Sin duda, el expresidente Ernesto Zedillo, hoy vocero de la derecha
mexicana, con una gran cobertura de los medios corporativos golpistas –de
Letras Libres y Nexos irrumpió en la televisión, la prensa y la radio
golpistas- fue uno de los más extremistas en la aplicación del neoliberalismo
en México. La supresión de la SCJN, para tener ministros a modo para que le
aprobaran iniciativas lesivas para millones de mexicanos o rechazaran reclamos
justos –Acteal, anatocismo, por ejemplo- cumplió con la agenda zedillista. La
imposición del FOBAPROA-IPAB, para favorecer a unos cuantos de sus amigos y la
oligarquía mexicana, es otro ejemplo. Las matanzas contra campesinos e
indígenas, las que quedaron en la impunidad, tiñen de sangre su sexenio y narrativa,
más allá de los reclamos que le hace a la presidenta de México y su imbecilidad
de auditar al expresidente AMLO.
La intelectualidad, la comentocracia en los medios corporativos y
conocidos derechistas en las redes sociales, se volcaron sin dudar en favor del
peor expresidente mexicano, acorde con encuestas recién publicadas. El
decrépito Zedillo y sus aplaudidores –Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín- no
pueden presumir al mito genial Zedillo. Lo han insaculado como el “demócrata”,
como quien “fundó” la “joven democracia mexicana”, según palabras del propio
expresidente, pero los mexicanos lo rechazan. Ahora, hasta el impresentable,
corrupto y saqueador Alito Moreno pretende defenderlo, cuando Zedillo ordenó
expulsar del paraíso gubernamental al PRI, el partido político que lo hizo
presidente de México. Los pactos que tejió con el PAN, rehicieron una alianza,
PRIAN, que finalmente los hundió.
El actual dirigente del PRI, quien arrastra acusaciones, muchas
documentadas, sobre saqueo del erario público, corrupción, amenazas, debería
pensar un poco más si al PRI que hoy “dirige” le conviene defender a un
indefendible. Lo anterior también aplica a quienes supongan que Ernesto
Zedillo, autonombrado el “padre de la democracia”, es realmente alguien a quien
se debe defender. En redes sociales, la derecha, buena parte de quienes lo
defienden, solo difunden mentiras y le apuestan a los bots para denostar a la
presidenta de México, sin argumentar. La derecha mexicana se pierde en sí
misma, defendiendo a un expresidente que está siendo exhibido con audios y un
grueso expediente en torno a su involucramiento, particularmente de su esposa y
la familia de esta mujer, con el narco.
La derecha partidista, defendiendo el FOBAPROA, no solo cae en el
ridículo ante las evidencias de que fue un fraude descomunal en contra de México
y los mexicanos, sino también al pretender encumbrar a un expresidente que
hundió al PRI, encumbró a los corruptos y saqueadores del PAN, y protegió a la
oligarquía, enriqueciéndola, además de proteger a asesinos por doquier –Acteal,
El Charco, etc. El PRIAN no tiene quien los represente, pero alienta a la
derecha intelectual con su oferta. Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze,
supusieron que su narrativa y la de su entrevistado y ensayista no sería
respondida por una presidenta tan fuerte. Le apostaron a su misoginia. Los mexicanos
no pueden olvidar cómo ambos “intelectuales” insultaron a AMLO, y lo siguen
haciendo en contra de Claudia Sheinbaum. De lo que se trata es normalizar el
odio y el desprecio, no solo en contra de las mujeres, sino en contra de la 4T.
Ernesto Zedillo es indefendible. No es el gran expresidente, demócrata, salvador de México. En diciembre de 1994 hundió a México y los mexicanos. Suicidios y deudas impagables prevalecieron, mientras protegía a unos cuantos con miles de millones de pesos que los mexicanos siguen pagando. No, salvar a banqueros corruptos no era la única opción. Tampoco se sabe que el expresidente dio la orden o, al menos no cuestionó y menos ordenó investigar, las masacres que sucedieron durante su sexenio. Zedillo es indefendible. Es la peor apuesta de la derech
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