Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, fueron, durante 36 años, los
voceros de dos grupos cooptados y comprados por los gobiernos del PRIAN. En su
derredor, se acomodaron algunos escritores, analistas, académicos, entre otros,
cuyo principal objetivo era proveer a los gobiernos neoliberales de narrativas
que justificaran la corrupción y el saqueo, además de recibir prebendas y
dinero público por mostrar su abyección. Ambos personajes han hecho algunas
declaraciones que los exhiben. Por ejemplo, Héctor Aguilar Camín insulta a los
mexicanos cuando afirma que, aunque los mexicanos no entiendan su diagnóstico,
porque al parecer 36 millones de mexicanos son imbéciles, la derecha
intelectual está en lo correcto: México va camino a la dictadura. Por su parte,
Enrique Krauze escribió que, a partir del 1 de octubre, el país se convertirá
en una monarquía. Solo le faltó agregar que se coronará a la emperatriz Claudia
I.
La derecha intelectual mexicana actúa su derrota como la peor desgracia
a su trayectoria. Ya no reciben dinero público, tampoco hacen negocios con el
gobierno federal, aunque siguen saqueando algunos erarios estatales (Chihuahua,
Jalisco), no pueden “vender” sus ominosas publicaciones (revistas, libros,
panfletos) a cuenta de los recursos públicos, está impedida de patrimonializar
el presupuesto federal, no pueden imponer su agenda política e ideológica, más
allá de algunas pantallas de televisión, cuya audiencia ha caído
estrepitosamente, y su narrativa ya no justifica las políticas gubernamentales.
Pero no se trata de un divorcio –intelectuales-gobierno-Estado, sino de la
expulsión de la derecha intelectual del paraíso presupuestal, los privilegios,
los negocios y la agenda derechista, la que en algunas ocasiones rayaba en el
fascismo.
Si bien, Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, han sido durante algunas
décadas las cabezas de al menos dos grupos de intelectuales derechistas
visibles, en las universidades públicas, los Centros Públicos de Investigación
del CONAHCYT e instituciones educativas privadas, también se conformaron
algunos grupos locales e institucionales donde la derecha intelectual creó sus
grupos de académicos, tanto internos como alternos. En muchos casos, la
investigación realmente avanzó y fructificó en estudios de diversos temas antes
poco tomados en cuenta, mientras en otros los negocios prevalecieron. Es sabido
que el organismo garante de la investigación en ciencia, tecnología e
innovación, entregó ingentes recursos públicos a grandes empresas privadas
transnacionales y nacionales para realizar investigación que solo favoreció los
intereses de grandes grupos empresariales, además de promover cotos de poder
académicos y de investigadores que se embolsaban dinero público, formando
grupúsculos de derecha protegidos por torres de marfil.
A pesar de las aportaciones a la producción de conocimiento académico y
científico, la derecha intelectual durante los gobiernos neoliberales del
PRIAN, se ensimismó en su arrogancia al suponer que podía imponer su agenda y
conducir las políticas públicas. Pero esta arrogancia, se basaba en la
abyección sustentada en la perversa y saqueadora transferencia de recursos
públicos, vía directa a los negocios y las cuentas personales de los
intelectuales empresarios y del organismo rector de la ciencia, la tecnología e
innovación de México. En su arrogancia, la derecha intelectual promueve
actualmente una narrativa de odio, desinformación, fakenews y discurso con
apariencia intelectual y académica golpista. Que supongan que su “diagnóstico”
es “correcto”, mientras ningunean al pueblo mexicano e inventen que viene una
monarquía, no es producto del análisis de la realidad mexicana, sino de la
invención de realidades alternas, donde el odio de la derecha prevalece.
La “monarquía” es el corolario de una narrativa en la que la dictadura,
la venezualización, el castrochavismo, el comunismo, la muerte de la República,
han sido parte de una propaganda derechista de odio, desprecio y
esquizofrénica. La derecha cuando pierde, busca arrebatar.