Una de las sacudidas impulsadas por AMLO y la 4T, fue poner al
descubierto cómo la intelectualidad de la derecha mexicana convirtió la
información, el conocimiento, el pensamiento, la reflexión, en una mercancía.
Los intelectuales encumbrados por el neoliberalismo en México, Enrique Krauze y
Héctor Aguilar Camín, entre los más conocidos, cabeza de grupos que se
organizaron alrededor de algunas figuras, como Octavio Paz, y grupos
editoriales que publican las revistas Nexos y Vuelta-Letras Libres,
convirtieron la producción de conocimiento y la información en simples
mercancías, narrativas al costo y a favor de los gobiernos del PRIAN para
justificar la pobreza, la brutal contención salarial, la concentración de la
riqueza en pocas manos, el saqueo, la corrupción, los crímenes del gobierno y
el Estado mexicano, entre otros.
Cuando Enrique Krauze escribió su ensayo sobre la democracia sin
adjetivos, pretendió vender una idea liberal en la que la ideología y la
política eran neutras. Si El fin de la historia de Francis Fukuyama anunció la
omnisciencia capitalista, Krauze pretendió que en México la democracia se
quedara en las urnas, negando la ciudadanización, advirtiendo que solo los
partidos políticos y el sistema eran los legítimos manejadores de un proceso en
el que el voto se quedaba en las cuentas alegres de los organismos electorales.
La historia de la democracia mexicana, como el neoliberalismo la concebía, era
el principal bastión de la derecha y el mercado regularía todo. La estafa
intelectual de la derecha fincaba el fraude en la supuesta neutralidad, la
operación de instancias que resguardarían una democracia edulcorada, además de
proteger que los ciudadanos ejercieran alguna ciudadanía efectiva.
Por su parte, el grupo que creció alrededor de la revista Nexos, osciló
entre ciertos esfuerzos de pretensiones filosóficas liberales, que finalmente
se convirtieron en justificación neoliberal, y una narrativa que hizo de la
democracia sin adjetivos el principal objetivo del neoliberalismo en boga. Por
su parte, Vuelta-Letras Libres, es una revista que, sin cortapisas, celebra el
neoliberalismo. Octavio Paz y Enrique Krauze habla de liberalismo, pero en
realidad están justificando al naciente neoliberalismo en México. Y es una de
las tragedias del neoliberalismo. La derecha intelectual mexicana, no solo
falla en el pensamiento y el conocimiento, sino traiciona al mismo liberalismo.
Carlos Salinas compró a Octavio Paz, Nobel de literatura mexicano, con una
prodigiosa producción, pero que sucumbió a las lisonjas y el presupuesto
gubernamental.
Los intelectuales derechistas mexicanos, no solo fracasaron en justificar
el saqueo y la corrupción, primero del PRI, después del PAN, sino que nunca construyeron
un discurso alterno. Durante 30 años publicaron artículos y libros que tuvieron
al neoliberalismo como la única opción intelectual. Es decir, el pensamiento
único. Nunca debatieron, solo justificaron, a pesar de las evidencias que les
decían lo contrario. Incluso pensadores tan interesantes, fueron seducidos por
la derecha y fueron asiduos publicantes en Nexos y Vuelta-Letras Libres. La
llamada intelectualidad mexicana se centró en ideas que en realidad
justificaban las atrocidades del neoliberalismo. Como Rolando Cordera Campos,
quien publica en La Jornada –y en Nexos- unas diatribas en contra de AMLO, la
4T, Morena y Claudia Sheinbaum. Supone que es un “izquierdista” prístino.
Parece ser que la intelectualidad mexicana, la derecha intelectual, no
puede producir nada diferente a las mentiras, el odio y el saqueo. Es patético
escuchar, por ejemplo, a Héctor Aguilar Camín, insultando al expresidente AMLO
y afirmando que estamos en un país autoritario. Lo mismo con Enrique Krauze, aludiendo
cotidianamente al autoritarismo y que México se convertirá pronto en Venezuela.
Pero ni siquiera saben qué sucede en Venezuela. Solo parten de las acusaciones
de la derecha de ese país. Pero no hay ideas, solo golpeteo político. Venezuela
es un país que ha logrado resistir a la invasión y Washington. No hay nada
nuevo. La intelectualidad derechista mexicana no perdió nada. Es la basura del
país.G