Televisa intenta hacer de la desmemoria norma. Un documental, dirigido
por la periodista Denise Maerker, cuya vida profesional está sellada por la
televisora, revisa al PRI, anunciando su fin. Es una revisión tramposa. Lo destacable
es el uso del extraordinario archivo fílmico de la empresa, pero se intenta
dejar la idea de que tiempos pasados fueron mejores. Es decir, el PRI de antaño
fue mejor. Un gran partido político, un momento casi soñado de México bajo el
dominio del partido de Estado. El PRI nunca fue un partido hegemónico, sino un
aparato político e ideológico que surgió y creció al amparo del Estado
mexicano.
Hechos como los crímenes de lesa humanidad (Acteal, el 68, Aguas
Blancas, etc.) no son parte de la revisión de Televisa. Carlos Salinas de
Gortari acepta que hubo fraude electoral en la elección presidencial que llevó
a Ernesto Zedillo al Poder Ejecutivo, pero no habla del fraude electoral que lo
hizo a él mismo presidente de México. Tampoco se revisa el fraude electoral de
2006, menos de 2012. El 2 de octubre de 1968, no ocupa un lugar central en el
documental. En la matanza de Tlatelolco parece que el PRI no tuvo nada qué ver.
Fue un asunto que “sucedió” y ya. Hay que recordar el PRI gobernaba y fue
encabezado por un asesino.
Son 57 años que el PRI masacró a los estudiantes que exigían democracia.
Un hecho que dejó desaparecidos, asesinados y ejecutados. Una matanza que la
sociedad mexicana tiene que recordar y no apostarle a la desmemoria de una
televisora que creció y se consolido con el PRI. El grito de 2 de octubre no se
olvida, está más allá de la retórica. Es una realidad que los mexicanos estamos
obligados a recordar y conmemorar. Fue un crimen de lesa humanidad, perpetrado
por el Estado mexicano, gobernado entonces por el PRI. Ese PRI que hoy Alito
Moreno sigue hundiendo. No hay mejor momento que el actual del PRI. Recordar la
masacre del 2 de octubre es recordar que el PRI y sus gobiernos fueron
asesinos.
En 1968, octubre 2, el PRI masacró a miles de estudiantes. Pero después
hubo un 1971, las masacres de Acteal, Aguas Blancas y un largo etcétera. La
historia del PRI no es la que Televisa cuenta. Es la que los estudiantes y la
sociedad mexicana cuentan. La represión fue la consigna del PRI para mantener
un gobierno “estable”. No se puede olvidar que, durante el gobierno espurio de
Carlos Salinas de Gortari, más de 300 perredistas fueron asesinados. Ese PRD
que hoy, por fortuna ya no existe, porque se vendió a la derecha. En este
sentido, reprimir, desaparecer, asesinar a ciudadanos mexicanos, no es ajeno al
PRI. Ninguna justificación puede limpiar al partido más represor de México. Un
partido político que se inventó enemigos –Gustavo Díaz Ordaz era un
recalcitrante anticomunista- que jamás tomaron el poder en México.
La cantaleta autoritaria y comunista del PRIAN es de risa. Si Cuba y
Venezuela se han concentrado en sí mismos, es porque el imperio les ha negado la
posibilidad de desarrollarse de manera autónoma. Y no están “exportando” su
forma de organización. Es hasta ridículo seguir suponiendo que son sociedades “comunistas”
o “socialistas”. La derecha mexicana vive en fantasías de los sesenta y setenta
del siglo pasado. AMLO llegó al poder sin prometer que México sería un país
socialista. Nunca declaró al país como la derecha lo imaginó. Claudia
Sheinbaum, nunca ha declarado socialista o comunista a México. Y ni lo hará. El
Plan México, no tiene ni un ápice de “socialismo” venecubano. Dan risa ajena.
El 2 de octubre de 1968, no anunció el “socialismo” o el “comunismo” en
México, sino el establecimiento de una vía democrática que finalmente fue
masacrada por el PRI. Los estudiantes jamás esgrimieron un cambio de régimen,
aunque muchos podrían haber tenido antecedentes en grupos izquierdistas
radicales. Posteriormente se habrán radicalizado algunos grupos, pero son casos
específicos. 2 de octubre no se olvida, porque fue la radicalización de la
democracia.
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