El 6 de septiembre en el World Trade Center de la CDMX, el proceso
interno de Morena refrendó lo que diversas encuestas de los medios corporativos
adelantaron desde hace más de un año: la ventaja de Claudia Sheinbaum, ex jefa
de gobierno de la CDMX, científica, funcionaria pública, activista de
izquierda, obradorista, morenista, mujer, hija, madre, compañera. ¿Dados
cargados? ¿Tiempo de mujeres? Aunque la derecha, su candidata y medios
corporativos, cuestionen el proceso, en particular alentando el griterío de uno
de los contendientes perdedores, Marcelo Ebrard, la Dra. Sheinbaum llega a la
coordinación de la 4T con amplia legitimidad democrática. Y el hecho de ser
mujer, con un gobierno en la CDMX en el que rindió buenas cuentas, la perfilan
para la presidencia de la República. La comparsa de la derecha, quizás avance
en los próximos meses, pero no se prevé que sea una amenaza, aunque la 4T no
puede cantar aún victoria.
A diferencia de la imposición de la candidata de la derecha, decidida
por algunos hombres, quienes presionaron para que todos los contendientes,
incluida una segunda mujer que fue expulsada de la contienda de manera
humillante, Morena abrió un proceso que concluyó acorde con la agenda que se planteó
al inicio. Asimismo, uno de los candidatos perdedores exigió ciertas
condiciones, lo que fue aceptado por todos los que compitieron. Sin duda es
comprensible el resultado, aunque también el berrinche de Marcelo Ebrard, quien
se veía –se sigue viendo- como presidente de México, no como líder de un
movimiento de transformación. Claudia Sheinbaum, aunque es obvio que ganó un
proceso que eventualmente la convertirá en la primera presidenta de México, en
su discurso de aceptación del bastón de mando se asumió como líder de la
continuidad con cambio, no como una mujer que desea a toda costa ser presidenta
–como la candidata de la derecha lo grita a diario.
En este contexto, es interesante la cargada de la derecha a favor de
Marcelo Ebrard. Los cínicos testaferros del PRD y el PAN, dicen que a Marcelo
Ebrard le hicieron fraude y que su impuesta candidata “indígena, pobre y que se
hizo a sí misma”, tiene todo a su favor. Pero las propias mentiras de la
derecha la delatan. Y los mexicanos lo saben. Primero, Xóchitl Gálvez es
producto de una imposición. La impuso un grupúsculo de hombres de la derecha y
la oligarquía. Asimismo, el cuento de la mujer pobre, indígena y
vende-gelatinas que ahora es multimillonaria por su propio esfuerzo, es falso.
Sin legitimidad democrática, promovida por el patriarcado derechista, con una
fortuna hecha con tráfico de influencias, uso de cargos públicos para favorecer
sus empresas y enriquecerse y muy por debajo de la aprobación de la Dra.
Sheinbaum.
Claudia Sheinbaum ganó con el 39.32% de las encuestas de Morena,
mientras Marcelo Ebrard obtuvo el 25.8%, incluida la casa encuestadora que el
exCanciller propuso. Pero dice Alito Moreno (PRIANRD-FAM) que Marcelo Ebrard
divide a Morena, lo que favorecería a los corruptos del Frente Amplio por
México, pero como a su impuesta candidata Xóchitl Gálvez, no le salen las
cuentas. La encuesta de Morena fue aplicada a población abierta, no solo a
morenistas. Según los resultados promediados de las cinco encuestas, Sheinbaum obtuvo
39.32, Ebrard 25.8, Adán 11.8, Noroña 10.62, Velasco 7.16 y Monreal 4.56. Los
números hablan. Incluso, de irse Ebrard de Morena, con lo obtenido por los
otros cuatro contendientes, 34.14 en total, Morena contaría con poco más de 70%
de probable intención de voto, mientras Ebrard se iría con 25.8%. A esto le
llaman división los del PRIANRD y salivan con el supuesto de que ya ganaron.
Las encuestas son una fotografía del momento y falta un largo trecho
para el 2024. Y el ultraderechista confesional Eduardo Verástegui ya solicitó
al INE su registro como candidato independiente, aunque tiene que reunir un
millón de firmas. Si Ebrard se va de Morena, Xóchitl Gálvez quedaría en tercer
lugar y los independientes, de reunir las firmas necesarias, se llevarían una
pizca del electorado, pero no a favor de #PRIANRD y @ClaudioXGG
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