Parece que la presidenta de México, busca dejar su propia marca tras los
recientes nombramientos de embajadores de nuestro país en el extranjero. Es el
caso de la exgobernadora de Sonora por el PRI, Claudia Pavlovich, como
embajadora en Panamá. Recordemos que esta mujer fue nombrada cónsul en España
por el expresidente AMLO. Ayer, la Comisión Permanente del Congreso, aceptó el nombramiento del antiobradorista Genaro Lozano, académico, articulista,
activista y opinólogo de Televisa, en la embajada en Roma y otros pequeños
territorios europeos. La única diferencia entre ambas designaciones, es que la
primera fue enviada a un país amenazado por Trump y en situación económica
comprometida. Recordemos que el gobierno de Panamá rechazó, en su momento, la
nominación del brillante historiador homofóbico, Pedro Salmerón, acusado por
varias mujeres de acoso durante las denuncias del #MeToo mexicano. El segundo,
irá a Roma, ciudad que es parte de lo que se ha dado en llamar, despectivamente,
el circuito diplomático “Revlon”.
Roma, Italia, gobernado por la ultraderechista Giorgia Meloni, es una
sede diplomática mexicana que, junto con Washington, París y otras capitales
europeas, es objeto del deseo de los privilegiados, quienes, por más que su
perfil académico sea de primer orden, como es el caso de Genaro Lozano, añoran
representar a México en lugares donde la moda, los privilegios, la frivolidad,
el jet-set, los distinguen. La carpeta académica del futuro embajador es impecable,
pero fue un activista antiobradorista muy connotado de Televisa. En todos sus
espacios mediáticos, arremetió con particular ignorancia en contra de las
políticas y la propia personalidad de AMLO. Exmiembro del famoso grupo
#YoSoy132 surgido en la privilegiada Universidad Iberoamericana, jamás le
concedió al expresidente AMLO un mínimo reconocimiento por sus políticas.
Asimismo, es integrante de un sector de la comunidad LGBTQ+ que ha hecho de ese
movimiento un mercado de frivolidades, moda y privilegios.
Desafortunadamente, la política de AMLO para representar
diplomáticamente a México en el extranjero, está siendo seguida por la
presidenta de México, haciendo a un lado a miembros del servicio diplomático
con vasta experiencia y conocimientos de la relación de México con otros
países. Se privilegia a los privilegiados del PRI, PAN y antiobradoristas. Que
Genaro Lozano haya acompañado a Claudia Sheinbaum durante su campaña electoral,
no lo hace más que un oportunista, cuyas credenciales ideológico-políticas lo
alejan de la transformación que se está operando en el país y de cientos o
miles de morenistas y obradoristas con una formación académica igual o mejor
que la del nombrado, y cercanos a los principios que en su momento los
mexicanos acogieron para que AMLO llegara a la presidencia de México, y para
que la continuidad, con Claudia Sheinbaum, vaya adelante.
La apuesta de la presidenta de México, con nombramientos tan polémicos,
son también golpes bajos a Morena y el obradorismo. Un juego de apariencias: seguir
las grandes líneas de acción de AMLO, pero apartarse un poco de su partido
político y algunos obradoristas. Ahora bien, como se esperaba, la Comisión
Permanente del Congreso aprobó el nombramiento de Genaro Lozano, con la
negativa de la oposición. Quizás lo más ridículo de la derecha fue el
planteamiento de Margarita Zavala del PAN: “nos agravió”. ¿Qué quiso decir la
panista, si su hermano, en tiempos del PRIAN, con ninguna experiencia
diplomática, fue nombrado cónsul de México en Filadelfia? La intransigencia de
la oposición se remarca con sus emisarios, pero siempre termina en la
ignominia. La esposa del asesino Felipe Calderón es una mujer corrupta y
saqueadora; ocupa una curul por la que nadie votó. Por ello es necesaria la
reforma electoral. Los plurinominales reciben dinero público sin haber sido
electos y suben a la tribuna a despotricar, no proponer.
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