La sesión de la SCJN en la que se pretendía violar la Constitución, dejó
en claro la torpeza política y el afán de torcer la ley de la ministra
presidenta Norma Piña, quien debería renunciar, no solo porque aprobó que los partidos
políticos PAN, PRI, MC, presentaran acciones de inconstitucionalidad
ilegalmente, sino también porque jamás le ha interesado respetar la
Constitución, la legalidad, el estado de derecho y el orden constitucional.
Ante la postura del ministro Alberto Pérez Dayán, quien rompió el bloque de los
8 que parecían dispuestos a violentar la Constitución, al aceptar que no estaba
de acuerdo con la “reforma judicial”, pero tampoco podía excederse en sus
atribuciones, la ministra Piña intentó cambiar las reglas de la votación.
El hecho es que fracasó la derecha de nuevo. Supuso que, al adueñarse de
la SCJN, usándola para afianzar su narrativa golpista y violentar el orden
constitucional y el estado de derecho, tendría un poder a su servicio para
imponer su narrativa y rumbo a un país que votó en contrario. La jugada de la
ministra presidenta Norma Piña, pretendiendo cambiar las reglas de la votación
al afirmar que no se necesitaban 8 votos sino 6, no solo la exhibió como una
vulgar golpista, sino como una jurista dispuesta a torcer la ley sin pena, en
transmisión directa por el canal oficial de la SCJN. La ministra y sus 6 amigos
deberían renunciar, pues su circunstancia en la SCJN no tiene un buen camino.
La derrota es profunda.
Si bien, la derecha mexicana busca posicionarse como supuesta defensora
de la legalidad, al empujar a la SCJN y el Poder Judicial en su aventura anti
“reforma judicial”, prácticamente ha logrado lo contrario. Su intención de
convertir a la SCJN en el supremo poder conservador, le ha propinado a los
ministros y ministras que son parte de la intentona golpista, reveses de todo
tipo. Si los 8 pensaban retirarse como prestigiosos juristas, tendrán que
pensar si continúan, no solo como ministros de la SCJN, sino también como
arietes de las intentonas golpistas derechistas. La peligrosidad del jefe del
cartel de la derecha, Claudio X. González, es evidente. Sus torpezas políticas,
planes golpistas y narrativas, con todo y los fiascos que arrastra, ponen en
peligro los cambios por los que los mexicanos votaron.
En este sentido, las derrotas de la derecha dejan ver a un grupúsculo de
golpistas y fascistas, cuya furia podría impactar de diverso modo al país, pues
no se conforman con sus derrotas y menos parecen aprender de sus fracasos. Apenas
pierden una bandera, inventan otra, pero el problema es que cuentan con algunos
apoyos soterrados a nivel extranjero. En el caso del derechista Claudio X.
González, sus organismos disfrazados de organizaciones de la sociedad civil, se
sabe que reciben financiamiento de instancias de Estados Unidos claramente
intervencionistas. La USAid y la NED (National Endownment for Democracy), CIA,
DEA, entre las más conocidas, financian golpes de estado y grupos abiertamente contra
los gobiernos progresistas de América Latina. Tampoco olvidemos los criminales
bloqueos a Cuba y Venezuela impuestos por EEUU.
Sin duda, no se cerró el caso promovido por la SCJN y el Poder Judicial.
Haber perdido la votación que intentó declarar inconstitucional la Constitución,
no finaliza el embate legaloide –Lawfare- contra la 4T y la presidenta de
México. Una nueva campaña se está reforzando, sobre todo con el triunfo de
Donald Trump, la cual retoma la intentona de vincular a AMLO y Claudia
Sheinbaum con el narcotráfico, pero con la variante del narcoterrorismo. La intención
de la derecha, en particular el PAN y su fracasado líder, Marko Cortes, es
vincular las recientes situaciones de violencia en Guerrero, Chiapas, Sinaloa,
Tamaulipas, con el narcoterrorismo. En las últimas semanas, el lidercillo
panista ha exigido declarar a los carteles del narcotráfico como narcoterroristas,
lo que implicaría abrir las fronteras del país para favorecer la invasión de
Estados Unidos. De esto va la reciente campaña de la derecha y el fascismo
mexicanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario