viernes, 28 de febrero de 2025

La banalización de la justicia en México

 

29 delincuentes, incluido el otrora famoso capo Rafael Caro Quintero, fueron enviados, bajo los preceptos de la Ley de Seguridad Nacional y la Constitución de México, a Estados Unidos. El viernes pasado, después de una conferencia de prensa en la que se precisó el “traslado” de los narcos, el Consejo de la Judicatura Federal salió a defender a los jueces que han estado retrasando por décadas la extradición de los capos. Afirmó: si no están de acuerdo con las resoluciones, impugnen. Es decir, esperen décadas, amparos, recursos infinitos y ríos de dinero para retrasar juicios e impedir que los capos sean juzgados en Estados Unidos. Es el Poder Judicial mexicano, en donde la corrupción campea. Acorde con los procedimientos legales establecidos, una resolución de extradición debe tardar un máximo de 45 días, pero los jueces y ministros se solazan con los recursos que los abogados de los delincuentes interponen, y todo queda en el limbo.

En México, estos delincuentes han cometido multitud de delitos, incluidos asesinatos, lavado de dinero, tráfico de drogas, etc., pero el Poder Judicial suele dar marcha atrás a las acusaciones banalizando la justicia. Que no fue esa la hora en la que la autoridad señala que los detuvo, que no estaban en flagrancia a pesar de tener armas exclusivas de las fuerzas armadas, que la carpeta de investigación estaba mal sustentada. Son solo algunas de las justificaciones, infundadas o no, de jueces, magistrados y ministros para otorgar amparos y proteger a delincuentes. Por eso es explicable que la presidenta de México alabe la decisión de los mexicanos por refundar el Poder Judicial. Aberrante y ofensiva la corrupción del Poder Judicial, dijo. Desde hace décadas que el Poder Judicial está en manos de corruptos –con muchas excepciones, claro- y funcionarios que están al servicio de delincuentes y oligarcas.

La decisión del gobierno de México, que asume política y jurídicamente el gabinete de seguridad, es parca y definitiva. Se entregó a 29 delincuentes a solicitud del gobierno estadounidense. Si es moneda de cambio para salvaguardar la economía mexicana, evitando la aplicación de las tarifas Trumpistas, se verá pronto. Los medios corporativos y sus corifeos salieron rápido a gritar y manotear: que el hecho muestra la debilidad de la presidenta, que Trump quiere más y tiene abierta una investigación contra AMLO, que se sometió a Trump, que se violentó el sistema jurídico, etc., pero en ningún caso se ofrecen pruebas de tanta especulación. La prensa mexicana tiene ya una larga historia de mentiras y narrativas sin fundamento, todas con la finalidad de golpear a los gobiernos progresistas de la 4T. Los medios corporativos, por un lado, afirman que la 4T y Morena arropan a los narcos, y por el otro, ante el inusitado hecho, gritan que la 4T, Morena y la presidenta de México fueron sometidos por Trump. Al menos deberían ponerse de acuerdo en su esquizofrenia.

El ruido mediático es parte de la banalización de la justicia. Mientras el Poder Judicial ampara y libera delincuentes de todo tipo, y no resuelve miles de casos de personas que permanecen por años encarcelados, muchos sin pruebas de culpabilidad, los medios corporativos construyen narrativas sobre el supuesto vínculo y protección de los gobiernos de la 4T con los narcos. Intentan también banalizar los contundentes hechos sucedidos en los gobiernos del PAN y el PRI. Con Vicente Fox se “escapó” el Chapo Guzmán, con Felipe Calderón se nombró a un narco como secretario de Seguridad para encabezar una guerra contra un grupo del narco, favoreciendo a otro. Hoy está preso en Estados Unidos. También, con Enrique Peña Nieto la relación con la delincuencia organizada creció y se consolidó. Es de lo que la prensa sicaria no escribe. Tanto los medios corporativos como el Poder Judicial, han construido un marco perverso para proteger a delincuentes, no para hacer justicia. El caso más emblemático actual, es Ayotzinapa. Muchos de los inculpados obtuvieron beneficios de es Poder Judicial corrupto.

miércoles, 26 de febrero de 2025

Filantropía golpista y corrupción

 

Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), quizás sea el gran ejemplo de golpismo y corrupción filantrópica. Recientemente, el Estado mexicano le prohibió seguir siendo ente receptor de donaciones, sin que sus donantes no paguen impuestos. Es decir, los donantes tendrán que pagar impuestos por los millones de pesos que le donan para golpear al gobierno mexicano. La entidad del derechista y golpista Claudio X. González podrá recibir donaciones, pero tendrán que pagar impuestos. No nos perdamos la lluvia de amparos que promoverán los corruptos María Amparo Casar y su mentor, además de declararse “perseguidos políticos”. La narrativa de la derecha ya no tiene efectos, porque los ciudadanos identifican a ambos como parte de los golpistas que han intentado, con sus “investigaciones”, narrativas y marchas rosas, derribar al gobierno progresista, tanto a AMLO como a la presidenta de México.

El MCCI es parte de ese entramado promovido por los gobiernos neoliberales para que la autollamada sociedad civil se apropie de los derechos de los ciudadanos. En este caso, el empresariado mexicano, de la mano del “hijo pródigo”, Claudio X. González, compró la franquicia de la lucha contra la corrupción y la impunidad, siendo sus integrantes corruptos e impunes de todo. Si bien, quienes les hacían –mal hacían- sus investigaciones supuestamente periodísticas, recibían pagos de esta instancia financiada por los gobiernos del PRIAN, Estados Unidos y otras organizaciones extranjeras, no significa que no fueran cómplices del golpismo promovido por MCCI. Entre esas “investigaciones” destacamos sus inventos sobre la producción de cacao en Tabasco, la que afirmó que un programa social estaba al servicio de los chocolates de los hijos de AMLO, la casa gris rentada por un hijo de AMLO en Estados Unidos, cuyo dueño nada tenía que ver con PEMEX, o la renta de otra casa a una persona asociada al periódico La Jornada. Casos de risa, mentira y fakenews.

Los periodistas que se involucraron en estas mentiras y complicidades –algunos conocidos y que pudieron convertirse en eminencias, o que ya lo eran y se hundieron en las artimañas de la derecha- construyeron sus narrativas desde el odio y desprecio a un personaje político, no a partir de evidencias y pruebas contundentes. Por ejemplo, los hijos de AMLO jamás ocuparon cargos públicos durante el mandato de su padre, por lo que las alusiones de nepotismo o corrupción eran bromas construidas para favorecer al golpismo de la derecha y sus aliados. Recordemos las farsas mediáticas de Xóchitl Gálvez, la candidata de la derecha, quien durante sus cargos –que jamás ganó- legislativos iba a las puertas de la FGR, una calle antes de dejar su bicicleta después de haber llegado en su camioneta blindada, para acusar a los hijos de AMLO. O cuando espió y acosó al hijo de AMLO en una casa que, incluso, ya no rentaba, en Texas.

Incluso, un periodista ligado a MCCI y @AristeguiOnline, escribió un libro sobre una casa rentada que pretendió ser comparada con la famosa “Casa Blanca” que, efectivamente, Enrique Peña Nieto sí había recibido en pago de favores de un conocido empresario mexicano. La “casa gris” fue rentada por un hijo de AMLO y su esposa en Texas; y es propiedad de un empresario estadounidense que no vivía en Estados Unidos, sino en Canadá, y que en algún momento de su trayectoria empresarial había hecho algunos negocios con PEMEX, pero en el momento de rentar su casa no tenía vínculos con la petrolera y tampoco conocía al hijo de AMLO. El enredo fue inventado por MCCI y @AristeguiOnline, con la finalidad de golpear a AMLO. El problema es que el asunto nunca tuvo interés periodístico y fue parte de una trama en la que se fabricaron vínculos e interacciones entre los involucrados, sin haberlos realmente. MCCI no combate la corrupción, menos la impunidad. María Amparo Casar se beneficia de una millonaria pensión de PEMEX a la que nunca ha tenido derecho. Se le otorgó por corrupción e impunidad.

martes, 25 de febrero de 2025

PRIAN, narcogobiernos y carteles de la droga

 

En el contexto de la declaración Trumpista contra los carteles de la droga mexicanos como terroristas, se desató el aplauso del PRIAN a la medida, pero es fundamental recordar que estos carteles y sus antecesores, surgieron, crecieron y proliferaron durante los gobiernos del PRI y el PAN. En el largo gobierno del PRI, diversas investigaciones periodísticas y académicas han dado cuenta de la protección gubernamental y los vínculos con funcionarios, partidos políticos y políticos. Diversos capos y grupos delincuenciales del narcotráfico bien localizados geográfica y territorialmente, fueron prosperando y consolidándose bajo los gobiernos priistas. Se han documentado lazos con Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, entre otros.

Sin embargo, el PAN no puede deslindarse de los capos y carteles del narco. Durante el gobierno de Vicente Fox, el Chapo Guzmán se “escapó” de una cárcel de alta seguridad. El periodismo de investigación ha documentado que en ese “escape” prevaleció el contubernio y la complicidad del foxismo. El caso del calderonato es más grave, pues, además de declarar la guerra contra el narco, de lo que se vanagloria el asesino Felipe Calderón, sin reconocer los miles de víctimas que implicó su guerra (ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, criminalización, desplazados, etc.), nombró a un delincuente en el importante cargo de secretario de Seguridad, Genaro García Luna, hoy encarcelado en Estados Unidos por narco.

Durante seis años y en lo que va del actual sexenio, la derecha opositora ha intentado vincular a AMLO, Claudia Sheinbaum, Morena, la 4T, con los carteles de la droga. Los medios corporativos golpistas en Estados Unidos y en México, han aceitado una campaña de montajes pseudoperiodísticos, sin pruebas de ningún tipo, para fabricar escenarios en los que AMLO supuestamente recibió personalmente dinero para su campaña electoral de 2006, y por extensión, se ha pretendido vincular a la presidenta de México (“narconcandidata”), de nuevo sin evidencias, con el narco. Por ejemplo, la escritora de ficción periodística, Anabel Hernández, favorita declaradora e inventora de narcotramas en @AristeguiOnline, pasó de afirmar que AMLO nunca había estado vinculado al narco, a encabezar una cruzada mediática en contra del expresidente.

Asimismo, la pseudoperiodista, Anabel Hernández, después del retiro de AMLO de la arena política, encabeza otra campaña en contra de la presidenta de México, inventando que el Mayo Zambada está hablando de supuestos vínculos con el narco, aparte de haber imaginariamente financiado la campaña de AMLO, en el contexto de su secuestro por el gobierno de Estados Unidos, violentando toda la normatividad bilateral e internacional. Según la amiga de @AristeguiOnline, su última prueba en contra de Claudia Sheinbaum es una fotografía que la actual mandataria se tomó con un abogado del Mayo Zambada, la que seguro buscó con frenesí entre miles que durante sus giras muchos/as se hacen con la presidenta.

