Si los obradoristas, morenistas, izquierdistas que apoyan a AMLO y
Morena, AMLO mismo, se extasiaban con los pleitos al seno de las derechas, en
las últimas semanas la derecha aplaude el pleito artificial orquestado por la
izquierda buenaondita, particularmente la encabezada por Julio Astillero y sus
amigos, como Federico Bonasso, además de la diatriba izquierdoide de los
opinadores Hernán Gómez Bruera y Carlos Pérez Ricart, a raíz, primero de la
aprobación de la reforma judicial, con el voto de uno de los impresentables
senadores del PAN, Yunes, quien contribuyó a la mayoría calificada en el Senado
de la República, lo que también causó una rabia furiosa entre esa izquierda
buenaondita, y segundo, por la reelección de Rosario Piedra Ibarra, en la CNDH,
la que, de manera imprudente e irracional, lanzó una diatriba en contra de sus
odiadores izquierdo-buenaonditas, señalando a la dramaturga y opinadora, Sabina
Berman, de ser parte de los ataques en su contra –lo cual es cierto.
En los últimos días, Julio Astillero pergeñó unas supuestas mesas de
análisis con sus amigos –Federico Bonasso, Teresa Rodríguez de la Vega, Hernán
Gómez Bruera- intentando justificar la diatriba de su izquierda buenaondita, en
la que persisten varios asuntos que debería preocuparle a esa izquierda
sectaria: toda su narrativa gira en torno a sus razones para “criticar” y
lanzar sentencias apocalípticas en contra de Morena, el obradorismo, la
presidenta Claudia Sheinbaum, retomando el tono de la derecha intelectual, pero
frunciendo el ceño para que su auditorio crea que la izquierda buenaondita
tiene la razón absoluta; la única verdad es la que estos personajes blanden y
si Morena, los obradoristas y Claudia Sheinbaum, no se adaptan a la agenda
izquierdo-buenaondita, la debacle está cerca. Pareciera que gente como Bonasso,
Gómez Bruera, Pérez Ricart, buscan
llenar el hueco que los intelectuales de la derecha, Enrique Krauze, Héctor Aguilar
Camín, la comentocracia de los medios corporativos, entre otros, dejaron con el
arribo de AMLO.
La “izquierda buenaondita” tiene más escollos estalinistas e infantiles
que certezas. Sus integrantes, autoadscritos a cierta izquierda radical,
periodística, académica, opinadora, intelectual, marginal, argumentan desde agendas
personales y maximalistas. Han encontrado el aplauso en algunos nichos
youtuberos, en particular en el canal de Youtube de Julio Astillero, quien, con
varios de sus amigos, pontifican sobre cómo sus agendas individuales deberían
ser adoptadas, sí o sí, por el obradorismo, Morena, la 4T, la presidenta de
México. Pero sus esquemas analíticos poco reconocen la realidad actual. Al
leerlos, su narrativa resume el reclamo de una realidad que favorece a la
derecha y al fascismo, no a al progresismo o la izquierda. Es curioso, pero su
posición de “izquierda” se alinea más al recién extinto PRD, partido político
que fue arrastrado por la derecha PRIAN.
Durante la etapa neoliberal en México, algunos grupos de intelectuales
fueron entronizados en la agenda cultural por medio de “apoyos” de los
gobiernos neoliberales. Les pagaron encuentros, congresos y diversas reuniones;
les otorgaron recursos por supuestos trabajos de alto nivel o de manera directa
para aceitar sus “empresas culturales”, es decir, revistas, editoriales,
edición de libros, opiniones a modo. No es lo que la izquierda buenaondita
ansía. De eso no hay duda. Son pudorosos y honestos, pero si buscan ocupar el lugar
de la intelectualidad derechista neoliberal. El fraude intelectual del
neoliberalismo, busca ser sustituido, bajo circunstancias distintas con un
gobierno progresista que domina el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, con
la agenda de la izquierda buenaondita. La crítica de este sector de la
izquierda mexicana, es necesaria y válida, pero no puede ser presentada como la
“verdad absoluta” sobre lo que un gobierno progresista realiza. Al parecer, la
izquierda buenaondita está construyendo, como la derecha, su propia realidad
alterna. Una locura del fraude intelectual.
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