martes, 7 de enero de 2025

Calificar y descalificar la democracia de los otros

 

Al empequeñecimiento del Estado en todo el mundo, siguió, bajo el neoliberalismo, la proliferación de Think Tanks, ONG y OSC, en muchos países, dedicadas a calificar y descalificar a naciones y gobiernos que, según sus sacrosantos criterios e indicadores, varios salidos de la chistera de académicos y expertos, probados “demócratas”, se alejaban o acercaban a lo que llamaron “democracia” en el mundo occidental. Hoy todavía, la prensa corporativa golpista, usa sus “sesudos” estudios para acusar a gobiernos, en particular de América Latina, que se salen de la órbita occidental porque no se ajustan a los parámetros de lo que esos organismos, sin fines de lucro, pero financiados por gobiernos y fundaciones de la oligarquía global, afirman es la democracia.

En México se conocen muy bien esas historias. Transparencia Mexicana, franquicia de Transparencia Internacional, IMCO (Instituto Mexicano de Competitividad), MCCI (Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad), retoños de organizaciones como Artículo 19, Reporteros Sin Fronteras, Amnistía Internacional, y otras que durante el sueño neoliberal mexicano proliferaron y se apropiaban de jugosos recursos del erario público, se erigieron en referentes sine qua non de la democracia, la transparencia, la competitividad, la innovación, el periodismo, los derechos humanos y demás “temas” que, si bien importantes y fundamentales para la democratización de la sociedad y el proceso civilizatorio, acompañaban a gobiernos conservadores y dictatoriales en sus políticas de saqueo y corrupción.

Actualmente, todos esos organismos, con algunas excepciones, son financiadas por USAid, NED (National Endowment for Democracy), embajadas de Estados Unidos y Europa, fondos de la oligarquía global –George Soros-, además de acompañar activamente intentos golpistas por derrocar gobiernos progresistas, usar información para desacreditar a políticos progresistas, apoyar a los medios corporativos en sus intentos de Lawfarew, generar supuestos “estudios”, a partir de la manipulación de datos académicos y oficiales, alimentar las redes sociales con hashtags antigobiernos democráticamente electos, participar en campañas contra líderes sociales, entre otros aspectos. Vimos a muchos de esas organizaciones en México marchando con la derecha, apoyando a los partidos de derecha, alentando a supuestos afectados –como integrantes del Poder Judicial- en sus asaltos al Senado de la República, insultar y mentir.

De ningún modo es condenable el escrutinio sobre los gobiernos de América Latina o cualquier parte del mundo, pero tampoco pueden erigirse –en el exterior o internamente- en guardianes de lo que llaman democracia y seleccionar algunas variables para mistificar sus indicadores, cuyo fin es calificar y descalificar la democracia de los otros. Además de carecer de legitimidad –no importa si están asociados a prestigiosas universidades de Suecia, Estados Unidos, Francia o cualquier país que suele mirar a otros gobiernos supuestamente en “retroceso democrático”, pero no ven la paja en el propio. En todos los casos, es evidente que se condena a los gobiernos progresistas y sus mayorías calificadas en los congresos nacionales, únicamente porque los ciudadanos, el pueblo, decidió darles poderes suficientes a sus partidos políticos y líderes progresistas, para revertir años de atraso, abusos, corrupción, saqueo, falta de justicia, desprecio, odio.

La prensa corporativa mexicana, deslegitimida, afín a la derecha partidista y oligárquica, sus reporteros y comentócratas, solo buscan imponer el juego de las narrativas y la posverdad. Como un “prestigioso” Think Tank de Suecia o Estados Unidos lo afirma, entonces en México se va camino al autoritarismo, ignorando, a propósito, que la presidenta de México, Morena y sus aliados, la 4T, recibieron el voto mayoritario de los mexicanos para hacer cambios efectivos, constitucionales, legales y en los rumbos sociales, económicos, políticos y culturales.

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