El problema para Anabel Hernández y @AristeguiOnline, es que esa fotografía sustituye a una que fue usada por comentócratas, el PRIAN, los medios corporativos, la derecha partidista, la oligarquía, cuando AMLO saludó a la madre del Chapo Guzmán en una gira, pero que al ser utilizada política y mediáticamente sin respaldo, sin pruebas de ningún tipo, perdió todo significado ideológico y político. Una fotografía de una gira en la que miles de personas buscan activamente un acercamiento con AMLO o con la presidenta de México es, simple y llanamente, anecdótica. Si no hay documentos u otro tipo de evidencias que sustenten las fotografías que la derecha inspecciona con lupa para inventar vínculos indebidos, el fracaso de la oposición es catastrófico. Hasta ahora, ni Anabel Hernández ni @AristeguiOnline, ambas financiadas por las derechas mexicanas, estadounidenses y europeas, han presentado evidencias de lo que gritan en sus plataformas. Es el fascismo retorciendo la realidad para los fines de otros.

lunes, 24 de febrero de 2025

La institucionalización del odio

 

La política antiinmigrante de Donald Trump, ha convertido el odio y el desprecio a los humanos que no se le parecen, en política pública. La Alemania nazi, no solo asesinó sistemáticamente a judíos, homosexuales, gitanos y otros seres humanos, sino también convirtió el genocidio en política pública. Trump va por un camino en el que la limpieza étnica es su gran objetivo. La criminalización de los inmigrantes en su país, implica, no solo expulsar a miles de migrantes de otras nacionalidades y orígenes étnicos diversos, también imponer políticas que buscan limpiar de poblaciones indeseables. No olvidemos que, durante su campaña electoral, afirmó que los inmigrantes envenenaban la sangre estadounidense, es decir, la blancura WASP está siendo contaminada por gente que llegó a Estados Unidos de manera ilegal y amenaza la “pureza” racial.

Como en la Alemania nazi, el Trumpismo está institucionalizando el odio. La criminalización de los inmigrantes, la amenaza con encarcelar a unos 30 mil migrantes en Guantánamo, algunos de los cuales están en cárceles, pero muchos no habrían sido procesados penalmente, es decir, los confinarían por no cometer ningún delito. La política antiinmigrante de Trump no es solo para agradar y cumplirle a sus votantes, sobre todo los WASP, sino reestructurar el sistema migratorio de Estados Unidos. El control migratorio con miedo, aterrorizando a familias y comunidades de migrantes, tiene la finalidad de crear un marco ideológico y político que evite que los migrantes lleguen a territorio estadounidense. Expulsarlos, encarcelarlos, repelerlos de las formas más inhumanas posibles, es el odio de un blanco, presidente criminal, hacia el otro.

Hay múltiples mensajes en los que Trump asume que los inmigrantes no blancos, son indeseables, criminales, asesinos, que introducen el fentanilo que afecta a la población blanca, pero datos del mismo gobierno estadounidense afirman que quienes llevan fentanilo y otras drogas a Estados Unidos, son ciudadanos estadounidenses, además de que su diseminación en las calles de ese país es producto de las actividades delincuenciales locales. Asimismo, el acre individualismo de la sociedad estadounidense rechaza cualquier intento de atender, no solo la ola de muertes por fentanilo, sino también las adicciones como parte de un problema de salud pública, no simplistamente individual. Por ello, las farmacéuticas andan elaborando nuevas drogas para contrarrestar los devastadores efectos del fentanilo, además de no haber una política pública que advierta sobre las implicaciones de las adicciones. Existen costosas instancias para la desintoxicación, más caen en los mismos individualismos que suelen estar relacionados con la proliferación de las adicciones.

En este contexto, el Trumpismo neofascista tiene que ver sin duda con el desprecio de la vida humana, particularmente en contra de aquellos cuyo color de piel es distinto al predominantemente blanco. La sociedad estadounidense está extremadamente racializada. Si se revisan, por ejemplo, las categorías censales, las bases de las acciones afirmativas, las cuotas laborales basadas en razas, etc., nos percatamos que Estados Unidos tiene, en efecto, un problema racial construido ideológica, social y políticamente, desvaneciendo las clases sociales como el eje de la estructura capitalista. Es racial, plantean hasta los más conspicuos académicos, no de clases. Por ello la institucionalización del odio Trumpista tiene bases muy fuertes. El sur profundo, el cinturón de cobre, son áreas en las que la racialización de las relaciones sociales entre diversos grupos y clases sociales, son profundas e históricamente han sido escenarios de hechos sangrientos, en los que el color de la piel sobresale.

Para Donald Trump y sus seguidores, el odio es consustancial al neofascismo, pero, a diferencia de la primera mitad del siglo XX, no son los judíos el objetivo. Sí los ciudadanos de origen latino/hispano. Son el nuevo chivo expiatorio del extremismo WASP.

domingo, 23 de febrero de 2025

Comparsa mediática y neofascismo

 

Los medios corporativos, en México, Estados Unidos, Europa, no puede ocultar su afán de normalizar la idea de que los excelsos integrantes de la extrema derecha son “polémicos”, libertarios” o “ultraliberales”, cuando en los hechos son parte de un movimiento mundial que busca acabar con la sociedad de derechos y hundir en una profunda crisis civilizatoria a Occidente. No es solo que Trump, Musk, Milei, pretendan reducir la burocracia para eficientar al gobierno; tampoco que repelan la diversidad sexual, o Trump, en sus afanes expansionistas, pretenda adueñarse de Groenlandia, Gaza, parte de Ucrania y el Canal de Panamá, son representantes del neofascismo que violenta todos los derechos de las personas –sexogenéricos, trabajo, reproductivos, bienestar, ciudadanía, territorio, migración, identidad, etc.- en aras de lo que llaman eficiencia, libertad, libre mercado, capitalismo de cuates, imperialismo, capitalismo salvaje. Es el fascismo depredador.

Quizás la gran diferencia con el fascismo de la primera mitad del siglo XX, es que no son los judíos el objetivo racial y étnico a eliminar, tampoco la emergencia de sociedades en las que se garantice empleo –Alemania, Italia. Los neofascistas van por la destrucción de la sociedad occidental como la conocemos actualmente –con sus devaneos socialdemócratas, Estado de bienestar, derechistas, izquierdistas derechizados (España), promoción de los derechos de todos, incluyendo las mujeres y las minorías, justicia social, etc. El problema es que los medios corporativos no llaman por su nombre los fascismos latinoamericanos, estadounidense y europeo, sino que buscan instalar su accionar como narrativas de la posverdad, en la que el colapso de un país entero –Argentina- es una anécdota del “libertarismo-, mientras a millones de ciudadanos les arrebatan sus derechos, bienestar, bienes, empleos, y ven a la baja inflación como que todo va bien y las atrocidades del capitalismo salvaje “funcionan”.

