En abierto injerencismo y promoción de una intervención armada en
Venezuela, el comité del Nobel de la paz torció sus propios criterios para
entregar, cínicamente, recursos privados, a la ultraderechista María Corina
Machado, quien horonda llamó a acelerar la “transición”, es decir pidió que
Estados Unidos invada Venezuela para derrocar al presidente Maduro. Es el premio
a la infamia. Una mujer cuya principal actividad política no es promover la
paz, menos la reconciliación en su país, sino encabezar intentos de golpe de
estado, exigiendo que el imperio invada su propia nación. Esto no es luchar por
la paz. Es el signo de lo que la derecha global es capaz de hacer para derrocar
gobiernos que le son adversos y apoderarse de países y recursos naturales. Es
el sentido del Nobel de la paz.
La señora Machado no ha hecho una sola contribución a la paz, menos
respetar la voluntad de los venezolanos al darse el gobierno que decida. La
trayectoria de Machado es clara. En los últimos años ha organizado montajes
reiterados para incitar a un golpe de estado. Y el hecho de que Estados Unidos
esté asesinando personas en barcazas en el mar Caribe, gritando que eran
lanchas con drogas y narcotraficantes que se dirigía al país del norte –una
gran mentira, porque la ruta de la droga hacia ese país no es necesariamente
por el Caribe y menos en barcazas-, ha alentado a la ultraderechista Machado
para Donald Trump invada y asesine venezolanos, muchos dispuestos a defender su
patria, tanto en contra de Machado como de Trump.
Aunque causó un disgusto a Donald Trump, pues exigía porque le dieran
ese Nobel, hoy se sabe que una senadora republicana y el secretario de Estado,
Marco Rubio, propusieron a la ultraderechista Machado para la candidatura a ese
premio a la infamia. Esto revela hasta qué punto está involucrada la
ultraderecha estadounidense, no solo para otorgar un premio, sino, en
particular, para promover el injerencismo de Washington y una eventual invasión
armada de Estados Unidos para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. El premio
no solo muestra el desprestigio total de un galardón que puede ser comprado, un
jurado favorable a gobiernos de derecha como el del país del norte, y un jurado
ligado a la derecha global, reivindicando la agenda ultraderechista y fascista
que avanza en el mundo, sobre todo para acallar y derrocar gobiernos
progresistas.
Si en los dos últimos años el mundo ha asistido a la masacre del pueblo
palestino, un genocidio en vivo, apoyada por la derecha global y el fascismo,
los pueblos, particularmente de América Latina, deben estar atentos a lo que
sigue en Venezuela. La amenaza es cada vez más real. Pero no se trata nada más
del país latinoamericano, sino también de Colombia, Brasil, México. La
democracia no es la actividad favorita de la derecha. Y la señora Machado lo ha
demostrado con creces. La finalidad es someter al pueblo venezolano. Arrebatar
a los pueblos sus gobiernos democráticos y la vida soberana e independiente de
esos mismos pueblos. A eso le apuesta la ultraderechista Machado. Lo que menos
le interesa es la democracia.
Asimismo, a quienes promovieron el otorgamiento del premio a la infamia
y a quienes lo otorgaron, con alevosía y ventaja, tampoco les importa si la
portadora es una acérrima enemiga de la democracia, pues sus patrocinadores lo
son: el gobierno estadounidense y el propio comité que dio este galardón a la
golpista María Corina Machado. En algo tiene razón el comité fascista del
Nobel: la señora Machado consiguió que la oposición se unificara, pero no a
favor de la democracia, sino con el fin de promover un golpe de estado y el
derramamiento de sangre de ciudadanos venezolanos. La ultraderechista y
golpista Machado no tiene a los venezolanos a su favor. Las “entrevistas”
guiadas a algunos venezolanos son limitadas. No representan al pueblo
venezolano que, más allá de Nicolás Maduro, realmente aman a su país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario