miércoles, 30 de abril de 2025

El fraude intelectual

 

Una de las sacudidas impulsadas por AMLO y la 4T, fue poner al descubierto cómo la intelectualidad de la derecha mexicana convirtió la información, el conocimiento, el pensamiento, la reflexión, en una mercancía. Los intelectuales encumbrados por el neoliberalismo en México, Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín, entre los más conocidos, cabeza de grupos que se organizaron alrededor de algunas figuras, como Octavio Paz, y grupos editoriales que publican las revistas Nexos y Vuelta-Letras Libres, convirtieron la producción de conocimiento y la información en simples mercancías, narrativas al costo y a favor de los gobiernos del PRIAN para justificar la pobreza, la brutal contención salarial, la concentración de la riqueza en pocas manos, el saqueo, la corrupción, los crímenes del gobierno y el Estado mexicano, entre otros.

Cuando Enrique Krauze escribió su ensayo sobre la democracia sin adjetivos, pretendió vender una idea liberal en la que la ideología y la política eran neutras. Si El fin de la historia de Francis Fukuyama anunció la omnisciencia capitalista, Krauze pretendió que en México la democracia se quedara en las urnas, negando la ciudadanización, advirtiendo que solo los partidos políticos y el sistema eran los legítimos manejadores de un proceso en el que el voto se quedaba en las cuentas alegres de los organismos electorales. La historia de la democracia mexicana, como el neoliberalismo la concebía, era el principal bastión de la derecha y el mercado regularía todo. La estafa intelectual de la derecha fincaba el fraude en la supuesta neutralidad, la operación de instancias que resguardarían una democracia edulcorada, además de proteger que los ciudadanos ejercieran alguna ciudadanía efectiva.

Por su parte, el grupo que creció alrededor de la revista Nexos, osciló entre ciertos esfuerzos de pretensiones filosóficas liberales, que finalmente se convirtieron en justificación neoliberal, y una narrativa que hizo de la democracia sin adjetivos el principal objetivo del neoliberalismo en boga. Por su parte, Vuelta-Letras Libres, es una revista que, sin cortapisas, celebra el neoliberalismo. Octavio Paz y Enrique Krauze hablan de liberalismo, pero en realidad están justificando al naciente neoliberalismo en México. Y es una de las tragedias del neoliberalismo. La derecha intelectual mexicana, no solo falla en el pensamiento y el conocimiento, sino traiciona al mismo liberalismo. Carlos Salinas compró a Octavio Paz, Nobel de literatura mexicano, con una prodigiosa producción, pero que sucumbió a las lisonjas y el presupuesto gubernamental.

Los intelectuales derechistas mexicanos, no solo fracasaron en justificar el saqueo y la corrupción, primero del PRI, después del PAN, sino que nunca construyeron un discurso alterno. Durante 30 años publicaron artículos y libros que tuvieron al neoliberalismo como la única opción intelectual. Es decir, el pensamiento único. Nunca debatieron, solo justificaron, a pesar de las evidencias que les decían lo contrario. Incluso pensadores tan interesantes, fueron seducidos por la derecha y fueron asiduos publicantes en Nexos y Vuelta-Letras Libres. La llamada intelectualidad mexicana se centró en ideas que en realidad justificaban las atrocidades del neoliberalismo. Como Rolando Cordera Campos, quien publica en La Jornada –y en Nexos- unas diatribas en contra de AMLO, la 4T, Morena y Claudia Sheinbaum. Supone que es un “izquierdista” prístino.

Parece ser que la intelectualidad mexicana, la derecha intelectual, no puede producir nada diferente a las mentiras, el odio y el saqueo. Es patético escuchar, por ejemplo, a Héctor Aguilar Camín, insultando al expresidente AMLO y afirmando que estamos en un país autoritario. Lo mismo con Enrique Krauze, aludiendo cotidianamente al autoritarismo y que México se convertirá pronto en Venezuela. Pero ni siquiera saben qué sucede en Venezuela. Solo parten de las acusaciones de la derecha de ese país. Pero no hay ideas, solo golpeteo político. Venezuela es un país que ha logrado resistir a la invasión y Washington. No hay nada nuevo. La intelectualidad derechista mexicana no perdió nada. Es la basura del país.

La reciente diatriba de Ernesto Zedillo, a quien acude la derecha como su vocero, a partir del mito genial del demócrata Zedillo, cuya decrepitud es más que evidente en Letras Libres y el periódico El Financiero. Si Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín, son el fraude de la intelectualidad mexicana derechista, el expresidente apuntala dicha narrativa fraudulenta. Exige argumentos, pero intenta, en su egomaníaca visión, que lo traten como el “padre” de una democracia que no fue. Fue el padre del FOBAPROA, los privilegios de unos cuantos, el hundimiento de las clases medias y pobres mexicanas, las masacres contra indígenas y campesinos. Presume un crecimiento económico después del desastre económico de diciembre de 1994, pero este abrió las puertas para ese crecimiento a costa de millones de mexicanos, y a favor de unos pocos.

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