Los medios corporativos, las redes sociales y el Poder Judicial, están
empeñados en hacer del caos su peor estrategia para demostrar que el poder de
las elites políticas y la oligarquía marcarán la presidencia de Claudia
Sheinbaum. El Poder Judicial orquestó una maniobra para forzar una ruptura
institucional que generara una crisis constitucional, en la que la requisa, los
juicios políticos y las inhabilitaciones pudieron alcanzar a jueces, magistrados,
ministros y trabajadores, lo que hubiese aplaudio a la derecha internacional y
sus organismos como la OEA, la CIDH, la ONU, el Parlamento Europeo, el
Departamento de Estado, muy dispuestos a intervenir, sin descartar una invasión
militar, por los gritos de “presos y perseguidos políticos”, a pesar de que el
podrido Poder Judicial es uno de los principales instigadores del caos.
El Poder Judicial, ha operado, durante casi todo el sexenio de AMLO, una
guerra legal –Lawfare- contra el gobierno legítimo y democráticamente electo.
La liberación de delincuentes de cuello blanco, narcotraficantes, miembros de
carteles delincuenciales, descalificación de reformas –la eléctrica entre las
más importantes-, fallos a favor de empresarios que no pagan impuestos, congelamiento
de demandas por adeudos fiscales, uso faccioso de la ley, entre otros, culminan
ahora con las ilegales huelgas y paros de ministros, jueces, magistrados,
trabajadores, amparos que buscaron detener la discusión y aprobación de la
reforma judicial. No es que al Poder Judicial importe la legalidad y los
derechos de sus trabajadores y los ciudadanos, sino que le interesa defender
sus privilegios, corruptelas, saqueo y protección a delincuentes, elites
políticas y la oligarquía.
Como parte del caos, con la reforma constitucional aprobada y en espera
de ser operada con sus leyes secundarias y demás normativa, Norma Piña,
ministra presidenta de la SCJN, vuelve a aceptar “consultas” de jueces que
esperan controvertir la reforma judicial, sin importarle que el Poder Judicial
estaría violentando el marco constitucional y la misma Constitución. En esta
línea está transitando la llamada “izquierda verdadera” o la “izquierda buenaondita”
al gritar que AMLO le deja a la ya, en breve, presidenta constitucional un “grave”
problema, con lo que pretenden que el nuevo gobierno continuara atado a las
veleidades de la guerra legal de la derecha, en la que el Poder Judicial juega
un papel fundamental sostenido en la normativa actual. Al parecer, a la derecha
y la izquierda en México les va bien con el viejo régimen. No vislumbran que la
reforma judicial busca cambiar de fondo, no solo la impartición de justicia,
sino también que la justicia sea para todos los mexicanos.
A los medios corporativo y sus escribanos no les importa la impartición
de justicia y que todos los mexicanos accedan por medio de un piso parejo a la
justicia, les importa defender al establishment porque de ese modo se garantiza
la complicidad, la impunidad, el saqueo y la corrupción. No olvidemos que
varios medios corporativos eran beneficiarios de la distribución de medicamentos,
la concesión de hospitales y cárceles, incluida una pista del NAIM de Texcoco,
entre otros negocios en los que el dinero público fluía para los bolsillos de
los propietarios de los medios y para sus escribanos. Sin duda, todos eran
activos participantes de la corrupción y el saqueo, por lo que su activismo en
el caos mediático es muy importante. Las redes sociales han escalado su
golpismo por medio de inyecciones de recursos privados y públicos, para golpear
a AMLO, la 4T, Morena, Claudia Sheinbaum y los mexicanos que apoyan la
transformación.
El caos mediático, digital y judicial sigue en marcha. Los intentos por
desacreditar al próximo gobierno será una constante, lo que hará de la
presidenta constitucional y la 4T, un baluarte en contra del golpismo de la
derecha y el fascismo. Los mexicanos decidieron seguir con los cambios, quienes
buscan impedirlos repelen la democracia y la decisión mayoritaria de un pueblo.
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