La derecha mexicana revira ahora, en particular con el ascenso de la
nueva SCJN y, en general, del Poder Judicial, con la diatriba mediática de que
la 4T tiene ya “todo el poder”, pues el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo
y, finalmente, el Poder Judicial, están sus manos. Fue sintomática la portada
del periódico Reforma, escuchar la diatriba del delincuente Ricardo Anaya, del
PAN, cuestionar la legitimidad de la SCJN, aunque por él nadie votó y sí por
los nuevos integrantes del Poder Judicial, y ver y escuchar el soliloquio del
corrupto lector de noticias, Ciro Gómez Leyva, diciendo que no fue electo por
los mexicanos, “olvidando” que la anterior SCJN fue designada por los
presidentes de la República, nada ver con el voto libre.
No hay duda que el inicio de una SCJN y un Poder Judicial que podrían
darle la vuelta a años de corrupción, saqueos y privilegios, le duele a la
derecha, los medios corporativos golpistas y sus escribanos y locutores, además
de a los partidos políticos derechistas (PRIANMC). Pero habrá que recordarle a
la derecha que, en realidad, todo el poder lo tuvo esa derecha y lo perdió ante
el voto popular. Durante décadas, el PRI se había apropiado del Poder
Ejecutivo. Las elecciones a las que convocaba cada seis años, jamás tuvieron la
fortaleza del voto libre y popular. La historia electoral, con sus represiones
y fraudes electorales es bien conocida.
Durante el periodo neoliberal, el PRIAN, también por medio de fraudes
electorales, siguió adueñándose, del Poder Ejecutivo. Asimismo, el Congreso de
la Unión también era propiedad de la derecha. Las reformas electorales que
concedió el PRI, para que la oposición, tanto de derecha como de izquierda,
tuviera cierta representación en las cámaras de Diputados y Senadores, fueron
tan limitadas, que podía decidir lo que el presidente de la República dijera,
en tanto los cabilderos de los poderes fácticos también hacían su trabajo a
favor de las empresas extranjeras y nacionales, y las elites económicas. No se
debe olvidar cómo un cabildero de una empresa energética, apareció cómodamente
sentado a un lado de una legisladora del PRD en la Cámara de Diputados.
Lo que ahora grita la derecha sobre que Morena, la 4T, la presidenta de
México, se “adueñaron” de los tres poderes del Estado, se cae por su propio
peso. Los legisladores de Morena en el Congreso de la Unión, fueron votados por
la ciudadanía para ocupar sus curules y tener la mayoría calificada. Los
priistas y panistas obtuvieron sus mayorías a través del fraude electoral. Una
parte del Poder Judicial fue votada por los mexicanos. Según la derecha,
algunos acordeones fueron los que llevaron a los actuales ministros y ministras
de la SCJN. Vaya, 13 millones de mexicanos, aunque Ciro Gómez Leyva los insulte
con sus imbecilidades, votaron por un acordeón.
Efectivamente, muchos mexicanos no salieron a votar por el nuevo Poder
Judicial, pero hay que entender que la derecha llamó a no votar y la elección fue
objeto de una campaña feroz en contra. Cuando el lectorcillo de noticias, Ciro
Gómez Leyva, descalifica a 13 millones de mexicanos, es porque el nuevo Poder
Judicial es legítimo, porque extraña a los exministros, quienes se retiraron
con multimillonarias pensiones. El lectorcillo de noticias, miente. La realidad
se aleja de sus imbecilidades mediáticas. Quienes sigan suponiendo que el señor
Gómez Leyva tiene algo que decir, están intoxicados con esa realidad alterna de
la derecha mexicana.
Ahora bien, quizás los mexicanos se crean el bulo de la derecha que la
4T tiene todo el poder, pero tendrá que revisar, no solo el camino del nuevo
Poder Judicial, y en particular de la SCJN, sino también de las disposiciones
que emanen de la nueva SCJN. Que la prensa golpista –Reforma, El Financiero, etc.-
resalte una falsa nota sobre un “festejo” es realmente vergonzoso. Ojalá que la
reportera que cuestionó al ministro presidente de la SCJN, haya recibido una
jugosa recompensa del periódico Reforma,
por lo menos para comprarse una casa o un departamento en CDMX para resolver su
problema de vivienda. O está comprometida con la derecha con su humillación.