En México, los medios corporativos se incorporaron temprano, y sin ambages, a las hordas derechistas cuando AMLO triunfó en las urnas en 2018 y desplegó un gobierno en el que privilegia la redistribución del ingreso, la justicia social, el bienestar de millones de ciudadanos, los derechos sociales, el cobro de impuestos, el combate a la corrupción –aunque organismos como Transparencia Internacional y su franquicia Transparencia Mexicana, afirmen que hay más corrupción que en los gobiernos del PRIAN. En el primer sexenio de la 4T, columnistas, comentócratas, conductores y lectores de noticias, mesas de análisis, en la prensa, radio, televisión y plataformas digitales, siguieron el guion de la derecha: mentiras, fakenews, hashtags en redes sociales (narcopresidente). Y nada de crítica constructiva y análisis. Todo, estuvo mal, era un desastre, el país se caía. La comparsa mediática del neofascismo estaba en marcha.

Actualmente, los medios corporativos en México siguen cumpliendo con ese ominoso papel, pero le han agregado grandes y ofensivas dosis de misoginia, desprecio por las mujeres, clasismo, racismo. El arribo de la presidenta Claudia Sheinbaum, significa, no solo para los neofascistas mexicanos, estadounidenses y europeos, el impedimento por retomar el control del país, sino también la extensión de los derechos, justicia social y bienestar de millones de personas, en tanto la oligarquía no puede embolsarse el dinero público y tiene que, a pesar de sus exorbitantes ganancias –caso de los bancos y otras empresas-, pagar impuestos. De ahí el malestar de Trump con México. Canadá es un caso aparte, pues los políticos canadienses le han cumplido sus caprichos al energúmeno naranja, pero esperaba que le entregaran Canadá como estado 51. Y en el caso de México, esperaba que les abrieran las puertas a incursiones, invasiones, injerencismo para combatir al narco. Al neofascismo no le interesan los ciudadanos, solo despejar el camino para fraudes tipo Javier Milei y destrucción de los Estados nación.

viernes, 21 de febrero de 2025

Milei: estafa y decadencia

 

En Estados Unidos recientemente se llevó a cabo el encuentro neofascista de la derecha internacional. A un mes del arribo de Donald Trump, los filofascistas se reúnen en el imperio, coronando con una escena machista y patriarcal, en la que Javier Milei le obsequia el fascista Elon Musk, una motosierra. El oligarca recibe el artefacto y lo exhibe como un gran miembro con el que va a acabar con el mundo. A Musk no le bastan sus fracasado y costosos autos, despedir trabajadores, cerrar agencias. Se exhibe como el macho racista y clasista, con un artefacto que le entregó un fascista estafador.

La estafa perpetrada por el presidente de Argentina, exhibe claramente a los filofascistas, personajes que se aprovechan de su posición –en este caso, presidente de un país- para embaucar a miles de personas con una criptomoneda, la que representa bien al capitalismo salvaje y depredador. No es extraño que la convención que celebra el regreso de Donald Trump a la presidencia del imperio, sea motivo de gozo para quienes ven en la vida humana simples objetos por estafar, con la finalidad de favorecer a una elite. No hay entre sus valores asomo de humanidad. Empobrecer y degradar al otro es su objetivo.

Quizás si no fuese sido un presidente de un país el estafador, la estafa habría pasado desapercibida. Pero como Javier Milei es digno representante de un grupo de filofascistas, ya muy conocido, que alimenta el odio cotidiano en contra del progresismo, mientras hunde a su país en la pobreza y la desazón. La medición de la inflación, que ha tendido a la baja en Argentina, es la ilusión de los libertarios extremistas y del FMI, pues a costa de la drástica reducción del consumo y la falta de recursos de la población mayoritaria, se ha contraído el mercado interno, al punto de que la gente apenas tiene para comer. En tanto la pobreza y la indigencia aumentan.

Asimismo, el papel de Milei en esta estafa millonaria de criptomoneda, muestra la decadencia, no solo de un pensamiento que pretende defender la “libertad” a costa de la colectividad, sino del fascismo que pretende retornar para dominar a las masas y hacer de sus vidas un infierno. La libertad de mercado, muestra también el verdadero carácter del capitalismo salvaje y depredador. No hay regulación, menos respeto por los derechos sociales, económicos, políticos, humanos, sexuales de las personas. La diversidad sociocultural es una anomalía para el capitalismo que busca llevar a los límites de la subsistencia a un país entero.

Los acompañantes de Donald Trump en su celebración del regreso del oligarca, quien busca destruir al Estado estadounidense y a todas las naciones que se le opongan, han convertido el libertarismo, la libertad de mercado, el individualismo, en auténticas armas de destrucción masiva. No es necesario que el Estados Unidos de Trump haga guerras. Basta con que amenace y el mundo se agazape esperando lo peor. Del genocidio de Gaza, justificado y tolerado por los Estados Unidos anglosajón y la Europa blanca, se pretende pasar a la limpieza étnica, arrebatando una tierra ancestral –una parte- a un pueblo que ha resistido durante décadas al exterminio promovido por Occidente y orquestado por el Estado sionista de Israel.

