domingo, 15 de septiembre de 2024

La tiranía de las mayorías

 

En una pasada reflexión escribí sobre la derecha creativa. Lo que la derecha llama “la tiranía de las mayorías” es una narrativa que intenta descalificar la democracia y el voto libre. Es decir, es malo que los ciudadanos den su voto mayoritario a una determinada fuerza política, porque ese voto condena a las minorías a ser minoría. Sin duda, es la narrativa de la derecha y el fascismo. En México, la participación ciudadana ha estado cambiando, a pesar de las mañas y triquiñuelas de la derecha. Después del fraude electoral de 1998, orquestado por el gobierno priista, en 2006 y 2012, el PRIAN operó de nuevo para intentar detener el voto ciudadano. Porque los dos últimos fraudes electorales, no solo se trató de la figura de AMLO como líder político y social, cabeza de un movimiento transformador, sino también de los mexicanos que experimentaron tales fraudes, y sabían que su voto fue burlado. En estos procesos, la estafa de la transición y la traición de Vicente Fox a una elección que lo llevó a la presidencia, jugó un papel importante.

Si la derecha supone que las dos últimas elecciones presidenciales -2018 y 2024- llevan a la sociedad mexicana al autoritarismo y la tiranía de las mayorías, es porque ocultan su propia debacle. No es que no hayan entendido la nueva realidad, como incluso entre los medios alternativos y la “izquierda verdadera” youtubera se plantea, sino que sus fracasos en las urnas, a pesar del apoyo de los medios corporativos golpistas, la derecha empresarial, el financiamiento de Estados Unidos y la Unión Europea a dizque organizaciones de la sociedad civil, reflejan que hace años dejaron de representar a los mexicanos. Incluso, hasta sus bases se han ido diluyendo. Sus derrotas nada tienen que ver con el autoritarismo y la tiranía de las mayorías. AMLO gobernó con el apoyo de millones de mexicanos. Claudia Sheinbaum, no solo refrendó la necesidad de dar continuidad a la transformación, sino que también gobernará con mayorías que rechazan a una minoría que sigue con sus mismas mañas, corruptelas, saqueo y triquiñuelas.

La derecha mexicana continúa viviendo una realidad alterna en la que la manera en que la gente del PRIAN sigue actuando, un modo de hacer política normalizado que tiene a la corrupción y el saqueo como elementos centrales, prevalece. La tiranía de las mayorías fue intentada conceptualizar por intelectuales de derecha, pero fallaron, pues les niegan a muchos ciudadanos, no solo ser reflexivos, sino hacer su voto válido como a sus intereses convenga. 36 millones de mexicanos votaron por Morena y Claudia Sheinbaum, mientras la derechista Xóchitl Gálvez fue rechazada de modo contundente. La tiranía de las mayorías es otro recurso narrativo de la derecha para descalificar a la ciudadanía y la democracia en general. A la derecha no le resulta cómoda una mayoría votante, menos una mayoría legislativa. En el caso de la reforma judicial, jueces y magistrados han interpuesto amparos que resultan en simples golpes mediático, tanto para la derecha y la oligarquía nacional como para los gobiernos extranjeros intervencionistas.

Ningún amparo contra la reforma judicial constitucional procede. Así lo prevé la Constitución y la Ley de Amparo. Entonces, no es que la derecha no conozca las leyes o sus abogados sean ignorantes. Suponen que el impacto mediático a nivel nacional e internacional, facilitará la intervención de gobiernos extranjeros golpistas, como Estados Unidos, organismos multilaterales –ONU, OCDE, FMI, BM, BID, OEA-, calificadoras desestabilizadoras, organizaciones de la supuesta sociedad civil. Pero esta intervención, aunque se haga a nombre de la democracia, en realidad está cargada de intereses políticos, económicos, financieros, extranjeros. La “tiranía de las mayorías” es un simple epíteto para negar a los pueblos del mundo ejercer su soberanía, participar para tomar las decisiones en entornos que les afectan, votar por mayorías calificadas para que legislen a su favor. El Poder Judicial está podrido, no ofrece justicia a las mayorías, solo a quienes pagan los favores de jueces, magistrados y ministros.

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