A nadie debe extrañar que, desde el infierno, Isabel Miranda de Wallace
siga manejando mediáticamente a sus amigos de los medios corporativos
golpistas. Es el caso de una supuesta carta póstuma que recibieron Ciro Gómez
Leyva y su patiño, en su programa de radio, y a la que dieron lectura el
24/06/25. Al terminar de leer la carta, Gómez Leyva espetó a los “miserables”
que acusan a la torturadora Miranda de Wallace. En la carta, la presunta
autora, se victimiza, autodefiende y culpa a la SCJN por haber liberado a una
de sus víctimas. Es decir, la misiva, escrita, al parecer en diciembre de 2024,
en su lecho de enferma, prevé la liberación de Juana Hilda González Lomelí, una
mujer que cumplía 80 años de prisión, torturada e inculpada por un crimen que
jamás cometió y quizás nunca ocurrió, al conocer una sentencia que el ministro
Ortiz Mena planteó y en la que todas sus pretendidas pruebas se caían a
pedazos.
El caso de Ciro Gómez Leyva y su patiño, es conocido. Previa a la
captura, juicio y condena, ha defendido con encono al narco Genaro García Luna,
amigo cercano y cómplice de Isabel Miranda de Wallace. El lector de noticias es
activo defensor de personajes que le han hecho daño, no solo a México, sino en
particular a los mexicanos. García Luna escenificó una serie de montajes en los
que inculpó a cientos de ciudadanos, sin pruebas. En encabezó la ominosa y
asesina guerra del narco Felipe Calderón, la que cubrió al país de fosas
clandestinas, desaparecidos, ejecuciones arbitrarias, feminicidios,
desplazados, además de que colaboró activamente en la defensa de un cartel de
la droga y el tráfico de estupefacientes a Estados Unidos, uno de cinco delitos
por los que está encarcelado en ese país. Hace unos días se convirtió en vecino
de El Chapo Guzmán.
La señora Isabel Miranda de Wallace, según algunas investigaciones
periodísticas, hizo un montaje del supuesto secuestro, desaparición y asesinato
de su hijo, hecho que quizás pronto se caiga a pedazos, porque todo lo que usó
para encarcelar a varias personas inocentes, jamás tuvieron sustento. La premonitoria
carta póstuma, muestra cómo esta mujer entraba y salía de la SCJN, apropiándose
de dictámenes a favor que jamás fueron discutidos. Asimismo, el caso revela
cómo la hiedra venenosa, con el apoyo del asesino Felipe Calderón y Genaro
García Luna, intentó arraigarse en un Poder Judicial y tramos de la FGR, para
hacer de su montaje la posverdad de lo que al parecer nunca sucedió. Según la
ratificación de una expareja de Hugo Alberto Wallace Miranda, en un consulado
mexicano en Estados Unidos, el desaparecido se comunicó con ella, pues es la
madre de su única hija, un año después de su supuesta muerte.
Ahora bien, no se trata nada más de la mente perversa y desquiciada de
una mujer, quien inventó la trama de su hijo secuestrado, desaparecido y
asesinado, sino también del uso del Poder Judicial y el aparato gubernamental
del PRIAN, para imponer sus perversidades. Porque la señora mostró claramente de
lo que era capaz: ordenó torturar, violar a hombres y mujeres, y encarcelarlos,
con el debido favor del corrupto Poder Judicial. Isabel Miranda de Wallace,
regresa con uno de sus más perversos defensores, quien condena a los críticos
de la torturadora porque no “saben hacer su trabajo”, pero olvida que se siguen
acumulado las pruebas y los indicios sobre el gran montaje del hijo asesinado. Es
paradójico, pero resulta que de todas las personas que aparecen en una única
fotografía, inventa que era una banda de secuestradores. Asimismo, seis años después
regresa a un departamento, donde supuestamente fue “descuartizado” su hijo y
¡Voila! encuentra una gota de sangre que no era de hombre, sino de mujer. Emparentada
por supuesto.
El montaje de Miranda de Wallace es realmente insultante. El PRIAN y sus
acólitos convirtieron el montaje mediático y criminal en la gran manera de
vejar a ciudadanos que nada tuvieron que ver con las perversidades de quienes
fueron encumbrados, políticamente y con dinero público, hasta convertirse en los
imprescindibles de la corrupción, la impunidad y el saqueo.