Igualmente, al comediante “medianamente exitoso”, acorde con Donald Trump, se busca cobrar, arrebatando territorios de otro pueblo, la costosa guerra –se calcula en 400 mil millones de dólares- emprendida por los anglosajones estadounidenses. Una guerra inventada por la Unión Europea y Estados Unidos, los que, en lugar de sentar al comediante de quinta, Volodimyr Selenski, eligieron acompañarlo en una guerra suicida, incapaz de ganar ante el armamentismo ruso. Con todo, los grandes ganadores de este conflicto son el aparato industrial-militar estadounidense, las agencias golpistas y espías del mismo país, y Rusia. Son los libertarios, cuyo turno es el de Javier Milei. Sus defensores lo han salvado por ahora de estafar a miles de seguidores. Las urnas hablarán.

miércoles, 12 de febrero de 2025

USAID, periodismo y golpismo

 

Uno de los objetivos del “humanitarismo” estadounidense que la USAID solía financiar, es el periodismo. Incluía ONG y OSC que declaraban hacer periodismo de investigación y periodistas, ideológica y políticamente diversos. Algunos identificados sin ambages con la derecha, y otros, autodeclarados de izquierda, pero cuyas narrativas son a veces más cercanas a la derecha. En México, han recibido financiamiento directo o indirecto, escuelas de periodismo, organizaciones de la “sociedad civil” que supuestamente combaten la corrupción y otras que dicen generar datos sobre la competitividad y la innovación, periodistas de distinto signo ideológico, muchos dedicados a golpear al gobierno mexicano de la 4T, lo que no hicieron contra los gobiernos del PRIAN. Asimismo, en el espectro político-ideológico de las izquierdas mexicanas, los progres buenaondita han manejado narrativas anti 4T, en el contexto de lo que los medios corporativos de la derecha repiten a diario en la prensa, la radio, la televisión privada, plataformas digitales y redes sociales: “el periodismo revisa al poder”, es decir, a los gobiernos progresistas, no a los del PRIAN, menos a los poderes facticos.

Para muchas agencias de Estados Unidos –espionaje, antidrogas, ayuda “humanitaria”, “democracia”, “desarrollo”, etc.- el financiamiento al periodismo, abierto o soterrado, es fundamental, pues les da la oportunidad de influir, muchas veces con mentiras y posverdades, y diseminar narrativas en contra de los gobiernos y movimientos sociales progresistas. Usan, de manera grosera, la libertad de expresión, dejando a un lado el derecho a la información, para armar campañas contra los gobiernos que le representan, al gobierno estadounidense, “problemas” para sus planes injerencistas e intervencionistas. En América Latina, diversos portales y periódicos supuestamente independientes recibieron con estupor el cierre de la USAID, porque sostienen sus plataformas y transmisiones a través de redes sociales –Youtube, por ejemplo- que, de otra manera, no podrían continuar transmisiones. En este espectro hay una importante diversidad, pero, por ejemplo, buena parte del periodismo financiado por la USAID se ubica en Colombia y Venezuela, buena parte del cual es anti Petro y anti Maduro.

El uso de los medios corporativos, los llamados medios alternativos que han proliferado en las redes sociales, y el periodismo y algunos periodistas, comentócratas, locutores de radio, lectores de noticias y analistas de la televisión privada, es fundamental para armar una estrategia en la que Lawfare y narrativas periodísticas, muchas veces convergen para golpear y, en algunos casos, derrocar gobiernos progresistas. En este contexto, es importante cuestionar el papel de algunos periodistas, tanto de derechas como de izquierdas, en los procesos que minan la legitimidad de los movimientos sociales y gobiernos progresistas. El periodismo de derechas es muy claro en sus intenciones: derrocar gobiernos democráticamente electos para detener los cambios que afectan a las oligarquías locales, nacionales e internacionales, recuperar el poder y regresar a momentos previos que hunden a las mayorías en la ignominia, la pobreza y la violencia del Estado. En el caso del periodismo de izquierdas, los cuestionamientos a las políticas progresistas y, como México, a las alianzas perversas del progresismo con otras fuerzas políticas y políticos, se convierten en puntas de lanza para apuntalar a las derechas en sus intenciones golpistas.

La USAID tuvo aparentes buenas intenciones cuando en 1961 el Congreso de Estados Unidos la creó. Pero el “humanitarismo” que enarboló fue en realidad el parapeto de actividades soterradas para promover golpes de estado y derrocar gobiernos progresistas. Sin duda, un gran porcentaje de las inversiones de la agencia estadounidense han impulsado proyectos a favor de los derechos, educación, las minorías sexogenéricas, ambiente, entre otros, los que contrastan con la captura del periodismo alternativo, cuyo financiamiento es potencialmente disruptivo.

martes, 11 de febrero de 2025

Rehaciendo el imperio

 

Megalomanía y locura es lo que parecen mover a Donald Trump y sus esbirros fascistas, incluyendo al genocida Benjamín Netanyahu. No solo pretende colapsar la estructura social y económica de Estados Unidos, sino también intenta invadir un territorio en el que los palestinos han vivido durante décadas, después de haber sido expulsados de su patria, lo que hoy llaman los sionistas Israel. En su país, prácticamente ha puesto en peligro a toda la sociedad estadounidense, incluidos sus votantes WASP, hispanos/latinos y de otros orígenes sociales y étnicos.

El imperio estadounidense sucumbió bajo el imperio de la globalización y el neoliberalismo. En los ochentas, bajo la batuta de Ronald Reagan, republicano, el Consenso de Washington decidió que para sostener la tasa de ganancia, debían reestructurarse las economías nacionales y abrirse, dando paso al fin del fordismo y promoviendo la fragmentación de los procesos productivos capitalistas, con la finalidad de deprimir los costos de la mano de obra. La maquila fue una respuesta, pero lo trascendental fue el traslado de las industrias, sobre todo estadounidenses, a otras partes del mundo.

La globalización no fue más que una vía para recuperar la tasa de ganancia y abrir nuevas formas de acumulación capitalista. El neoliberalismo le dio la coartada ideológica y política en países como México, siguiendo el ejemplo de los Chicago Boys en Chile. Privatizar el aparato gubernamental, incluidos los derechos humanos, entregados a ONG y OSC, financiados por los Estados mínimos y los gobiernos extranjeros, fue la respuesta. Globalización y neoliberalismo fueron la respuesta a los mercados nacionales, no a los nacionalismos, los que ahora, en la era Trump, renacen, pero atentando en contra de los derechos de las personas y las colectividades.

