El domingo 1 de junio de 2025, los mexicanos volveremos a las urnas. Una
elección histórica e inédita, aunque también difícil y compleja. La derecha
implementó una campaña ad hoc a la derecha, llamando a no votar. Es decir, la
derecha refrendando su papel antidemocrático histórico. Por un lado, defender
al Poder Judicial, sus privilegios, marrullerías, trampas y vínculos con las
elites políticas y económicas en detrimento de la justicia para la mayoría de
los mexicanos, y por el otro, insultando, amenazando y usando a sus medios
corporativos, comentócratas, lectores de noticias en la televisión, la radio,
las plataformas digitales y las redes sociales, para envenenar un proceso que
busca cambiar al Poder Judicial. Lo curioso de la campaña derechista, es que
aduce que ya no habrá contrapesos, lo que es infundado e imbécil. La República
está constituida por tres poderes. Ninguno es contrapeso. Son los poderes de la
Unión para garantizar el correcto andar del Estado-nación.
La teoría de los contrapesos, es esencialmente neoliberal. La división
de poderes surge en la Inglaterra monárquica, y se afianza después de la
Revolución Francesa y la independencia de Estados Unidos, aunque es mucho más
antigua: los griegos plantearon la idea. No se trató de contrapesos o
equilibrios, sino de limitar el poder absoluto del monarca, en el caso de
Inglaterra. El legislativo y los jueces, no surgen como contrapesos, sino para
hacer del poder político un campo en el que se dirimieran las controversias del
Estado moderno. La elección del Poder Judicial en México, tiene antecedentes
históricos, tanto en el siglo XIX, como en otros países, como Estados Unidos,
donde en algunos estados se eligen a los jueces por voto popular. En el caso de
nuestro país, es por supuesto una elección histórica, pues, en todo caso, la
Presidencia de la República y el Senado, renuncian al privilegio de nombrar a
los ministros de la SCJN. Además, al Poder Judicial, se le arrebata el
privilegio de imponer jueces y magistrados.
El Poder Judicial en México, se corrompió paralelamente a la corrupción
de los partidos políticos –PRIAN, lo más cercano bajo el neoliberalismo-, el
gobierno y el propio Estado. Actualmente, existen más de 70 mil casos de
personas encarceladas, con más de una década sin recibir una sentencia, además
de que muchas fueron recluidas por contubernios y corruptelas del Poder
Judicial y el poder económico. Es el caso de Israel Vallarta, quien fue
detenido mediante un show mediático orquestado por el narco Genaro García Luna
y Televisa –Carlos Loret de Mola, el rey de los montajes-, tras ser acusado de
secuestrador, incluyendo a una francesa que, ante las presiones del gobierno
francés al narcoasesino Felipe Calderón, fue liberada por la corrupta SCJN. En este
contexto, el Poder Judicial, la SCJN, ha desplegado cualquier cantidad de
amparos y resoluciones que han liberado narcos, delincuentes de cuello blanco y
protegido a grandes deudores del fisco, como Ricardo Salinas Pliego.
Volver a las urnas es urgente y necesario. Nos toca a los mexicanos decidir
cambiar de tajo al corrupto Poder Judicial. No hay que generalizar. Hay personas
juzgadoras honestas y cercanas a las causas justas, pero sobresalen los más
corruptos, porque, afortunadamente, la 4T ha dado espacio a la denuncia de
jueces, ministros y magistrados, que se han dedicado a liberar y defender
delincuentes y privilegios empresariales. Es claro que este primer ejercicio –viene
un segundo, en 2027- marcará la diferencia. Por ejemplo, se renovará totalmente
la SCJN, la judicatura y una parte de las personas juzgadoras. Asimismo, se
conformará un tribunal que vigilará al propio Poder Judicial y se elegirán
magistrados del TEPJF, entre otros. Miles de cargo, tanto a nivel federal como
estatal. Un ejercicio inédito que esperemos no colapse entre el golpeteó de la
derecha y los fascistas mexicanos, que ahora llaman a no votar y defienden un
estatus quo que se les sigue cayendo a pedazos. Salgamos a votar mexicanos.