lunes, 25 de noviembre de 2024

Violencia contra las mujeres

 

La conmemoración del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres o Día Naranja, el 25 de noviembre, decretado oficialmente por la ONU en 1999, nos recuerda que, en el capitalismo, la sociedad patriarcal sigue ejerciendo las peores violencias contra las mujeres de todo el orbe. No hay nada que celebrar, sino arreciar la marcha hacia una sociedad en la que el proceso civilizatorio arraigue una cultura en la que los hombres respeten la vida, el cuerpo, los sueños, los intereses, las aspiraciones, de las mujeres. En México, una mujer es asesinada cada 2.5 horas, pero no es un homicidio o una muerte “simple”; es un feminicidio, porque a las mujeres los hombres –parejas, familiares, crimen organizado, delincuencia- las matan por ser mujeres. Son crímenes de odio.

Asimismo, la violencia contra las mujeres tiene otras manifestaciones: bajos salarios, discriminación laboral y social, violencia económica, familiar, psicológica, vicaria, abusos, maltrato violaciones. Y la situación puede ser más grave tratándose de mujeres indígenas, de comunidades originarias y afromexicanas. Todavía, por ejemplo, en algunas comunidades de Oaxaca, la venta de las niñas es parte de las prácticas locales. En la violencia contra las mujeres, no solamente el Estado mexicano tiene un papel; igualmente, la Iglesia católica y el Poder Judicial. A nivel nacional se multiplican los casos de mujeres encarceladas por abortar, independientemente de las circunstancias. No olvidemos el caso de una niña de 14 años, a quien el fiscal de Querétaro ordenó prisión domiciliaria y la había condenado a pagarle, a su violador, 500 mil pesos por un aborto espontáneo. Muchas mujeres están en la cárcel por defenderse de su agresor.

El patriarcado no descansa reglamentando y normando la vida reproductiva, sexual, laboral, emocional, sentimental de las mujeres. A la mayoría, se les educa para ser objetos sexuales. Objetos para el uso, abuso y disfrute del hombre. La erradicación de la perversa “costumbre” del piropeo lascivo, pervertido y lujurioso, es difícil, porque hay mujeres que, como parte de su educación como objeto sexual, lo esperan y celebran. Si los hombres no las lascivan en la calle, se sienten rechazadas. Pero no es porque solo porque se vean así mismas como objetos sexuales, sino porque el patriarcado las educó de ese modo y les exige actuar en consecuencia.

La presidenta Claudia Sheinbaum, lanzó una campaña para concientizar y erradicar la violencia contra las mujeres, porque no es normal. Aunque el patriarcado y el machismo en que las cosas son como los hombres deciden, es necesario ponerle un alto a las múltiples violencias contra las mujeres. En las relaciones, interacciones y vínculos entre los hombres y las mujeres, nada es natural ni normal. Todo está atravesado por construcciones sociales, culturales, económicas, políticas, religiosas y de género. La manera en la que los hombres perciben e interactúan con las mujeres, está socialmente construida por el género. Y no, la “ideología de género”, espantajo terminológico inventado por el machismo, la derecha y el fascismo, no existe. El género es una construcción social y cultural, basada en las expectativas del patriarcado y el machismo sobre las mujeres. No hay nada natural.

En el actual sexenio, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien afirma de manera contundente que no llegó sola, sino todas las mujeres, la erradicación de la violencia contra las mujeres es esencial. De ningún modo se hace a un lado a los hombres, pero sí se les exige que repiensen su sitio en el entramado social, cultural, económico, político, religioso, que sostiene al patriarcado y el machismo. Las masculinidades están obligadas a cambiar. Es necesario que la sociedad mexicana rechace las normas heterosexuales, machistas y patriarcales. No habrá paz si la violencia contra las mujeres no es erradicada. Los feminicidios deben parar. Los hombres machistas, libidinosos, deben asumir que la transformación urge detener la violencia de todo tipo.

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