Muchos podrán pensar que ambos personajes son antípodas, pero se acercan
en cuanto a ciertas posturas. El racismo y clasismo de Lorenzo Córdova, nada
tienen que ver con las acusaciones y mentiras de Cuauhtémoc Cárdenas en contra
de la 4T. En una reciente entrevista, el Ing. Cárdenas arremete, ahora en
contra de la presidenta de México, como antes lo hizo contra el expresidente
AMLO, alegando que no hay “proyecto de nación” y no “hay dinero”. La misma
cantaleta del exlíder moral de la llamada corriente democrática del PRI y
algunos sectores de la izquierda mexicana que, en las dos últimas décadas del siglo
XX, lo ungieron para encabezar un amplio movimiento para convertirlo en
candidato a la presidencia. Cárdenas nunca dejó de ser un sempiterno conservador,
además que en las últimas décadas sale a declarar sus frustraciones porque
nunca fue, ni será, presidente de México.
En Sin Censura, el gran periodista de investigación, Francisco Cruz,
contó la siguiente anécdota: Amalia Solórzano, viuda del Gral. Lázaro Cárdenas
del Río, fue cuestionada si veía en su hijo Cuauhtémoc Cárdenas a un héroe,
pero responde que héroe solo hay uno. El Tata Lázaro. La anécdota es
impactante. Este escribano nunca vio en Cuauhtémoc Cárdenas al gran líder,
aunque votó por él cuando fue candidato presidencial. Su comportamiento
posterior, sobre todo cuando comenzó a golpear a AMLO y la 4T, como lo hizo en
los últimos años de su vida Porfirio Muñoz Ledo, demostraron, no solo
frustración, sino traición, tanto al fundador real de un movimiento social que
finalmente conquistó el poder por la vía electoral, y puso las bases de la
transformación a la que ha dado continuidad la presidenta de México, como al pueblo mexicano.
La izquierda jamás tocó las puertas de algunos de los líderes de la llamada
corriente democrática del PRI. A excepción de Ifigenia Martínez, quien se
distinguió de Cárdenas y Muñoz Ledo. En este contexto, el expresidente
consejero del INE, fue protegido por la SCJN para que se retire un párrafo de
los libros de texto de la educación pública en el que se da cuenta de su
postura racista y clasista. Lorenzo Córdova supone que el fallo de la SCJN le
restauró un supuesto “liderazgo moral” que jamás ha tenido. La sentencia de la
SCJN es contradictoria, porque no discute la conducta de Córdova en contra de
los pueblos originarios. Es decir, legaliza de algún modo el racismo y el
clasismo, porque no se trata nada más de un personaje, sino de un grupúsculo de
derechistas que ven en Córdova a un líder.
Con todo, Lorenzo Córdova no tiene el liderazgo político que la derecha
le atribuye. Es un gris personaje mediático, cómplice de fraudes electorales y
racista consumado. Pensar en su padre, el gran ideólogo de izquierda, Arnaldo
Córdova, es hasta ocioso. Formado en ambientes donde los privilegios abundaban,
al llegar al INE, antes IFE, fue arropado por la derecha partidista con la
finalidad de hacer del árbitro electoral un poder fáctico en contra de la
democracia en México. Sus burlas e insultos al representante de los pueblos
originarios de Guanajuato, de los que nunca se ha disculpado, son parte de la
historia racista y clasista de nuestro país. Aunque la SCJN lo haya amparado,
es necesario e importante que lo recordemos diariamente: Lorenzo Córdova
Vianello es esencialmente un gran representante de la derecha y ultraderecha
mexicana. No representa a la mayoría de los mexicanos, excepto a algunas elites
políticas y económicas que esperan recuperar el poder para que sus privilegios prevalezcan.
Cuauhtémoc Cárdenas y Lorenzo Córdova, son sin duda antípodas, pero como
se señala, los extremos se tocan. Los reclamos conservadores de Cárdenas, antes
a AMLO, ahora a la presidenta de México, son esencia de la hipocresía de la
derecha; ni líder moral ni líder de izquierda. Un derechista más. Córdova
resume lo que las elites políticas y económicas sueñan de México: un país
blanco, con privilegios para unos pocos, semejante y sometido a Estados Unidos.
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