lunes, 11 de agosto de 2025

SCJN: normalizar el racismo y el clasismo

 

En los hechos, la SCJN no solo amparó el supuesto “honor” y los “derechos humanos” de Lorenzo Córdova, sino sentó un precedente peligroso y autoritario: legalizar el racismo y el clasismo. La resolución del ministro Javier Laynez Potisek que concedió el citado amparo, es una respuesta de clase de un funcionario público al que no le avergonzó manipular la ley para amparar a un racista y clasista. La segunda sala de la SCJN, por tres votos a favor y dos en contra, intenta sembrar un criterio que cualquier racista y clasista podría usar para ampararse, si creyera que por sus dichos racistas y clasistas supusiera que su “honor” y sus “derechos humanos” están siendo vulnerados por alguna autoridad. No importa si se insulta y desprecia a grupos vulnerables, como los pueblos originarios, los privilegios de clase cuentan por encima de los derechos de cualquier grupo marginado, vulnerable. Se trata de normalizar el desprecio racista y clasista.

Se puede argumentar que el comentario extralimita el amparo que se le concedió a Lorenzo Córdova, pero es preocupante que la máxima autoridad judicial se incline por un personaje racista y clasista, quien no tuvo tapujos en su llamada telefónica, la que dice fue “privada” y por lo que presentó una denuncia en la FGR, aunque son dos funcionarios públicos los que participan de esa conversación, en la que Córdova se explaya insultando y dejando claro su talante racista y clasista en contra de un representante de un pueblo originario. Para este personaje, los pueblos indígenas no importan. Es lo que el amparo le concedió a Córdova: por el “honor” de un exfuncionario público, la SCJN siembra un criterio autoritario por medio del cual se protege a un individuo privilegiado, integrante de una clase social privilegiada, y se vulneran los derechos de los pueblos originarios, los que no tienen nada que alegar ante un blanco perteneciente a las elites.

El ministro Laynez Potisek, propuesto por Enrique Peña Nieto, no solo consideró que era correcto amparar a un racista y clasista, sino que no lo importó las implicaciones del amparo que concedió. Otra arista del amparo concedido, es la orden de no distribuir y retirar los libros impresos, lo que en un momento dado hasta podría llegar al fascismo de destruirlos solo para negar la historia y ocultar el hecho de una conducta racista y clasista a la que se pretende proteger. El ministro que despotrica en contra de la reforma judicial, como recientemente lo volvió a hacer, a unas semanas de que deje el poder que le confirió un presidente corrupto y saqueador, se va sin gloria, pero sí con mucha pena. Su cierre como funcionario público no enaltece el trabajo de la SCJN. Al contrario, muestra bien el talante de la mayoría de sus miembros, todos cercanos a Norma Piña. El manejo discrecional e interesado de las leyes y la institución que se supone garante de la justicia en el país es una vergüenza.

Otorgar el citado amparo a Lorenzo Córdova, es un quiebre adicional que da la patada final a la actual SCJN, propinada por sus integrantes más conservadores, quienes deben su puesto y privilegios a los gobiernos del PRIAN. No me cabe ninguna duda que el amparo es un acto autoritario, fascistoide, que, más allá de sus ditirambos jurídicos para “salvaguardar la honorabilidad” de Córdova, de seguir en funciones esta SCJN, podría dar pie a aceptar nuevas solicitudes que finalmente convertirían el racismo y el clasismo en “normales”, sobre todo en una sociedad en la que el racismo y clasismo soterrado prevalecen. Por fortuna, el ministro Laynez Potisek se va en unas semanas, a menos que pretenda erigirse en el salvador inescrupuloso de su SCJN. Sus declaraciones, despotricando en contra del proceso electoral que dio paso a lo que podría ser una nueva SCJN, son ominosas. Son las de un funcionario público que está perdiendo un sitio en el que seguro se ha hecho millonario con tantos privilegios, pero también un cargo que manejó a favor de los poderes fácticos y personajes como Lorenzo Córdova. El amparo, no solo protege a un racista y clasista, sino también es una vía para normalizar racismo y clasismo.

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