Desde hace algunas semanas, legisladores estadounidenses, republicanos y demócratas, arreciaron sus campañas mediáticas contra México, tomando como referentes su interés por declarar a los carteles del narcotráfico mexicanos como organizaciones terroristas y la crisis de opioides que azota a Estados Unidos. En ambos casos, resalta el uso electoral de asuntos que atañen a ese país, pero de lo poco que hacen para impedir o paliar el grave problema de las adicciones y las muertes que causa el fentanilo, además de no combatir las redes delincuenciales que introducen y distribuyen en la Unión Americana la mortal droga. Históricamente, en esa nación cualquier conflicto interno se busca resolverlo por medio de la injerencia, intervencionismo, golpes de estado y minando de gobiernos democráticos opuestos a sus políticas violatorias de la soberanía nacional.
Esta semana, el Departamento de Estado y las declaraciones de Anthony
Blinken, titular de esa área, enrarecieron más el clima bilateral. Como cada
año, el supuesto informe sobre derechos humanos en otros países, pero no en el
propio, donde las violaciones a los derechos humanos son cotidianas, condena a
México por temas que caen en la especulación, a partir de comentarios y
entrevistas a informantes, intelectuales, académicos, internacionalistas
derechistas, tanto mexicanos como de Estados Unidos. Sin documentar los cambios
que el gobierno federal ha impulsado, en particular con la intención de
combatir la corrupción, la tortura, las ejecuciones, la participación de las
fuerzas armadas en violaciones a los derechos humanos, el citado documento fue
potenciado por los medios corporativos golpistas mexicanos. Así como los
legisladores estadounidenses usan electoralmente asuntos de su país para atacar
a México, la prensa y sus amanuenses mexicanos afilan sus intenciones
golpistas.
Sin duda, las elecciones en Estados Unidos y México, las intenciones
golpistas de partidos políticos, empresarios, elites políticas y económicas,
son el contexto de la guerra mediática basada en el fentanilo y un deforme
informe sobre derechos humanos del Departamento de Estado. Recién el 18 de
marzo, más de 500 mil mexicanos acudieron al zócalo de la #CDMX para respaldar
la política energética de #AMLO, demostrando a políticos y gobierno
estadounidenses, así como a la derecha y ultraderecha mexicana, la capacidad de
convocatoria del líder mexicano, a pesar de las mentiras cotidianas que los
medios corporativos golpistas, las redes sociales y los partidos políticos y
empresarios golpistas difunden. La asistencia de Lorenzo Córdova a rendir
cuentas de su intento golpista ante la OEA, el Atlantic Council, organismo ligado
a la OTAN, y otras instancias derechistas, con la mentira de defender el #INE y
la democracia, es claro ejemplo de la guerra mediática actual.
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