Se suele afirmar que la historia se repite, pero como tragicomedia. Es
lo que parece pasar con la derecha mexicana que pretender expropiar al Poder
Judicial para sus fines. En un evento de abogados, aparece de nuevo Ernesto
Zedillo Ponce de León, expresidente de México, gritando que la reforma judicial
es una aberración. También participó la ministra presidenta de la SCJN, Norma
Piña, lloriqueando y despotricando contra lo mismo. Dos personajes que han
demostrado con creces su interés por destruir México, sin importarles la
democracia ni los mexicanos. La historia de Zedillo, con una esposa cuya
familia estaba ligada al narcotráfico, es trágica para millones de mexicanos. Las
masacres de Acteal y Aguas Blancas, son parte de la historia represiva del
expresidente. El famoso error de diciembre de 1994, fue otro episodio que
hundió al país, además de entregar los ferrocarriles a una empresa estadounidense,
de la que fue después empleado.
Pero la disolución autoritaria de la SCJN, que no suscitó gritos en
contra por supuesto autoritarismo o destrucción de la democracia que la derecha
afirma de la actual reforma judicial, es el gran acto del derechista Zedillo.
Con un golpe autoritario desapareció a la SCJN y redefinió al Poder Judicial.
Ni moral ni políticamente Ernesto Zedillo puede argüir lo que sea, tanto en
contra de AMLO y el gobierno de la 4T, como en contra de la reforma judicial.
Asimismo, el presidente que llegó a encabezar el Poder Ejecutivo, después del
asesinato de un candidato presidencial del PRI, dio otro golpe autoritario e
ilegal, al decretar el rescate de banqueros, empresas y amigos, por medio del
saqueo del erario público: el Fobaproa.
La derecha mexicana, en su desesperación, trae a la arena política, en
el contexto de la reforma judicial en marcha y de la transición gubernamental,
a un personaje anquilosado en sus mentiras. Un expresidente moral y políticamente
acabado, desprestigiado, corrupto, saqueador. No es de extrañar que los medios
corporativos golpistas y personajes derechistas en las redes sociales,
repliquen el discurso golpista zedillista y operen una campaña para convertir
al expresidente en su nuevo adalid, ocultando las atrocidades del personaje,
que implicaron masacres, saqueo y corrupción del erario público y el Estado
mexicano. La derecha mediática, política, judicial y empresarial, necesita
alimentar su narrativa para emprender nuevas campañas, tanto para intentar
restar credibilidad a AMLO, quien finaliza su sexenio con más de 70% de
aprobación, como para presionar y socavar al gobierno de Claudia Sheinbaum.
En este contexto, es entendible la carta de Genaro García Luna, el
exsecretario del narcopresidente Felipe Calderón, quien en unas semanas podría
ser condenado en Estados Unidos, después de un juicio en el que fue declarado
culpable por cargos graves ligados al narcotráfico. En la misiva, se
autodeclara inocente y acusa al gobierno de AMLO que fue condenado con
información que supuestamente su gobierno proporcionó a los fiscales
estadounidenses que lo juzgaron, además de afirmar que existen audios, videos,
fotografías, documentos, que involucran al presidente en vínculos con el
narcotráfico. Al parecer, sus fuentes son las mismas que las de Anabel
Hernández, quien sigue mintiendo, sin pruebas, sobre lo mismo, con la
derechista Carmen Aristegui. Dice Genaro García Luna, que su honor sigue
intacto. Esta frase no solo provoca carcajadas, sino exhibe el cinismo de un
individuo, cuya carrera delictiva ha sido documentada con rigor periodístico
por Francisco Cruz (García Luna: el señor
de la muerte, Planeta, 2020).
La derecha desempolva cartas marcadas, desprestigiadas y las hace
coincidir para golpear a AMLO, Claudia Sheinbaum y la 4T. El problema es que,
del asesino, corrupto y saqueador Ernesto Zedillo, se sabe mucho, y de Genaro
García Luna, se sabe que es un narco condenado en Estados Unidos y espera su
condena. Sentenció AMLO en una de sus más reciente conferencias mañaneras:
falta Salinas de Gortari. ¿Se animará la derecha y la oligarquía a darle
reflectores?
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