lunes, 4 de noviembre de 2024

¿Dos Constituciones?

 

El sedicioso y golpista exministro fascista Cossío lanzó una serie de sentencias ilegales y sin sostén jurídico en una “entrevista” con la fascista Azucena Uresti en Radio Fórmula, con la admiración y deseo de derrocar a la presidenta de México de la primera, y las mentiras y golpismo del segundo para alimentar a una ignorante mujer y su auditorio en contra del marco constitucional vigente. El sedicioso y golpista exministro señaló que de favorecer las patrañas del ministro González Alcántara Carrancá y, que de incurrir en desacato, tanto la presidenta como las tres terceras parte de la Cámara de Diputados y de la de Senadores, serían destituidos y encarcelados. El exministro sabe bien que eso es imposible, pero los uh y ah de la fascista Azucena Uresti, en su ignorancia e imbecilidad, cree que es posible. Era notable la fascinación fascista de la locutora.

Con todo, la supina ignorancia de la locutora de Radio Fórmula no sustituye a la realidad. De caer en desacato, como lo imagina lascivamente el exministro Cossío, amanuense del junior tóxico Claudio X. González, la presidenta de México y el Poder Legislativo no pueden ser tocados. Primero porque esa acusación es ilegal en todos sus términos. La SCJN aceptó una controversia constitucional o acción de inconstitucionalidad de partidos políticos que carecen de interés jurídico. Es decir, que sus recursos son ilegales. Segundo, es la SCJN la que está violentando el estado de derecho y el orden constitucional, no la presidenta de México. Tercero, el absurdo del exministro al afirmar que habría dos constituciones, es parte de la cadena de irregularidades en la que cae diariamente la SCJN y sus 8 ministros golpistas, porque el texto constitucional vigente está por encima de lo que decidan.

La SCJN, como muchos juristas y constitucionalistas han dicho, no es legisladora. Solo el Constituyente (Mayorías calificadas en la Cámara de Diputados, Cámara de Senadores y Congresos locales) puede modificar la Constitución. El mandato del 2 de junio de 2024 es claro: se le dio a la 4T mayorías para modificar la Constitución y las leyes necesarias que favorezcan al pueblo. Acorde con recientes encuestas, 70% de los mexicanos apoyan a la presidenta de México, es decir, poco más de los votos que recibió en las urnas. En tanto, los 8 ministros que pretenden legislar y modificar la Constitución, no fueron electos por los ciudadanos. Son producto, en todos los casos de propuestas de anteriores presidentes y de cuotas partidistas. Es claro que esos 8 ministros, sin olvidar a un ministro y una ministra que traicionaron a AMLO, están políticamente inclinados a la derecha y fueron parte de negociaciones para favorecer al PRIAN.

En este sentido, la SCJN y el Poder Judicial no pueden presumir –peor si Ernesto Zedillo lo hace en el Washington Post, expresidente que aniquiló la SCJN existente durante su mandato para nombrar una a su modo- de independencia y neutralidad. En esa época, nunca fueron cuestionadas las privatizaciones, el FOBAPROA que obliga a los mexicanos a pagarles billones de pesos a banqueros y empresarios corruptos, las masacres de Acteal y Aguas Blancas, y otras ilegales medidas que ningún ministro tocó. Incluso, esa SCJN zedillista liberó a los asesinos de Acteal, según los cuestionables resultados jurídicos de un grupúsculo de estudiantes y abogados del CIDE, CPI del CONACYT que fue colonizado y capturado por los neoliberales, para ponerlo al servicio de las elites y la delincuencia de cuello blanco y criminales de todo tipo.

A unas horas de que 8 ministros decidan dilapidar lo que les resta de vida profesional por violentar el estado de derecho y el orden constitucional, los medios corporativos golpistas intentan erigirse en los prístinos defensores, no de la Constitución, tampoco del estado de derecho, menos del orden constitucional, sino de un grupúsculo de privilegiados que representa a la derecha y la oligarquía que intentan recuperar lo que la democracia les arrebató. No fueron votados unos y otros perdieron estrepitosamente en las urnas. Los ciudadanos tomaron decisiones.

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