miércoles, 24 de septiembre de 2025

Delirio ultraderechista en la ONU

 

El discurso grandilocuente de Donald Trump en la asamblea de la ONU, mostró sin ambages al presidente del imperio como un tipo delirante, imbécil y esquizofrénico. Pero no es solo Trump. La derecha y ultraderecha se reflejan bien en el energúmeno naranja. Ni ética, ni moralmente, ni políticamente, las derechas del mundo serán bienvenidas en muchos países. En Europa, son varios los países que han llevado a derechistas al poder. En América Latina los más representativos son Javier Milei de Argentina, y Eduardo Novoa de Ecuador. Ambos súbditos de Trump. Milei recién obtuvo otra línea de crédito de Estados Unidos –la primera, similar en monto, fue en abril pasado- por 20 mil millones de dólares, dinero que los argentinos tendrán que pagar, aunque en las próximas elecciones argentinas, se vaya Milei.

No hay duda del delirio ideológico y patológico de la derecha mundial. Donald Trump matando pescadores, a los que acusa de terroristas en el Caribe, asesinando palestinos en Gaza; Netanyahu llevando a cabo el atroz genocidio palestino en Gaza, con la intención de apropiarse de un territorio que no le pertenece, que jamás le perteneció; Javier Milei, no solo endeudando de por vida a los argentinos, incluso a sus votantes, porque el crédito obtenido es para los ricos de Argentina, incluidos los políticos cercanos al presidente, sino hundiendo a su país; Noboa entregando Ecuador a Estados Unidos, sin ambages. La derecha no está haciendo algo a favor de los humanos. No les importan. Por un lado, buscan obsequiar sus países al esquizofrénico violento Donald Trump, y por otro, enriquecerse con el dinero público.

En México, el delirio derechista está bien representado por Ricardo Salinas Pliego, quien se hace llamar empresario, pero es en realidad usurero y deudor fiscal, un delincuente que pretende haber organizado un “movimiento” que lo llevaría a la presidencia de la República, pero que básicamente está formado por sus empleados y corruptos chayoteros. Es un individuo que ha hecho su fortuna evadiendo impuestos, engañando a empresarios al venderles empresas con adeudos fiscales, robando recursos públicos a través de consorcios como Fundación Azteca, y cobrándole a la gente por productos que adquiere en sus tiendas, hasta tres, cuatro o cinco veces su precio real. En Estados Unidos tuvo que pagar 25 millones de dólares para no ser encarcelado por una demanda de la empresa ATT, a la que le vendió una empresa endeudada fiscalmente en México.

Pero estas conductas inmorales y amorales, no son privativas de los empresarios mexicanos, sino de toda la derecha mexicana y mundial. Recordemos que hace años, el mismo Donald Trump fue condenado por un juez a pagar unos 300 millones de dólares por inflar los activos de sus empresas, cuando en realidad estaban quebradas. La burguesía, acorde con Marx, no tiene ni moral ni ética. No solo explota a los trabajadores, sino se aprovecha de cualquier resquicio de la ley para enriquecerse. Aunque Max Weber elogia la ética de la burguesía protestante alemana, quizás con los ejemplos más mezquinos de los protestantismos estadounidenses, repensaría su trascendental estudio sobre la ética protestante, donde la avaricia y las trampas de la fe convierten la explotación, en sus diversas modalidades, en el espíritu del capitalismo salvaje.

El delirio de Trump en la ONU, es solo un acto teatral para infundir miedo, además de desprecio en contra de los países que se le oponen o lo cuestionan. El Trumpismo es solo una manifestación del fascismo global. Si bien, este escribano menciona frecuentemente “derecha y ultraderecha”, en la narrativa es importante entender que derecha y ultraderecha oscilan, en la realidad política, con expresiones fascistas o fascistoides. No hay mucha diferencia. El ascenso de la derecha mundial no se reduce a las expresiones de Trump, Vox, Meloni, Milei, sino a un movimiento que busca ordenar y organizar al mundo acorde con sus esquizofrénicas ideas. El delirio Trumpista, no solo se trata de recuperar al imperio perdido, sino aniquilar a otros pueblos, como en Gaza.

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