30 de septiembre de 2024. Qué lejano, pero igual cercano en la
conciencia, se ve ese 1 de julio de 2018, cuando el INE confirmó el triunfo avasallador
de AMLO. Tampoco es tan lejano ese 1 de diciembre del mismo año, cuando tomó
posesión de la presidencia de México. Y este lunes, no solo fue su última
Conferencia Presidencial, la mañanera como realmente se le conoce, sino también
es el final de su sexenio. Seis años de un gobierno que cambió la manera en que
el representante del Poder Ejecutivo, el presidente, se comunicaba con millones
de mexicanos a través de un instrumento inédito como la mañanera. Asimismo,
demostró que la política es relación social e ideológica, activa, viva,
andante, no solo el parapeto de políticos y partidos políticos que marcaban
distancia con los ciudadanos, suponiendo que terminaba una elección y los
hombres del poder tenían todos los permisos del mundo para hacer y deshacer en
un país, como casi un siglo lo hizo el PRI, y 30 años, el PRIAN.
Según los medios corporativos, mexicanos y extranjeros, la mañanera era
el lugar de la polarización, como si México, y el capitalismo en general, antes
de 2018 hayan sido sistemas económicos y sociales sin divisiones, igualitarios.
9 millones de mexicanos, certificados por el Banco Mundial, organismo multilateral
que ha impuesto a muchos países políticas devastadoras, salieron de la pobreza.
En contrario, el ejemplo actual es Argentina, con Javier Milei, alumno avanzado
del neoliberalismo impuesto por el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional, el BID, que sigue hundiendo a su país. El CONEVAL también lo refrendó.
Previamente, 60 millones de mexicanos fueron registrados. La polarización no
fue producto de la narrativa presidencial, sino de un sistema injusto, desigual,
basado en la extracción de plusvalía y la depredación de los recursos
naturales, para sostener los niveles de la tasa de ganancia, los procesos de
acumulación de capital y la concentración de la riqueza en pocas manos.
La supuesta armonía que alegan los medios corporativos, políticos,
lectores de noticias, articulistas, tanto de derecha como de la llamada “izquierda
verdadera” y la “izquierda buenaondita”, acusando a AMLO de polarizar, o son
ignorantes o están desinformados. Pero no, nada de ignorancia y falta de
información. La derecha repele la mañanera porque el presidente la desnudó. La frase
“tengo otros datos”, fue fundamental. Con datos del INEGI, Banco Mundial Fondo
Monetario Internacional, OCDE, entre otras instancias nacionales e internacionales,
el gobierno mexicano exhibió a la derecha en sus mentiras, Fakenews, Lawfare. No
hubo debacle económica y varios organismos internacionales reconocieron los
avances impulsados por AMLO y la 4T. Por su parte, las izquierdas que se
enfrascaron en desacreditar, sin muchas razones unas, con críticas ácidas a los
faltantes –Ayotzinapa, inseguridad-, otras, construyeron sus castillos de
naipes con la finalidad de presionar por radicalismos injustificados o intentar
que su impostura “izquierdista” se convirtiera en la narrativa pública.
La última y nos vamos, no implica que AMLO desaparezca de la esfera política. Su legado es imborrable. La mañanera fue el gran instrumento de comunicación por medio del cual AMLO y la 4T interactuaron con el pueblo mexicano. Las preguntas de los reporteros de los medios corporativos, algunos intentando conseguir primeras planas con golpes mediáticos, como sicarios golpistas, exhibieron en muchas ocasiones la inmundicia que sostienen a sus medios. Reporteros que le apostaron a pervertir el ejercicio periodístico por unas monedas y por lealtades a sus directores, jefes de redacción, cuyo principal fin fue golpear y publicar falsedades. Este último día del gobierno de AMLO, la prensa sicaria tradicional ilustra, con sus escribanos y primeras planas, el odio y el desprecio de políticos, dueños de medios, la derecha, la oligarquía que perdió privilegios. Y las redes sociales la violencia y el odio total.