Durante décadas, los derechos civiles en Estados Unidos, los derechos humanos en el mundo capitalista, fueron conquistados por los seres humanos, en distintas batallas. Aunque algunas organizaciones de la llamada sociedad civil han pretendido apropiárselos, los pueblos parecen estar hoy conscientes que son parte esencial del humano, no concesiones. Para Trump y sus sicarios, son entelequias que nunca el fascismo entenderá. Lo mismo pasó en la Alemania nazi y la Italia fascista. El holocausto judío es el ejemplo de esos embates en contra de la humanidad.

En este sentido, la pugna Trumpista por rehacer el imperio es un ataque frontal a los derechos de la humanidad. No solo de los estadounidenses con sus órdenes ejecutivas que afirman que solo hay dos sexos en Estados Unidos o que prohíben el apoyo gubernamental a la población transgenero, a las atletas transgénero y toda la parafernalia fascista de odio en contra de la diversidad sexual, sino de otros pueblos del mundo. La intención de que el sionismo israelí le “entregue” Gaza después de asesinar y masacrar al pueblo palestino, da cuenta de las perversidades de un personaje que ha sido declarado criminal ante la justicia de su propio país.

Si bien, la globalización y el neoliberalismo tienen reversa, no significa que el imperio vuelva con sus viejos fueros. La globalización y el neoliberalismo fueron instaurados, por un lado, para recuperar la tasa de ganancia, y por el otro para romper las ataduras de los nacionalismos económicos y abrir el libre comercio a escala global, con la finalidad de que la acumulación capitalista encontrara nuevas vías, porque el anquilosamiento del fordismo impedía el desarrollo de nuevas formas de explotación del humano y de los recursos naturales. El extractivismo fue una de las respuestas. La extraordinaria movilidad del capital financiero fue otra. Lenin analizó con presteza la fase imperialista del capital financiero, pero mutatis mutando, se refería al imperio global financierista, no a Estados Unidos en particular. Al migrar libremente el capital financiero, prologaba la caída de los imperios –británico, estadounidense. La nueva fase del capitalismo salvaje no prevé que el nacionalismo extremo y fascista Trumpista regrese sus glorias a EEUU.

domingo, 9 de febrero de 2025

El cierre de la USAid

 

Elon Musk ordenó el cierre de la United States Agency for International Development (USAid) por razones, en parte irrisorias. Afirmó que los marxistas la tenían secuestrada. En realidad, se refirió al financiamiento de la instancia estadounidense, fundada por el asesinado presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, en 1961, a organizaciones de la llamada sociedad civil y proyectos sobre diversidad sexual, apoyo alimenticio, y otros temas que se alejan de lo que esencialmente ha hecho esta agencia: desestabilizar gobiernos democráticos, financiar golpes de estado y minar la democracia y el progresismo. Para la extrema derecha y el fascismo, cualquier proyecto que apoye el “desarrollo” que se salga de las normas patriarcales, la heteronormatividad y la dominación machista, misógina, es un atentado.

Pero lo que no se comenta en ese cierre, es que muchos de esos proyectos alternativos que apoyan los derechos de los otros son el parapeto de una agencia que esencialmente promueve el golpismo. Su historia en América Latina es esencial para entender la injerencia y el intervencionismo de Estados Unidos. El cierre de la agencia responde a la agenda política externa de Donald Trump, quien busca minar a los gobiernos democráticos y los movimientos sociales progresistas. Al Trumpismo le interesa dejar fuera a quienes aparentemente cuestionan, tanto al patriarcado dominante como al capitalismo en general, lo cual no tiene sustento. Si bien, el neoliberalismo, al vaciar al Estado de bienestar y fomentar la proliferación de ONG y OSC que, con apoyos gubernamentales, se hicieran cargo de los derechos proscritos por los Estados neoliberales, pretendió construir un orden alterno a las obligaciones y funciones del Estado, no logró encaminar el proceso civilizatorio, el que hoy está en crisis y evidencia la profunda crisis del capitalismo.

La USAid tendrá su continuidad cuando sus financiados garanticen que están por derrocar gobiernos democráticos, no por financiar proyectos que minen al patriarcado, menos al capitalismo salvaje. En Estados Unidos, la batalla legal de los empleados de la agencia que fueron despedidos, apenas comienza. Están también luchando los empleados federales en general. Pero es interesante observar a los recién desheredados del financiamiento estadounidense. Cientos, sino es que miles de ONG y OSC, tendrán que cerrar o buscar apoyos de otros tipos para seguir con su trabajo. En México, deja organizaciones, periodistas, investigadores, activistas, en el desamparo. También, muchos directivos de esas instancias tendrán que buscar cómo compensar sus onerosos y generosos sueldos que se auto otorgaban, mientras que los empleados y supuestos sujetos que tutelaban recibían migajas.

Durante el neoliberalismo, cientos de estas organizaciones surgieron como hongos. Algunas realmente importantes por lo que hacían y a quienes representaban, pero otras con intereses golpistas. Unas decían luchar contra la corrupción, otras por la competitividad y la innovación, otras por la transparencia, etc., pero en realidad representan el injerencismo e intervencionismo de gobiernos y organismos extranjeros. La USAid financiaba a muchas de estas ONG y OSC, con la finalidad de minar a los movimientos sociales y gobiernos progresistas. Es el caso de México. El expresidente AMLO, en reiteradas ocasiones denunció el financiamiento estadounidense a instancias que no promovían la democracia y el desarrollo, sino que se dedicaban a golpear al gobierno mexicano.

