jueves, 29 de febrero de 2024

La deriva de la intelectualidad del PRIAN

 

Durante las últimas tres décadas del siglo XX y las dos primeras del siglo XXI, México fue testigo del ascenso de un grupo de personajes identificados como intelectuales. Algunos, académicos que construyeron sus cotos de poder en universidades públicas y organismos financiados por las políticas “científicas” de los gobiernos del PRI, otros, cabezas de camarillas que se conformaron en torno a medios impresos que difundían artículos, ensayos y análisis literarios, políticos y de coyuntura. En el segundo caso, destacan Héctor Aguilar Camín, quien fundó la revista Nexos, que aglutinó a escritores, analistas, politólogos, tecnócratas y expertos en diversos temas, varios de extracción de izquierda, incluso sobrevivientes de las represiones de 1968, 1971 y de organizaciones izquierdistas antes clandestinas, y colaboradores ligados a la derecha. Octavio Paz, premio Nobel de Literatura mexicano, encabezó un proyecto editorial, literario y político con claros anclajes en la derecha, con la revista Vuelta, la que a su muerte desapareció y dio paso, según su supuesto heredero, Enrique Krauze, a una nueva publicación, Letras Libres, de tono derechista sin ambages.

Si bien, en las universidades públicas y los hoy llamados CPI (Centros Públicos de Investigación) del CONACYT, se consolidaron diversos grupos de expertos y académicos, muchos no fueron tan visibles como aquellos que crecieron y se consolidaron en torno a las revistas Nexos y Vuelta-Letras Libres, encabezadas por sus fundadores. En ambos casos, el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) inició un acercamiento y cooptación a través de prebendas, financiamiento, préstamos, publicaciones, compra de ediciones completas de sus revistas, además de una intensa relación clientelar, hasta su consolidación como intelectuales del régimen del PRI, y posteriormente del PAN. Los intelectuales prianistas tuvieron la máxima exposición y actividad durante el periodo neoliberal, convirtiéndose en productores de conocimiento que justificó y sustentó las políticas neoliberales, la prevalencia del mercado, el individualismo y cualquier acción de la tecnocracia. Fueron, en palabras de Antonio Gramsci, intelectuales orgánicos, sin ambages. La mayoría de origen derechista y fascista, mientras quienes se reclamaban de izquierda, se derechizaban o anclaban en lo que actualmente es una facción de la llamada “izquierda verdadera”.

Con el arribo a la presidencia de México, de AMLO, la ruptura con ambos grupos de intelectuales del régimen del PRIAN fue evidente; pero la fractura fue previa a su triunfo, pues Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze y diversos personajes de sus camarillas, emprendieron un feroz ataque y participaron con diversos insumos en las campañas electorales de 2006, 2012 y 2018, apoyando el fraude electoral o promoviendo operaciones propagandísticas y mercadológicas para anularlo. Personajes como Jorge Castañeda, Gabriel Zaid, Guillermo Sheridan, entre otros, se han destacado por sus opiniones que buscan horadar el apoyo popular de AMLO, y seguir alimentando las falsedades, mentiras y #Fakenews.

Hoy esos “grandes” intelectuales de la derecha, el neoliberalismo, el PRIAN, perdieron, no solo ingentes recursos públicos que los volvieron millonarios, sino también su supuesta “capacidad de análisis”. Enrique Krauze, denigrando el movimiento estudiantil de 1968, al compararlo con la marcha rosa de sectores de las clases medias y la oligarquía; Héctor Aguilar Camín, aplaudiendo a la derechista Xóchitl Gálvez, yendo a Estados Unidos y España a pedir que México sea invadido para que la derecha se adueñe del país; Jorge Castañeda intentando sembrar la duda con mentiras sobre notas periodísticas de investigaciones de la DEA –una, cerrada por falta de evidencias, y otra jamás iniciada, pero que el New York Times, trató de imponer-; Guillermo Sheridan insultando a los mexicanos en Reforma–son borrachos, léperos, etc.- y buscando plagios inexistentes. Es la derecha intelectual que sigue cayendo estrepitosamente, desprestigiados, abyectos derechistas.

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