El genocidio en Palestina, no comenzó con el secuestro por parte de
Hamas el 7 de octubre de 2023, sino cuando Gran Bretaña, Estados Unidos, y
otros europeos, decidieron inventar el Estado de Israel, invadiendo las tierras
que históricamente ha ocupado Palestina. No es un capricho ideológico-político,
narrativa periodística, discurso grandilocuente de algún funcionario de la ONU.
El pueblo palestino ha sido sometido, desplazado y asesinado desde hace mucho
tiempo. Occidente le está arrebatando sus tierras y su vida. Y quizás, aunque
el sionismo no se avergüenza por asesinar a un pueblo humano que parece que a
Occidente le sobra, a los otros humanos nos horroriza: acorde con Francesca
Albanese, relatora de la ONU, son más de 680 mil muertos.
Acorde con cifras oficiales, los sionistas israelíes han asesinado a 66
mil palestinos, pero de la revisión de diversos cálculos de expertos y
académicos, y la destrucción masiva de infraestructura, se concluye que más de
medio millón de palestinos han sido asesinados. El genocidio debería
horrorizarnos a todos. Los criptojudíos no experimentaron el horror del
holocausto llevado a cabo por los nazis, pero se enteraron, ya sea por
parientes o por otros medios, sobre la aniquilación de miles de judíos. Hoy que
los sionistas israelíes asesinan sin vergüenza a miles de palestinos, parece
que los judíos y Occidente no se percatan del horror.
La cifra de la enviada de la ONU, vetada por Trump para ingresar a
Estados Unidos, no es fantasiosa, por la cantidad de personas que habitaban
Gaza antes del genocidio perpetrado por el Estado sionista de Israel. El
problema con la ONU es que se ha convertido en un organismo multilateral
obsoleto. En el caso de Gaza, ha actuado erráticamente. Es probable que en la
próxima asamblea sea reconocida Palestina como un Estado. La prensa reporta que
al menos 10 países harían ese reconocimiento, pero ya no es cuestión, desde el
punto de vista de este escribano, de reconocer o no reconocer, sino de actuar.
Aunque el Consejo de (In)Seguridad de la ONU es una desafortunada instancia en
la que Estados Unidos veta cualquier iniciativa a favor de terminar la guerra
genocida en Gaza, de nada sirve la organización como tal.
Muchas de las instancias de la ONU, temáticas y regionales, además de
que implican millones de dólares y sus altos funcionarios gozan de
estratosféricos sueldos y privilegios, de poco sirven. Excepto en países como
México, al que los suborganismos de la ONU fustigan –desparecidos,
feminicidios, violencia en general, etc.-, el genocidio en Gaza apenas fue
reconocido como tal. Lo anterior no significa que se deba desconocer lo que
sucede en nuestro país, pero si las organizaciones de la ONU dedicarán algo de
su aparato burocrático a atender el genocidio en Gaza, quizás la situación de
la población palestina no hubiese escalado a los niveles actuales. Porque, hay
que insistir, el aniquilamiento de los palestinos en su propia tierra, no
comenzó en 2023, sino mucho antes. Y desde entonces, la ONU no ha detenido a
Israel y sus guerras genocidas.
El histórico reconocimiento de Francia, Gran Bretaña, entre otros,
aunque tarde, aumenta la presión de Occidente, excepto el cómplice genocida
Donald Trump, para detener el genocidio palestino. No es una guerra. Una población
a la que se le arrebata la vida y su territorio, por un ejército invasor y asesino,
no está en guerra. Es solo objeto de una masacre, del aniquilamiento masivo de
mujeres, niños, niñas y hombres. El Estado sionista de Israel ha planeado, no
solo arrancar su casa al pueblo palestino, sino también aniquilarlo
perversamente para evitar su reproducción humana. El delirio sionista,
acompañado por el criminal Donald Trump y su gobierno destructor, repite paso a
paso el holocausto judío. Los nazis pusieron las bases de la eliminación física
de pueblos enteros, pero las potencias occidentales y la ex URSS detuvieron la
intentona de Hitler de dominar Europa, lo que no eliminó la lección nazi que
hoy es parte de las insanas intenciones de los sionistas israelíes: aniquilar
al pueblo palestino.
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