La derecha mexicana, incluidos los minimizados partidos políticos
fundidos en el PRIAN y MC, la comentocracia de los medios corporativos y la
intelectualidad derechista, le apuestan a un expresidente que acusa a Morena,
la 4T, AMLO y Claudia Sheinbaum de autoritarismo y de la “muerte de la
democracia mexicana”, en el supuesto de que Ernesto Zedillo es el gran demócrata
y que en su sexenio se construyó el México democrático que los neoliberales
usaron para el saqueo, la corrupción, convertir al país en una gran fosa de
desaparecidos, ejecutados y asesinados por el Estado mexicano, lo que ignoran,
pero los mexicanos tienen memoria. Es lo que tanto el expresidente, quien fue
presidente de México tras el asesinato de Colosio, candidato de Salinas y el
PRI, y los intelectuales que le hace entrevistas a modo y le escriben sus
ensayos y cartas respondiendo, desde el vacío intelectual y moral, a la
presidenta de México.
El mito genial de la derecha mexicana, Ernesto Zedillo, al que quieren
convertir en cruzado de la democracia neoliberal o la democracia sin adjetivos,
según Enrique Krauze, solo exhibe sus posturas autocráticas, mitómanas y
egomaníacas. Quienes le escriben sus ensayos y cartas, parece que no se
percatan de que, en lugar de convertirlo en el gran demócrata, lo exhiben como
un priista que no conoce México, después de 25 años que entregó la presidencia
de México a los corruptos y saqueadores del PAN. Olvidan también sus escribanos
que su gobierno fue exactamente autoritario: desapareció la SCJN, impuso el
FOBAPROA para proteger a algunos privilegiados, masacró a indígenas y
campesinos, asesinó a más de 400 perredistas, pergeñó la peor crisis económica
que afectó, no solo a la economía mexicana, sino a millones de mexicanos que
quedaron en la miseria, hundidos por la “genialidad de su política económica”.
A la derecha mexicana no parece importarle que la revisión del sexenio
zedillista, arroje más negativos que positivos. No se olviden que los crímenes
de Acteal fueron denunciados en una corte de Estados Unidos, pero el gobierno
de Fox y el PRIAN, maniobraron para detener el proceso, otorgándole, tanto el
gobierno mexicano como el estadounidense, el privilegio de la impunidad. Según
se sabe, Enrique Krauze es el principal promotor del regreso mediático de
Ernesto Zedillo. Ambos, en la entrevista, ensayo y cartas en El Financiero, ignoran
deliberadamente que la historia sexenal nunca estuvo cubierta de gloria. Entre el
“error” de diciembre de 1994 y la entrega de la presidencia al PAN, la
celebración de los transitólogos es simple vanidad intelectualoide. Escribieron,
copiosamente, sobre la supuesta transición, pero ignoraron el contexto del
gobierno zedillista. A ningún académico e intelectual le importó los muertos,
el fraude del FOBAPROA-IPAB, la desaparición de la SCJN, etc.
La derecha mexicana, está resuelta en sus intenciones por derribar al
gobierno progresista mexicano. La derecha no son solo los partidos políticos,
incluye a la comentocracia mediática y los medios corporativos y grupos
oligárquicos que financian las campañas en redes sociales y en la prensa, la
radio y la televisión mexicanas. Ernesto Zedillo, sus diatribas, mentiras,
medias verdades y manipulaciones de la realidad de su sexenio, es parte de un
nuevo montaje que pretende re-construir al propio Zedillo, vendiéndolo como “el
demócrata” y a su gobierno como el “salvador” de México. Enrique Krauze y
Héctor Aguilar Camín, se equivocaron de héroe, de nuevo. No les bastó con
encumbrar a una ridícula Xóchitl Gálvez, quien aceptó jugar el papel de “indígena”
y “humilde” mujer que se había hecho –una robinsonada- así misma como
empresaria, ignorando los privilegiados contratos públicos que había obtenido
vía fastrack. La derecha mexicana no es inocente y los intelectuales mexicanos
de la derecha lo saben. Ernesto Zedillo tiene una historia bien documentada.
¿Demócrata? No es. ¿Héroe de la democracia? Tampoco. La derecha ya no sabe ni a
quién desea convertir en héroe de sus fracasos.
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