Retomo la idea del extraordinario periodista de investigación Francisco
Cruz, al referirse al voto del senador Miguel Ángel Yunes Márquez, quien
finalmente votó a favor de la reforma judicial para otorgar la mayoría
calificada. Efectivamente, Maquiavelo se sonrojaría por este voto que pone en
entredicho a Morena, la 4T y AMLO, pero con Lilly Téllez y Germán Martínez
Cázares, sería suficiente para incomodar a cualquiera. En este momento, a quien
acusa, con razón, Lydia Cacho, que aprecia la corrección política en tiempos de
canallas, lo que es entendible por los abusos que sufrió del exgobernador de
Puebla, hoy en su casa gracias al Poder Judicial, lo que la agraviada no
denuncia, pues supone que es culpa de AMLO, la familia Yunes otorgó su voto
para una reforma judicial que, incluso, les podría perjudicar. Quizás ahí
estuvo la negociación.
AMLO respondió a una periodista cabildera de Univisión, quien asistió a
la Conferencia matutina el 11 de septiembre de 2024, pretendiendo involucrar al
presidente de México en pactos fuera de la realidad política del país. Como
AMLO lo expresado claramente, el voto de los Yunes es una manera de optar entre
inconvenientes; es decir, en la arena política los purismos, tanto de la
izquierda estalinista, la llamada “izquierda verdadera” y la derecha, no pueden
definir el actual momento, saturado de intentos de la derecha fascista con la
guerra legal –Lawfare. No sorprende entonces, el llanto de la ministra
presidenta de la SCJN, Norma Piña, menos la diatriba de Ernesto Zedillo, quien
ordenó los asesinatos de Acteal, el ilegal FOBAPROA que obliga a los mexicanos
a entregar miles de millones de pesos a la oligarquía, creador de una SCJN a
modo –recordemos el anatocismo, ilegal cobro de intereses sobre intereses que
favorece a la banca, sobre todo extranjera-, entre otras graves cuestiones.
Vienen meses de Lawfare recargada.
El reclamo de Marko Cortés a Miguel Ángel Yunes Márquez, revela cómo
actúa el PRIAN por medio de pactos en los que la corrupción y el saqueo
prevalecen; alude al supuesto honor que debería respetar, cuando entre los del
PRIAN no existe el honor, ejemplifica la traición como medida del PRIAN, pues
los casos de los Yunes se alinean a los de Lilly Téllez y Germán Martínez
Cazares cuando abandonan Morena y traicionan a AMLO. El ejemplo del botín de Coahuila
parece que no fue base del acuerdo original Yunes-PAN. Y por supuesto, no
conocemos bien el acuerdo –porque seguro que hubo un acuerdo-, entre Morena y
los Yunes, pero lo que es evidente es que AMLO decidió asumir los costos
políticos de una situación en la que lo de menos es la traición de los Yunes al
PAN, porque a esta familia se le da muy bien. Y AMLO se va con la aprobación
jamás experimentada por cualquier otro mandatario mexicano.
Pragmatismo salvaje es lo que define el acuerdo Yunes-Morena, pero el
debate que levantó entre la llamada “izquierda verdadera”, periodistas de “izquierda”,
resume una situación tan infantil como alineada a la derecha. Es el caso de
Hernán Gómez Bruera, quien de supuesto apoyador de la 4T pasó a defender al
Poder Judicial. Entre sus alegatos, destaco su argumento de que a la 4T no les
gustan los contrapesos. Como si el Poder Judicial fuera un contrapeso. Defenderlo
es favorecer la corrupción, el saqueo, los privilegios, las complicidades, los
intereses de la oligarquía. Es cuestionable, criticable y urgente de revisión
el acuerdo Yunes-Morena, pero rechazarlo categóricamente como ese periodismo “de
izquierda” hace –entre otros, en el espacio youtubero de Julio Astillero- es
desconocer los procesos sociopolíticos que caracterizan el momento actual. La autollamada
“izquierda verdadera” está anclada al estalinismo, representa bien lo que Lenin
calificó como infantilismo de izquierda, y su cercanía con la derecha.
En el espacio de Julio Astillero, la admirada Sabina Berman planteó que
esa “izquierda verdadera” no es reconocida por Morena y la 4T, lo cual es
falso. Armando Bartra, Enrique Semo, entre otros connotados izquierdistas, críticos
de Morena y la 4T, participan activamente y no ocultan detrás de una narrativa
izquierdista, la que en realidad se acerca mucho a la derecha. Sabina Berman se
equivoca de nuevo, como su reiterado desconcierto sobre la crítica de AMLO a la
clase media.
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