al encaramarse en la vorágine corrupta y saqueadora del PRI. Es obvio que, si el gris Fox se hundió en la corrupción, incompetenciTa, violencia, saqueo priista, no fue involuntariamente. Sus hijastros no se enriquecieron por la demencia de un gerente de 5a de la venenosa Coca-Cola, sino porque el expresidente supo y alentó la corrupción y el saqueo. Asimismo, el gobierno de Fox es el precedente central del narcoestado que intentó llevar a buen puerto el asesino Felipe Calderón del PAN, interrumpido por la “alternancia” que el PRIAN impuso por medio de un fraude electoral en 2012 con Enrique Peña Nieto. No es que el narcoestado se haya diluido con el fraude priista. Fue ocultado, mientras el gobierno peñanietista habría el gobierno y el Estado mexicano al saqueo, la corrupción, la impunidad, la complicidad, en la que participaron entusiastamente los medios corporativos, grupos empresariales, periodistas, políticos del PRIAN, funcionarios públicos, entre otros actores sexenales.

Transición, alternancia, han sido dos términos –sin duda no llegan a conceptos, menos a categorías científicas- que la intelectualidad y la academia derechistas blandieron a partir del 2000 en sus sesudos “análisis”, artículos, libros y otras publicaciones que inundaron revistas, prensa escrita y casas editoriales. Inició entonces la “transición”, interrumpida en 2018 y 2024, con el triunfo de AMLO, Claudia Sheinbaum, Morena y la 4T, porque según los transitólogos y alternantes de la derecha mexicana, el progresismo no solo es una anomalía, pues interrumpió las bondades del neoliberalismo como pensamiento único y política económica “modernizadora”. También, les dio a las mayorías una importancia central en la democracia, mientras las elites fueron marginadas del poder político. Es decir, la intelectualidad, los académicos, los comentócratas de la prensa impresa, digital, televisiva y radiofónica, fueron marginados y expulsados del paraíso del presupuesto público.

Los transitólogos neoliberales intentaron construir, durante los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, un paradigma para explicar que esos gobiernos caminaban, no al cambio, sino al tránsito y la alternancia partidista y gubernamental, en el contexto de un modelo económico que, económica y políticamente, marginaba a millones de mexicanos, mientras las elites se consolidaban con el saqueo a los bienes públicos. Datos mexicanos oficiales y de otras fuentes –Oxfam, por ejemplo- confirman que el neoliberalismo concentraba la riqueza en unos pocos y hundía en la pobreza a millones, además de exaltar al individualismo como fuente personal de cambio y aspiracionismo, aunque violentaran a otros mexicanos para conseguir sus fines. Estos es lo que los transitólogos y alternólogos celebraban. Incluso aplaudieron al PRD cuando se plegó a las corruptelas del PRIAN al firmar el llamado pacto por México, además de ignorar la guerra que el narco Felipe Calderón había emprendido en contra de los mexicanos.

No hay duda de que los transitólogos neoliberales derechistas en México, intentaron modelar, política e ideológicamente, con el entusiasmo de la intelectualidad y muchos académicos incrustados en las universidades públicas y privadas, muchos financiados con fondos públicos para inventar la “transición mexicana”, el paso de un México dominado por un partido político único al bipartidismo del PRIAN. Pero lo que perdieron en su camino “teórico” es que millones de mexicanos se percataron de que el PRIAN era lo mismo. Vicente Fox, al mimetizarse con la corrupción y el saqueo, no transitó a nada. Felipe Calderón solo pretendió dar continuidad al narcogobierno que le precedió, dejando su huella personal: asesinar mexicanos por doquier. Y Enrique Peña Nieto hizo del saqueo y la corrupción la cúspide de la transición.

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