Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), quizás sea el gran
ejemplo de golpismo y corrupción filantrópica. Recientemente, el Estado
mexicano le prohibió seguir siendo ente receptor de donaciones, sin que sus
donantes no paguen impuestos. Es decir, los donantes tendrán que pagar
impuestos por los millones de pesos que le donan para golpear al gobierno
mexicano. La entidad del derechista y golpista Claudio X. González podrá
recibir donaciones, pero tendrán que pagar impuestos. No nos perdamos la lluvia
de amparos que promoverán los corruptos María Amparo Casar y su mentor, además
de declararse “perseguidos políticos”. La narrativa de la derecha ya no tiene
efectos, porque los ciudadanos identifican a ambos como parte de los golpistas
que han intentado, con sus “investigaciones”, narrativas y marchas rosas,
derribar al gobierno progresista, tanto a AMLO como a la presidenta de México.
El MCCI es parte de ese entramado promovido por los gobiernos
neoliberales para que la autollamada sociedad civil se apropie de los derechos
de los ciudadanos. En este caso, el empresariado mexicano, de la mano del “hijo
pródigo”, Claudio X. González, compró la franquicia de la lucha contra la
corrupción y la impunidad, siendo sus integrantes corruptos e impunes de todo. Si
bien, quienes les hacían –mal hacían- sus investigaciones supuestamente
periodísticas, recibían pagos de esta instancia financiada por los gobiernos
del PRIAN, Estados Unidos y otras organizaciones extranjeras, no significa que
no fueran cómplices del golpismo promovido por MCCI. Entre esas
“investigaciones” destacamos sus inventos sobre la producción de cacao en
Tabasco, la que afirmó que un programa social estaba al servicio de los
chocolates de los hijos de AMLO, la casa gris rentada por un hijo de AMLO en
Estados Unidos, cuyo dueño nada tenía que ver con PEMEX, o la renta de otra
casa a una persona asociada al periódico La
Jornada. Casos de risa, mentira y fakenews.
Los periodistas que se involucraron en estas mentiras y complicidades
–algunos conocidos y que pudieron convertirse en eminencias, o que ya lo eran y
se hundieron en las artimañas de la derecha- construyeron sus narrativas desde
el odio y desprecio a un personaje político, no a partir de evidencias y
pruebas contundentes. Por ejemplo, los hijos de AMLO jamás ocuparon cargos
públicos durante el mandato de su padre, por lo que las alusiones de nepotismo
o corrupción eran bromas construidas para favorecer al golpismo de la derecha y
sus aliados. Recordemos las farsas mediáticas de Xóchitl Gálvez, la candidata
de la derecha, quien durante sus cargos –que jamás ganó- legislativos iba a las
puertas de la FGR, una calle antes de dejar su bicicleta después de haber
llegado en su camioneta blindada, para acusar a los hijos de AMLO. O cuando
espió y acosó al hijo de AMLO en una casa que, incluso, ya no rentaba, en
Texas.
Incluso, un periodista ligado a MCCI y @AristeguiOnline, escribió un
libro sobre una casa rentada que pretendió ser comparada con la famosa “Casa
Blanca” que, efectivamente, Enrique Peña Nieto sí había recibido en pago de
favores de un conocido empresario mexicano. La “casa gris” fue rentada por un
hijo de AMLO y su esposa en Texas; y es propiedad de un empresario
estadounidense que no vivía en Estados Unidos, sino en Canadá, y que en algún
momento de su trayectoria empresarial había hecho algunos negocios con PEMEX,
pero en el momento de rentar su casa no tenía vínculos con la petrolera y
tampoco conocía al hijo de AMLO. El enredo fue inventado por MCCI y
@AristeguiOnline, con la finalidad de golpear a AMLO. El problema es que el asunto
nunca tuvo interés periodístico y fue parte de una trama en la que se fabricaron
vínculos e interacciones entre los involucrados, sin haberlos realmente. MCCI
no combate la corrupción, menos la impunidad. María Amparo Casar se beneficia
de una millonaria pensión de PEMEX a la que nunca ha tenido derecho. Se le
otorgó por corrupción e impunidad.
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