Por supuesto que el cierre, temporal a todas luces, para “limpiar” de “marxistas” y proyectos a favor de la diversidad sexual, no implica que la injerencia e intervención de Estados Unidos allende sus fronteras cese. Más bien se trata de redireccionar los objetivos de esa agencia –y otras- para que los dólares fluyan para intentos golpistas, Lawfare y desbarrancar movimientos sociales y gobiernos progresistas. Es el realineamiento de la geopolítica estadounidense en la era Trump.

sábado, 8 de febrero de 2025

Medios corporativos y misoginia


En este “tiempo de mujeres”, el cuestionamiento al macho patriarcal es continuo y preciso, pero da sus coletazos para regularmente salir impune, al menos mediáticamente. Es tan poderosa la frase de la presidenta de México, que la derecha mexicana, con hombres y mujeres en la arena política, hace de su odio y diatriba una narrativa de la misoginia. Las conferencias presidenciales, la comentocracia de la prensa corporativa, algunos reporteros y las redes sociales son el gran ejemplo. En los medios corporativos se suele repetir, como mantra, que “al poder se le revisa”, pero es una simple muletilla golpista, porque los medios son parte de los poderes fácticos y también requieren revisión. Asimismo, comentócratas, locutores de pacotilla, lectores de noticias, opinadores, “analistas” en sus pomposas mesas, revisan al Poder Ejecutivo, pero no al Poder Judicial, fuente actual de actos ilegales, golpista, torcimiento de la ley, violación de la Constitución. Es la narrativa de los poderes facticos que se dicen agraviados, porque ya no se les financia de manera, más que generosa, como en los tiempos del PRIAN.

Con todo, el “agravio” no es la única motivación del odio y desprecio al expresidente AMLO y a la presidenta, Claudia Sheinbaum; es solo el pretexto de privilegios perdidos, corrupción, saqueo y desmantelamiento, demasiado lento, de un modelo económico que fue impuesto por un grupúsculo de tecnócratas corruptos, vinculados a narcos y delincuentes, que pretendía obsequiar –ni siquiera vender- el país a la oligarquía parásita mexicana y la oligarquía globalista. En el caso de AMLO, el exmandatario sigue siendo objeto de ataques y calumnias sin cesar. El periodismo de Carmen Aristegui y Anabel Hernández -@AristeguiOnline-, se han convertido en diatriba. Antes que informar, intentan fijar una narrativa sobre los supuestos vínculos de AMLO con el narco, a través del pretendido financiamiento de su campaña electoral en 2006. En el caso de la presidenta de México, antes y durante su carrera por la presidencia de México, la derecha y sus “periodistas”, iniciaron una maniobra en la que, no solo se buscó involucrar a la entonces candidata con el narco, sino también fue aderezada con una narrativa misógina, machista y patriarcal, que, en lugar de detenerla, le dio más fuerza.

En las “mañaneras del pueblo”, los reporteros de los medios corporativos (Dalila Escobar, entre otros) o enviados por políticos del casi extinto PRI (Reyna Haydee Ramírez, por ejemplo), no ejercen el oficio periodístico, sino que se comportan como cabilderos, voceros de la oposición y expresan un odio y desprecio contra la mandataria mexicana, que asustaría hasta el macho más envalentonado. Sin embargo, la templanza y seguridad de la presidenta de México la ha llevado a buen puerto, exhibiendo a esos reporteros/as y sus medios corporativos golpistas. No se trata de defender a rajatabla a Claudia Sheinbaum, pero si evidenciar que el periodismo corporativo se ha convertido en la principal fue de un machismo patriarcal exacerbado. Postura de la que participan reporteros/as, comentócratas, analistas, locutores, lectores de noticias. El periodismo delirante, así le llamé en otro escrito, no informa, pero sí tergiversa y miente. Esta semana, el delirio de Anabel Hernández con @AristeguiOnline, alcanzó el paroxismo. Sin prueba, solamente dichos de agentes de algunas agencias antidrogas y de espionaje de Estados Unidos, sostiene los supuestos vínculos de la presidenta de México con el narco. Ya Jesús García, periodista mexico-americano de La Opinión de Los Ángeles, Cal., filtrar información de los arreglos en los que está envuelto el Mayo Zambada con el Departamento de Estado, implicaría violar el debido proceso. Las fuentes de Anabel Hernández mienten, y esta “periodista” desconoce el sistema judicial estadounidense. Algo similar sucedió con el juicio del narco Genaro García Luna, quien, por medio de su leguleyo, pretendió relacionar a AMLO con el narco. El delirio periodístico en México, alcanza actualmente niveles de escándalo, corrupción y misoginia insoportables.


miércoles, 5 de febrero de 2025

La derecha parásita mexicana y el imperio

 PRIAN

Después de una larga conferencia con el agresivo y esquizoide presidente del imperio, la presidenta de México anunció acuerdos importantes. De un lado, las tarifas imperiales fueron pausadas por un mes, y por el otro, se abrieron mesas de trabajo sobre seguridad, comercio, fentanilo. No se habló de cambiar el “modelo económico” para que nuestro país se subordine al imperio, como en los periódicos Reforma, El Universal, grita la comentocracia parásita. Asimismo, la acusación que celebran en los medios corporativos sobre supuestos vínculos del gobierno mexicano, en realidad parte de hechos en los que los gobiernos del PRI y el PAN intervinieron. No olvidemos que, con Vicente Fox, el “Chapo” Guzmán se “fugó” de la cárcel, menos que con Felipe Calderón, el narcoestado tuvo su gran momento con el hoy encarcelado Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad del gobierno del PAN. Y durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, del PRI, además de desatarse una escandosa corrupción y saqueo, nada se hizo para detener al narco. El problema es del PRIAN, no de Morena, AMLO y Claudia Sheinbaum.

La derecha y la burguesía mexicana parásitas, dependen de que el imperio avasalle a México. Los aranceles, la declaración del narco como terroristas, las redadas y expulsión de migrantes, entre otras amenazas, son solo el parapeto de su interés golpista. A la derecha no le interesa México, tampoco los ciudadanos, menos la democracia. Son parásitos. Ha sido notoria la frustración de la oposición ante la pausa de los aranceles y la apertura de negociaciones. Previamente, el PRI culpó a la 4T por la imposición de las tarifas Trumpistas, una narrativa compartida por el PAN, los medios corporativos, la comentocracia y diversas cuentas en redes sociales. Ya no es suficiente caracterizar a la derecha como apátrida o vende patrias. El parasitismo de la derecha mexicana es impresionante. Si el PRIAN diariamente vomita odio en sus comunicados y valentonadas, sin reconocer cómo nuestro país ha cambiado y cómo la presidenta de México está enfrentando las amenazas Trumpistas.

