Durante el gobierno de AMLO, la misantropía, el racismo, el clasismo, la
discriminación, el odio, el desprecio al ser humano, dieron cuerpo a un
discurso y una narrativa, tanto en redes sociales y medios corporativos, como
entre ciertos sectores de la clase media y las elites, en el que la figura
presidencial era el centro de ataques de todo tipo. Zapatos sucios, indio
patarrajada, macuspano atrasado, entre otros apelativos salieron de los ánimos
y el odio de la intelectualidad derechista y ciudadanos comunes, muchos de los
cuales podrían compartir esos mismos sobrenombres con el presidente de México. Su
hijo menor de edad y su esposa, también fueron objeto de ese odio aterrador
contra seres humanos. Asimismo, la excandidata de la derecha, Xóchitl Gálvez,
no tuvo vergüenza en inventarle a AMLO situaciones misóginas. Tampoco se
sonrojó al descargar mentiras, odio y desprecio misógino contra la hoy
presidenta de México.
La derecha mexicana camina cercanamente al fascismo. AMLO dejó la
presidencia, a pesar de los augurios de que se reelegiría o habilitaría un Maximato,
pero la 4T continúa, ahora encabezada por Claudia Sheinbaum, quien será el
preciado objetivo de los derechistas, tanto en redes sociales y medios
corporativos golpistas, y ciertos sectores de la clase media, que no tienen empacho
en vomitar su odio misógino contra la presidenta de México. Misoginia que está
muy cerca del fascismo, en el sentido de que la derecha pretende borrar la importancia
de que una mujer ocupe el Poder Ejecutivo. También, los ataques misóginos, de
hombres y mujeres derechistas, buscan someter, ideológica y políticamente, a la
presidenta. Atacarla desde la profunda misoginia de la derecha fascista, no es
accidental, broma o crítica a sus acciones gubernamentales; es el desprecio de
ciertos sectores de las clases medias por los hombres y mujeres de la 4T.
Los derechistas mexicanos estarían felices de que la mediocre y corrupta
Xóchitl Gálvez, los gobernara, porque representa a muchos de las clases medias
y las elites que coinciden con la excandidata: corruptos, saqueadores,
cómplices, privilegiados, clasistas, racistas, discriminadores, además de
profesar, hombres y mujeres, un odio profundo hacia las mujeres que destacan en
sus campos de estudio y profesión de manera honesta y ética. Pensar la
misoginia parece estar más allá de la sociedad patriarcal, pero no es así. La misoginia
es el odio a las mujeres que el mismo sistema patriarcal impulsa en cómo educa
a niños y niñas. No está lejos todavía el que muchas mujeres eduquen a sus
hijos e hijas acorde con las normas patriarcales y heterosexuales. Normas que
en muchos casos están cargadas de odio y violencia de género.
Durante la campaña electoral, la derechista Xóchitl Gálvez y sus
apoyadores, hombres y mujeres, no tuvo empacho en atacar a la hoy presidenta. Diseminó
mentiras, noticias falsas y odio misógino contra la mujer que la aventajaba y a
la que nunca pudo alcanzar. Ese odio alimentó a la derecha que llevaba casi 6
años golpeando a AMLO sin pudor. Y no se trató nada más de tuiteros/as,
tiktokeros/as y otros usuarios de otras redes sociales; también la
intelectualidad derechista inventó términos y situaciones en las que la mentira
y el desprecio eran esenciales. Una narrativa que concitó consensos en la
derecha y los fascistas. No era extraño ver en la televisión privada –a veces
en la pública-, escuchar en la radio, leer en los medios corporativos golpistas
y las redes sociales, cómo se esparcía el odio contra AMLO. Ahora, la
presidenta de México es su objetivo. El problema con la derecha fascista es que
no se da cuenta que su discurso está circunscrito a ciertos sectores, que no es
generalizado a todos los mexicanos, quienes aprendieron bien de sus odios.
Es decir, los 35 millones de mexicanos que votaron por Claudia
Sheinbaum, aprendieron del odio de la derecha contra AMLO, para llevar a la
actual presidenta al Poder Ejecutivo. Mexicanos que han sido objeto también de
ese odio de la derecha por motivos raciales, discriminatorios, de género,
pobreza, por ser mujeres y hombres, sexuales, entre otros aspectos.
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