Durante el sexenio de AMLO, las conferencias mañaneras del expresidente,
se impusieron como la única vía para comunicar las políticas y acciones
gubernamentales, además de posicionar a AMLO como el transformador de la
política, la sociedad y la economía del país. Los 13.4 millones de mexicanos
que salieron de la pobreza entre 2018 y 2024, son una prueba de cómo cambió la
relación entre el presidente, la presidencia de la República, los actos y
políticas de gobierno, y la población mexicana, particularmente aquellos en
situación de vulnerabilidad. La presidenta de México, está siguiendo esa misma
vía para comunicarse con los mexicanos. Quizás el 80% de aprobación que hasta
ahora tiene, según diversas encuestas, sea parte del impacto de la Conferencia
del Pueblo.
Sin embargo, es probable que, como en el caso de AMLO, la presidenta de
México se quede sola, sin una política de comunicación social que vaya más allá
de la Conferencia del Pueblo. Quizás es decisión de Claudia Sheinbaum hacer de
sus conferencias mañaneras la principal vía de interacción con los mexicanos,
pero el caso de los medios públicos es realmente importante. Los canales 11, 22
y 14, que son parte del Sistema Público de Radiodifusión (SPR), y el canal 21,
del gobierno de la CDMX, están siendo operados por personas y grupos, cuya
perspectiva es hasta anti 4T y anti Claudia Sheinbaum, además de que los golpes
y ataques de la derecha, la ultraderecha, los medios corporativos, las redes
sociales, no parecen merecer un espacio para contrarrestarlos. La presidenta de
México es la única que sale a negar, aclarar y matizar tanto golpeteo.
Los medios públicos han estado redefiniendo su programación. Por ejemplo,
programas de opinión como Masiosare, espacios dedicados a los migrantes mexicanos,
entre otros en el canal Once, son muy interesantes, pero sus integrantes están
más allá de sostener una postura a favor del cambio. En los últimos episodios
de Masiosare, algunos han comenzado a abordar en directo, temas de particular importancia
–los 13.4 millones que salieron de la pobreza, los ataques de Trump, etc.-
desdeñados por los medios corporativos, aunque el tema histórico abordado los
viernes, es buen ejemplo del papel de una historiadora menor de la UNAM en
contra de Lorenzo Meyer.
El caso del canal 21 del gobierno de la CDMX, es preocupante, porque su
actual director lo ha entregado a un grupo de feministas anti 4T, anti
obradoristas y anti Claudia Sheinabum. Algunas de estas mujeres, colaboran con
Julio Astillero, el periodista buenaondita de La Jornada, quien un día sí y otro también, golpea con sus
especulaciones a Morena, la 4T y el obradorismo. Por ejemplo, ha dedicado un
par de programas youtuberos a elevar el chisme sobre la Dra. Beatriz Gutiérrez
Müller a gran nota periodística. La esposa de AMLO está siendo golpeada,
política y mediáticamente por la derecha española y mexicana, pero ni la
derecha ni la izquierda buenaondita mexicanas asumen el hecho de que la señora
Gutiérrez Müller jamás ha sido funcionaria pública y, en su momento, rechazó
acompañar a AMLO como “primera dama”. Es una académica y escritora, una
ciudadana.
Las feministas por supuesto que deben tener un espacio en los medios
públicos, pero sus narrativas anti 4T, anti AMLO, anti Morena, anti
obradorista, anti Claudia Sheinbaum, no favorecen a un medio público, cuya
programación ha ido en detrimento, perdiendo audiencias, además de prevalecer
los dictados autoritarios de un grupo antigubernamental. La crítica hacia las
políticas gubernamentales, la 4T, Morena y el obradorismo se tienen que hacer,
pero en su narrativa hay un dejo de “sino es como yo lo digo” o “como yo digo
que lo debería hacer”, no hay más. Es finalmente, una narrativa toxica,
alentada por una corriente de la izquierda buenaondita que guarda, al parecer, buenos
recuerdos del estalinismo y el infantilismo de izquierda. Los medios públicos
parecen estar a la deriva. Regresaremos con otra reflexión.
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