Donald Trump no solo vende que el imperio volverá a ser grande, sino que para lograrlo amenaza al mundo de diversas maneras. Tarifas a todos, deportaciones masivas, expansionismo sin freno, y lo que sea para intentar esa “nueva edad dorada”. A esto le apuesta la derecha mexicana. Supone que, si el imperio regresa, le ayudará a regresar al poder. Es el parasitismo de la derecha. No construyen vías alternas a lo que rechazan. Lo único que desean es que alguien del exterior, como Trump, los reinstale en el poder. La derecha mexicana camina con su odio, sin proponer alternativas. El parasitismo de estos grupos, bien representados por el PRIAN y la oligarquía que paga por nada. Escuchando a los dirigentes de estos partidos políticos, solo reparten culpas en una narrativa que rechaza cualquier cambio y avance. El desprecio de la derecha es tóxico, porque más allá de la diatriba no hay propuesta, no hay proyecto. Su narrativa la montan en las amenazas Trumpistas. Vaya creatividad político-ideológica.

A la derecha mexicana no le importa el bienestar, el desarrollo colectivo, aunque sus propios integrantes refrendan el trabajo y la respuesta de la presidenta de México, ante las amenazas Trumpistas. La ceremonia de conmemoración del 108 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917, fue el escenario político e ideológico para defender el país, la soberanía y la Constitución. El rechazo al intervencionismo e injerencismo del imperio, celebrado por la derecha, pues es la única manera por la que sueñan su regreso al saqueo y la corrupción. La derecha parásita se presenta como una oposición que no lo es. Al país le urge una oposición real. Recuerdo que hace años, se le exigía a la izquierda “modernizarse”, porque era necesaria para el país. Hoy, a la derecha la nación le exige convertirse en oposición real, propositiva. Que deje de anclarse en la injerencia golpista del imperio. Que construya y contribuya.

martes, 4 de febrero de 2025

La orfandad mental de la derecha mexicana

 

La presidenta de México mostró, en su conferencia del pueblo (04/02/2025), la fuente de Donald Trump para acusar al gobierno mexicano de supuesto vínculo con el narco, pero, para perplejidad de la derecha mexicana, la nota periodística de la agencia Associated Press, que obvia mencionar en sus ataques contra Claudia Shienbaum y la 4T, se refiere al narco Genaro García Luna, es decir al narcogobierno de Felipe Calderón del PAN, no a los supuestos dichos del Mayo Zambada, tampoco a la foto que captó el saludo de AMLO a la madre del Chapo Guzmán, menos la calumnia que el abogado y el propio Genaro García Luna, sostuvieron en el juicio en el que fue condenado el segundo a 38 años de prisión por narco. Tampoco fue la calumnia difundida por la “periodista” Anabel Hernández, la DEA, Deustche Welle, InSightCrime, ProPublica, Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice (Texas).

Después del acuerdo logrado por la presidenta de México con Donald Trump, para pausar los aranceles y abrir unas mesas de trabajo sobre asuntos de seguridad y comercio, además de continuar las pláticas sobre migración, la derecha mexicana estalló en mayor frustración, porque en su narrativa sobre las tarifas Trump –como la prensa estadounidense les ha comenzado a llamar- todo es culpa de Morena y la 4T, además de reciclar la falsa acusación de nexos con el narco. Esta situación da cuenta claramente de la orfandad de ideas, proyecto, programa y accionar política de la derecha. En resumen, exhibe la orfandad mental, política e ideológica de quienes se asumen como opositores a Claudia Sheinbaum, la 4T, Morena y la mayoría de los mexicanos. De acuerdo con la más reciente encuesta de El Heraldo de México, en alianza con QM Estudios de Opinión, 86% de los mexicanos encuestados respalda a la presidenta mexicana ante Donald Trump.

En este contexto, la narrativa de la derecha mexicana resume el simplismo de su grito injerencista e intervencionista. Gritan “unidad”, pero en los hechos ahondan lo que la oposición llama “polarización”. Si México está polarizado, no es por las políticas de la 4T, tampoco del triunfo de Morena y la presidenta de México en las urnas, sino de una derecha que, ante su orfandad mental, desea fervientemente que el imperio derribe al gobierno mexicano, cuyo talente democrático y legitimidad son la base del cambio que actualmente vivimos. Ante estos hechos, la derecha solo grita. En los medios corporativos, las ocho columnas, los editoriales, la comentocracia; en la radio y la televisión los energúmenos que tienen un micrófono, y en redes sociales, solo vomita odio, desprecio, misoginia, discriminación y clasismo. No hay proyecto alternativo, solo se busca que la potencia del norte avasalle a su propio país, no para construir un gobierno democrático, sino para que sus privilegios y saqueo prevalezcan.

La orfandad mental de la derecha mexicana es insultante, porque nuestro país merece tener una oposición que construya y contribuya a la vida democrática. Al parecer, la derecha no entiende, o se niega a entender, o vive en una situación esquizofrénica, sobre la transformación en marcha, en la que la mayoría de los mexicanos está participando. 60% más o menos de los votantes el 2 de junio de 2024, expresaron su respaldo a Claudia Sheinbaum, la 4T y Morena. Al día de hoy, dependiendo de la encuesta que se revise, entre el 75% y 80% de los mexicanos aprueba, no solo el desempeño de la presidenta, sino también la manera en que ha estado desarrollando la relación bilateral con Estados Unidos, particularmente con el actual presidente Donald Trump. Asimismo, a pesar del financiamiento de ciertos sectores derechistas del empresariado mexicano, las organizaciones empresariales han respaldado públicamente a la presidenta. La reiterada narrativa golpista de la derecha es lamentable. Seguro tiene cierto respaldo de algunos extremistas republicanos, demócratas y Trumpistas, pero la agenda presidencial de Trump se mueve de manera independiente de los gritos y sombrerazos de la derecha mexicana, para su propia vergüenza.